Enlace Judío – En la filosofía judía existe algo que se llama el olam haba (el mundo venidero) y si bien tuvo gran importancia en la Edad Media hoy sigue siendo un concepto que tiene gran relevancia en nuestros días. Y si bien, muchas personas hoy no creen en la vida después de la muerte la idea de “mundo venidero” (de dicha vida) sigue siendo un gran concepto; más allá de sus implicaciones siempre se ha usado como una forma de entender el carácter moral y ético de una decisión o de una persona. Cuando se habla de que alguien tuvo acceso o no al mundo venidero y se explica por qué en general se hace para hablar de que tan grande o baja fue esa acción, o cuál es la verdadera importancia de las cosas. En la siguiente clase rab Refson nos habla sobre la Haftará de Tzaria y para ello menciona dos historias que tocan el tema del mundo venidero y giran en torno a la hospitalidad y la generosidad.
La primera historia habla de Gehazi, el asistente del profeta Elisha. Era una persona muy resentida y avara y a espaldas del profeta engaña a las personas; les pide regalos y dinero a cambio de los servicios que les eran debidos. Ésto vicio por completo el proceso espiritual del acto y por eso es castigado con lepra para el resto de su vida. En una ocasión junto con su familia es el portador de un milagro: los arameos tenían sitiado al pueblo de Israel y estaban hundidos en la hambruna. Gehazi y su familia, que sufrían de hambre extrema decidieron entregarse al enemigo. Sin embargo, al acercarse D-os hizo un milagro y los arameos confundieron a Gehazi y su familia con un gran ejercito. Esto hizo que los arameos abandonaran el campamento y cuando Gehazi y su familia llegaron al mismo ya no había nadie, por lo cual pudieron disfrutar de la comida y los bienes que quedaban en las tiendas. Más adelante avisaron al pueblo de Israel de lo ocurrido, de esta forma acabaron la hambruna y salvaron a miles de personas. Aún así Gehazi está contado dentro de las cuatro personas cuyos actos fueron tan malvados que no merecieron el mundo venidero.
La segunda historia habla de un hombre que construyó un Mishkan (Tabernáculo) falso y que en su egoísmo hizo que miles de personas pecaran. Aún así él mereció el mundo venidero y no fue contado dentro de las cuatro personas que perdieron esa posibilidad. Los rabinos se preguntan ¿por qué? ¿qué fue lo que hubo en él que se salvó del destino de Gehazi? La respuesta que se da es que el hombre del Mishkan siempre dio de comer a quien lo necesitara en su casa. Era un hombre sumamente generoso.
El Marahal de Praga incluso explica que hay dos formas que tenemos para saber cómo debemos comportarnos. La primera es a través de la Torá y las mitzvot. La segunda es a través de imitar a D-os. El hombre del Mishkan falso imitó a D-os en su generosidad, pues era genuina y desinteresada, aunque sus otras acciones fueran detestables y haya cometido ese acto tan atroz.
La pregunta es ¿por qué Gehazi no tuvo este privilegio? ¿cuál es la diferencia entre la acción de Gehazi y la del otro hombre? La respuesta es que la generosidad de Gehazi no fue genuina. El y su familia primero se aprovecharon de lo que había en el campamento y luego llamaron al pueblo judío. Lo hicieron no en sí porque quisieran que estos se salvaran, sino porque temían que al enterarse de que estaban en el campamento y no habían avisado tomaran represalias contra ellos. No fue un acto de generosidad desinteresada sino una acción medida en base al miedo.
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