La joven israelí abatida el martes en un puesto de control de Judea y Samaria (Cisjordania), luego de hacerse pasar por terrorista en un aparente caso de suicidio, fue acogida hace unos años por el entonces diputado Naftali Bennett y su familia, cuando estaba sin techo y tras una infancia difícil, informó The Times of Israel.
La historia de Livnat Green se publicó en los medios israelíes hace casi tres años, cuando publicó en las redes sociales que la habían echado de un albergue social de Be’er Sheva sin previo aviso, 18 meses después de terminar su servicio militar en la Guardia Fronteriza. En noviembre de 2020 se instaló en una tienda de campaña frente al Ministerio de Bienestar Social.
Al poco tiempo, Bennett la contactó y la invitó a quedarse en su casa varios días.
“Me despertó y me preparó un omelet. Para él era importante que no estuviera en la calle porque hacía frío y llovía. Al principio me daba vergüenza, pero después me hicieron sentir que no tenía nada de qué avergonzarme”, comentó Green entonces.
Bennett expresó sus condolencias por la muerte de Green e instó a una mayor conscientización sobre los problemas de salud mental.
“La acogimos calurosamente en nuestra casa, durmió en la habitación de nuestra hija Mijal y escuchamos su historia”, tuiteó Bennett, con una foto de Green junto a su familia.
“Qué chica tan inteligente. Qué historia tan difícil y conmovedora”, escribió Bennett. “Después de encontrar una vivienda para Livnat, le ayudamos a buscar trabajo en Be’er Sheva y tratamos de ayudarla de otras maneras, para que saliera adelante”.
“Su muerte es muy dolorosa. Su alma no debe haber encontrado la paz”, añadió. “Todos debemos estar conscientes de las dificultades de quienes tienen problemas de salud mental y ayudarles en la medida de lo posible”.
Del hogar de los Bennett, Green se trasladó a un departamento para soldados solitarios en Hadera durante un tiempo e intentó encontrar un lugar donde vivir en Be’er Sheva, según Ynet.
Nacida como Sapir Cohen decidió en algún momento cambiarse el nombre. En entrevistas anteriores dijo que estuvo hospitalizada por problemas de salud mental y había intentado suicidarse en varias ocasiones. Afirmó que sufría trastorno de estrés postraumático tras su servicio militar en la Guardia Fronteriza y le resultaba difícil mantener un empleo.
Una fuente anónima que había intentado ayudarla en su momento dijo a Ynet: “No hay continuidad para los jóvenes en riesgo. Más del 90% de ellos no se alistan en el ejército. Los pocos que lo hacen son soldados solitarios y lo que les ocurre tras su liberación es una catástrofe. Nadie los espera. Se les explota para ser aceptados”.
En una conversación de WhatsApp filtrada, y publicada el martes, la joven le preguntó a un amigo: “Si alguien quiere morir, un judío común, un israelí, vestido con ropa árabe, corre con una pistola de aire comprimido falsa hacia un puesto de control en los territorios, grita Allahu Akbar porque quiere que le disparen porque quiere morir, y luego solo le disparan en las piernas y sigue vivo, ¿los [meten] en prisión por eso? Y si es así, ¿por cuánto tiempo y por qué cargo?”
El amigo respondió: “¿Esta persona eres tú?”. A lo que la mujer dijo: “Tal vez, nunca lo sabremos, y agregó un emoji de encogimiento de hombros.
Una selfie aparentemente tomada por la mujer poco antes del incidente la mostraba vestida con un niqab y un vestido largo negro, mientras tenía en mano la pistola de aire comprimido.
El amigo notificó a la policía, que al parecer envió advertencias a varios puestos de control en Judea y Samaria, aunque aparentemente no a tiempo.
“Me envió una foto de ella con un hiyab y una foto de un arma y me preguntó qué pasaría si solo le dispararan en las piernas. No sabía si hablaba en serio, pero le dije que la denunciaría de todos modos”, dijo al Canal 12.
“Ella me dijo que estaba en el autobús y que iba al puesto de control para llevar a cabo un ataque y suicidarse”, dijo.
“Dije que no me arriesgaría y llamé a la policía, les envié la foto que me envió una hora y media antes del ataque. Tal vez su vida podría haberse salvado”, agregó.
La mujer llegó al cruce de Metzadot Yehuda, cerca del asentamiento de Beit Yatir en el sur de Judea y Samaria (Cisjordania), vestida y con un velo negro, sacó una pistola de aire comprimido y corrió hacia el puesto de control mientras gritaba “Allahu Akbar“, antes de que los guardias de seguridad le dispararan.
Las autoridades creyeron en un principio que se trataba de un intento de ataque terrorista, pero más tarde se dieron cuenta que la víctima era exsoldado.
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