La muerte de Jader Adnan desató una nueva escalada de violencia entre Gaza e Israel. El preso en “detención administrativa” emprendió una huelga de hambre que le causó la muerte hace uno días. Se trata del sexto preso que muere en circunstancias similares, en la historia de Israel.
¿Pudo haber evitado el Estado de Israel la muerte de este hombre acusado de terrorismo? Para el vicepresidente del Colegio de Abogados de ese país, León Amiras, el gobierno israelí enfrentó un dilema muy difícil de resolver: ceder ante la presión de Adnan, y arriesgarse a que otros presos siguieran su ejemplo, o resignarse a verlo morir frente a los ojos de un mundo siempre inquisitivo.
“No es nuevo esto de que los grupos islámicos… 20, 30 prisioneros dicen ‘vamos a hacer una huelga de hambre’, para tratar de presionar al gobierno y conseguir mejores condiciones”, asegura el abogado, y agrega que “ya ha habido muchos, muchos casos (en) que (los prisioneros) fueron internados o que casi murieron, o que tuvieron que ponerles suero o que tuvieron que atenderlos”.
La política del gobierno de Israel ha sido siempre la misma: no negociar
Pero tampoco puede obligar a un huelguista a comer. “El juez militar que atendió en la causa (…) decidió que (el preso) es el dueño de su propio destino, de su propio cuerpo. Y dijo que no, no se puede obligarlo a comer por la fuerza”, dice Amiras y cita la jurisprudencia existente en Estados Unidos en ese sentido. “Hay presos que han muerto por el hecho de que quisieron ponerles una sonda y por la fuerza darles de comer”.
Según Amiras, sin embargo, el gobierno de Israel nunca imaginó “que iba a pasar lo que pasó. Ahora, sin ninguna duda que el servicio carcelario trata de evitar el suicidio de estas personas y son revisados permanentemente y se hace todo lo posible. No es la primera vez que en las cárceles militares una persona se suicida. Incluso judíos, soldados judíos que son presos a nivel militar”.
Pero prevenir un suicidio mecánico y evitar que alguien deje de comer son dos cosas diferentes. “En este caso, con toda la buena voluntad, tratar de evitar que una persona entre en huelga de hambre es muy difícil; ahora de que alguien empiece a organizar huelgas de hambre con otros, sí. El Estado, en este caso el Servicio Penitenciario Militar trata de evitarlo y tratar de, por ejemplo, detener a quien empieza con una cosa así para que no logre convencer a los otros presos o a los otros terroristas”.
Lo que no puede hacer el Estado, en opinión del experto, es ceder: “si ante el hecho de que una persona entra en una huelga de hambre y se hace lo que él pide, al otro día vas a tener decenas de prisioneros que están haciendo lo mismo. Y sería un desastre, una catástrofe para el Estado de Israel entrar en una situación así”.
Israel enfrenta un caso atravesado por diversos conflictos éticos, intereses políticos y presiones de todo tipo. “Entonces, conociendo la mentalidad israelí, y esa mentalidad israelí está bajo las direcciones de la Corte Suprema de Justicia, y si buscas las decisiones de la Corte, vas a ver que más de una vez la Corte dio órdenes a los tribunales militares, que deben actuar también de acorde a los derechos humanos. El famoso caso, lo que se llama del del soldado Azaria, que le disparó a un terrorista que estaba en el piso, que no quedó claro si estaba vivo o no vivo, se armó con eso un revuelo muy, muy grande”.
Prisiones “cinco estrellas”
Respecto a las condiciones en las que viven las personas que se encuentran detenidas en Israel, acusadas de terrorismo, Amiras piensa que, aunque la prisión siempre es dura, en Israel la situación es mucho menos terrible que, por ejemplo, en las cárceles de América Latina o de otros países de la región.
“Es una cosa increíble las condiciones en las que por lo menos vivían hasta hace un año atrás los terroristas islámicos que están detenidos en Israel. Ellos viven en una parte del penitenciario, no están en una celda todos encerrados, sino que (…) se hacen sus comidas típicas árabes, siriolibanesas, como veníamos hablando (…). Las cárceles israelíes decían que era la única manera de mantener eso en silencio. Si quieren mantener en silencio el área de esos presos, entonces les daban libertad total para cocinarse, plancharse…”
Estas condiciones han propiciado desde fugas de reos hasta violaciones a mujeres soldados que entran en aquella zona de los penales. “Y más de una vez, uno que otro diputado árabe que entró a visitar a un terrorista tuvo una causa penal porque le quiso llevar teléfonos celulares o sims o ese tipo de cosas. Es decir, no voy a decir que ellos viven como reyes. Pero considerando que se trata de terroristas islámicos que representan la muerte y la responsabilidad de la muerte de decenas de personas, es muy triste que tengan esas condiciones de que muchos dicen de ‘hotel de cinco estrellas’.”
En ese sentido, Amiras hace eco de las declaraciones del polémico Itamar Ben-Gvir, “que es muy negativo en el área de derechos humanos y demás y tiene muchas críticas —yo también soy muy crítico hacia él— pero en esa área él dijo: ‘Si yo ahora soy el ministro, se acabó. Se acabó la miel y se acabó… Y ellos van a vivir allí como presos terroristas islámicos y no en un hotel de cinco estrellas‘.”
En comparación con los presos de Guantánamo, o incluso de los presos acusados de terrorismo que Estados Unidos mantiene cautivos en su territorio, “vamos a decir que la cárcel israelí es un paraíso (…). Las cárceles israelíes son estrictas, pero no llegan al nivel de lo que es una cárcel en Ecuador o en Argentina o en países latinoamericanos, que es directamente, yo diría, mortal”.
Amiras se refiere a Israel como “el rey de los derechos humanos a nivel carcelario”, aunque recuerda que, por una decisión de la Corte Suprema, en casos excepcionales, está permitido torturar a un preso si se tiene certeza de que posee información que podría salvar muchas vidas de manera inminente.
“Todo esto que estamos hablando pasa el filtro de la Corte Suprema, y que no quede ninguna duda de que esto que ha pasado también va a llegar a las manos de la Corte Suprema, a pesar que la Corte Suprema ahora tiene mucho miedo de decidir. Y mira, estoy leyendo en este momento, por ejemplo, en el semanario N12, que dice que se trata del hecho desde los años 90 más problemático del Servicio Penitenciario, lo que pasó con esta persona. Eso significa que desde el año 90 hasta ahora lograron evitar la muerte de estas personas que hacen una huelga de hambre. Pero en este caso no lo lograron frenar, lamentablemente”.
Traslado denegado al hospital
Según trascendió en la prensa Israelí, Jader Adnan pidió ser trasladado a un hospital fuera del centro penitenciario de Israel donde se encontraba, bajo la peculiar figura de la detención administrativa. Sin embargo, su petición fue rechazada. Al respecto, Amiras encuentra motivos para justificar la actuación de las autoridades, no sin admitir que no le gustaría encontrarse en sus zapatos.
“Si tenés a un terrorista islámico de alta, alta, alta peligrosidad… Los propios servicios tienen sus enfermerías y con nivel de todo tipo y demás. No conozco cuáles eran las pruebas fehacientes (con las que fue inculpado Adnan).
“Pero es también un peligro sacar a un preso de ese nivel, o tenés que cerrar medio hospital porque va a estar metido ahí un terrorista. Yo estoy seguro que un médico va a decir ‘hay que tratarlo, hay que llevarlo al hospital y punto’. Pero es un tema de seguridad muy, muy complicado para el Estado de Israel”.
Además, “él se negó a cooperar con los médicos del Servicio Penitenciario y no quiso de ninguna manera que le den el tratamiento como cualquier otra persona. Es lo que dijo el médico doctor Goldstein, que fue el médico que atendió la causa”, refiere Amiras, aunque admite que “la doctora Lina Kasam Hassan, que es presidente de Médicos por los Derechos Humanos, dijo que ella visitó hace unos días a esta persona, a Adnan, y la situación médica estaba muy, muy, muy, muy difícil. Y ella aconsejó de que lo lleven a un hospital, pero no lo logró”.
Respecto a la detención administrativa, Amiras explica que “no es que hay una decisión, un veredicto de un juez que decidió que esta persona es un terrorista, sino es una decisión militar y de los servicios de seguridad del Mosad o del Shabak que lo detienen.
Y un juez de Israel hace lo que se llama una detención administrativa y dice ‘bueno, puede estar detenido uno o dos o tres años’. Ahora vos me preguntas y ¿por qué no hay una sentencia?
Detención administrativa
“Porque si el Estado de Israel, después de buscar a un terrorista como Bin Laden, lo logra detener y no tiene las pruebas suficientes a nivel legal para tenerlo detenido, porque lo ha hecho por medio de espías o por medio de algún otro tipo de servicios de inteligencia, entonces sí lo va a tener que liberar, porque no puede tener una sentencia como debe ser, entonces la Corte vino y dijo ‘existe lo que se llama la detención administrativa’.”
A pregunta expresa sobre si Israel gana o pierde al negarse a ceder a las exigencias de los prisioneros en huelga de hambre, la respuesta de Amiras es enfática:
“Israel siempre pierde. Israel nunca gana, lamentablemente. Hagamos lo que hagamos, siempre van a culpar a Israel que fue el malo de la película. Y ni que hablar en este caso, que miles de soldados tuvieron que entrar en la reserva militar y (hubo) ataques de misiles y (para) el pueblo de Sderot, tener que recibir misiles de todo tipo… y de un grupo como Hamás, que usa el dinero para asesinar a su propio pueblo y torturarlo y no para reconstruir la Franja de Gaza. Es un tema realmente que no tengo palabras como tocarlo…
“Pero bueno, sin ninguna duda que si hubiesen evitado la muerte, se hubiese evitado quizás esta acción militar. Pero si lo hubiesen liberado porque está enfermo, entonces mañana tenés 50 presos más que están en la misma situación. Entonces esos 50 presos llevan a cabo de nuevo otro tipo de acciones. Por ejemplo, hace como dos meses, recuerdas que (las fuerzas israelíes) entraron en la mezquita del templo y se armó un lío total. Yo pensé que fue un error entrar ahí. Tendrían que haberlos dejado que estén allí y punto. Pero como entraron, se armó una revuelta y de nuevo misiles (…).
“Por eso te digo, no envidio a nuestros líderes que tienen que decidir este tipo de cosas. Y yo sé que por lo menos en las cárceles donde están los terroristas islámicos, vamos a decir, no son tratados con un guante de seda, pero ojalá trataran así a muchos prisioneros en todo el mundo, no sólo en Israel. Es una realidad”.
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