La combinación única de jugadores judíos y árabes en el campo de futbol de Israel se refleja en su selección nacional, un equipo unido y orgulloso de su trabajo.
Hamza Shibli, del pueblo beduino Shibli-Umm al-Ghanam en el norte de Israel es una de las estrellas de la selección nacional en la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA, informó Ynet.
Su gol de cabeza llevó al empate contra Brasil y allanó el camino hacia la sensacional victoria contra uno de los mejores equipos del mundo.
“Desde el partido contra Brasil, mi teléfono no ha parado de sonar y apenas puedo trabajar”, comenta su padre, Youssef. “La gente del pueblo me llama y lo elogia. Recibo felicitaciones de todo el mundo. Todos en el pueblo quieren a Hamza. Es muy respetado”.
El camino hacia el reconocimiento de las habilidades de su hijo Hamza, que dentro de dos meses cumplirá 19 años, no ha sido fácil. Ha implicado una gran inversión, largas horas de viaje por carretera desde el pueblo, primero hasta la escuela de futbol del Maccabi Haifa F.C. en Nahalal, un moshav en el norte de Israel, y después en tren hasta los campos de entrenamiento en Haifa.
“Ahora la gente se fija en estos jugadores y le encanta lo que ve”, dice Youssef. “Pero no todos entienden que detrás de cada jugador hay unos padres que invirtieron mucho en él para darle los medios para triunfar. Desde hace años, acompaño a Hamza y a su hermano Jad (17), que juega en el equipo Juvenil A de Maccabi Haifa, a todos los entrenamientos y partidos”.
Hamza es el hijo mayor de Youssef, de 43 años, jardinero de profesión, y Kahaf, de 38, que trabaja medio tiempo en una empresa de cuidados, asistencia y tratamiento de ancianos.
Sus familiares cuentan que Hamza empezó a jugar futbol a los 8 años. Al principio, jugaba con su hermano en el patio trasero y, cuando su padre se dio cuenta de su potencial, decidió llevarlo a una clase de futbol en el pueblo de Kama, y el camino desde allí hasta la escuela de futbol profesional de Nahalal fue corto.
“Los entrenadores vieron que tenía un gran potencial y una técnica excelente”, comenta su padre. “Lo llevábamos en auto a todos los entrenamientos, íbamos y veníamos por las carreteras”.
“Empecé a llevarlo a Haifa“, cuenta su padre. “Al principio en coche, y más tarde en tren. Luego viajé con él de casa a Haifa varias veces en tren, y después empezó a viajar solo. Fue difícil, pero Hamza nunca se rindió. Siempre tiene la cabeza en alto, siempre mira hacia delante y se propone alcanzar sus metas. Y su hermano menor sigue el mismo camino”.
Cuando Hamza se incorporó al equipo juvenil de Maccabi Haifa, apenas jugaba, por lo que fue trasladado a Maccabi Nevé Yosef durante un año y jugó en la liga juvenil nacional.
“Ni siquiera allí se vino abajo, aunque al principio fue duro para él. Gracias a esa cesión, fue a más. Se hizo más fuerte mentalmente y volvió a Maccabi Haifa“, dice Youssef.
Recuerda perfectamente las palabras que le dijo su hijo tras regresar a Maccabi Haifa. “Me dijo: ‘Papá, ya verás, dentro de un año estaré en la selección israelí’.
“Como padre, le hice caso, pero no te crees que se pueda avanzar tanto en solo un año, y lo logró”.
Youssef y su hijo tienen un fuerte vínculo. “Lo acompaño a todos los partidos, pero no le doy consejos profesionales. En casa, repasamos lo que sucedió en el campo. Solo hablo con él de los errores que cometió, no de las cosas buenas que hizo”, subraya.
Además del futbol, para Hamza era importante graduarse en el instituto. “Se toma en serio todo lo que emprende”, dice su padre.
Ahora, la familia se reúne para ver los partidos del Mundial Sub-20 o “Mundialito”.
“Cuando hay un gol a nuestro favor, saltamos alto. Cuando Hamza marcó contra Brasil, todo el mundo saltó, pero yo no sabía qué hacer. Me quedé helado de pura alegría”, agrega Youssef.
Antes del partido contra Brasil, Youssef y Hamza hablaron por teléfono. “Le dije que, cuando saliera del banquillo, dominara el campo, corriera sin parar y luego marcara. Y eso es exactamente lo que ocurrió”, dice el padre orgulloso.
¿Y qué planea para el futuro?
“Primero, tiene que convertirse en titular de Maccabi Haifa. Aspira a llegar lo más lejos posible, a los mejores equipos de Europa”, dijo.
“Como padre de un joven jugador, me entristece que los entrenadores y los equipos presten menos atención a los jóvenes. Debemos empujar al joven jugador israelí, y darle una plataforma y tiempo de juego. Si nuestros jóvenes pueden competir contra selecciones nacionales de ese nivel, también podrán jugar en nuestra máxima categoría. A los 18 años, ya tienen edad para jugar en la máxima categoría. Denles una oportunidad, todos saldremos beneficiados”, pide Youssef.
Este próximo jueves 8 de junio Israel se enfrentará a Uruguay en la semifinal del Mundial Sub-20 en Argentina.
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