Los comentarios del excomisario de policía Roni Alsheij causaron revuelo este miércoles al insinuar que la policía esperaba que el primer ministro Benjamín Netanyahu dimitiera tras los cargos penales en su contra, informó The Times of Israel.
“Nadie podría haber adivinado que el primer ministro decidiría no dimitir, que lucharía desde dentro del sistema, que debilitaría a la policía”, dijo Alsheij en una entrevista con la Radio del Ejército.
Presionado para dar más detalles, Alsheij, jefe de la Policía de Israel durante la investigación sobre Netanyahu, negó que la policía hubiera actuado bajo el supuesto de que el mandatario dimitiría.
“Sabe qué, dirigiré [mis palabras] no al primer ministro, sino al partido que luchó y no entendió que tenía que decir, por el bien del país: ‘Queremos seguir en el poder y pondremos a otra persona como líder'”, señaló Alsheij.
Agregó que, en su opinión, es una cuestión de “moralidad básica” esperar que Netanyahu dimitiera tras ser acusado, como lo hizo el exprimer ministro Ehud Olmert, quien renunció incluso antes de que se presentaran cargos penales en su contra.
Subrayó que si bien la policía no habría actuado ni podría haber actuado de otro modo aún sabiendo que Netanyahu no dimitiría “tal vez el Poder Judicial lo habría considerado de otra manera, pero es una pregunta muy difícil de responder porque es algo que no ocurrió”.
El partido Likud criticó en un comunicado la “chocante admisión” de Alsheij, y dijo que “lo único que frustró su plan de golpe de Estado fue la firme postura del primer ministro Netanyahu y su insistencia en luchar para que la verdad salga a la luz”.
Afirmó que los comentarios son motivo para abrir una investigación sobre Alsheij y otros funcionarios.
La Fiscalía del Estado tachó de “infundadas” las afirmaciones de que los cargos contra Netanyahu se basan en “consideraciones ajenas” y añadió que Alsheij “no participó en las deliberaciones previas a la acusación”.
Por su parte, los ministros de extrema derecha del gobierno de Netanyahu defendieron al mandatario y acusaron a Alsheij de admitir intentar un “golpe de Estado” contra el primer ministro.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, dijo que Alsheij “admitió hoy con su propia voz que intentó provocar un golpe de Estado mediante investigaciones y acusaciones. Al jefe de la policía no le importa la democracia, no le importa la ley, lo único que quería era destituir a un primer ministro en funciones que fue electo democráticamente”.
“Este un día triste para el Estado de Israel“, dijo el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, y arremetió contra los funcionarios que “intentaron derrocar al gobierno y fracasaron, y ahora se unen e intentan ignorar la voluntad del votante israelí, y también fracasarán esta vez”.
Ambos afirmaron que los comentarios de Alsheij demuestran la necesidad de la reforma judicial prevista por el gobierno.
El ministro de Comunicaciones del Likud, Shlomo Karhi, envió una carta a la fiscal general, Gali Baharav-Miara en la que exigió abrir una investigación sobre el excomisario. Lo acusó de “marcar al primer ministro como objetivo, cercarlo con pruebas inventadas” y trabajar con su “socio”, el entonces fiscal general Avijai Mandelblit, para acusar a Netanyahu.
La líder de Avodá, Merav Mijaeli, defendió los comentarios de Alsheij, y dijo a la Radio del Ejército que “Netanyahu es quien debería haber actuado de otra manera… nunca imaginamos que arrastraría a todo un país a un abismo para proteger sus propios intereses”.
Mandelblit respondió a los comentarios de Alsheij diciendo que “sus palabras no reflejan el proceso de toma de decisiones; la cuestión del mandato de Netanyahu no surgió en las discusiones”.
El juicio de Netanyahu por cargos de fraude, abuso de confianza y soborno en tres casos de corrupción comenzó en mayo de 2020 y se espera que dure varios años más, a menos que se llegue a un acuerdo de culpabilidad.
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