La mayoría de los pacientes con cáncer de pulmón son fumadores o han dejado el hábito. También hay no fumadores que desarrollan cáncer de pulmón y pueden ser tratados de manera efectiva con nuevos medicamentos en el mercado, informó The Jerusalem Post.
En un estudio con modelo de ratón, científicos del Instituto Weizmann prueban un biomarcador que podría ayudar a los médicos a seleccionar pacientes con cáncer de pulmón para el tratamiento con un solo fármaco basado en anticuerpos.
Pero estos medicamentos tienden a perder eficacia a medida que pasa el tiempo porque las neoplasias malignas desarrollan mutaciones secundarias en un gen llamado EGFR (receptor del factor de crecimiento epidérmico) que los medicamentos generalmente no superan.
Una mutación en el gen para EGFR da como resultado una proteína en las células que las ayuda a crecer y luego causar cáncer. En una nueva investigación publicada en la revista Cell Reports Medicine, científicos del Instituto de Ciencias Weizmann en Rehovot encontraron una manera que podría conducir a un tratamiento sin recaídas para un subgrupo considerable de pacientes con cáncer de pulmón.
En el estudio del modelo de ratón, descubrieron un biomarcador que podría ayudar a los médicos a seleccionar pacientes con cáncer de pulmón para el tratamiento con un solo fármaco basado en anticuerpos que, se espera, provoque una remisión completa sin una recaída del cáncer.
“Hemos encontrado un biomarcador potencial que puede cambiar la forma en que se trata a los pacientes con cáncer de pulmón en todo el mundo”.
– Prof. Yosef Yarden
“De manera similar a cómo la presencia de mutaciones BRCA predice cómo responderán a los medicamentos los pacientes con cáncer de mama y de ovario, el nuevo biomarcador podría hacer posible unir a algunos pacientes con cáncer de pulmón con el medicamento específico que probablemente los ayude”, dijo el profesor Yosef Yarden del departamento de inmunología y biología regenerativa del Weizmann que dirigió el estudio.
Resultados del estudio
La investigación actual comenzó cuando la Dra. Ilaria Marrocco, entonces investigadora postdoctoral en el laboratorio de Yarden, revisó los resultados de los ensayos clínicos y se dio cuenta de que todos los pacientes con cáncer de pulmón positivo para EGFR estaban siendo tratados con el mismo protocolo de múltiples fármacos, independientemente de cuál de los 30 conocidos. En sus tumores individuales se localizaron mutaciones de EGFR.
Estos pacientes finalmente desarrollaron resistencia a los medicamentos que condujo a una recaída del cáncer. Marrocco se preguntó si, al clasificar los tumores de pulmón según mutaciones específicas de EGFR, sería posible crear un protocolo de medicamentos más personalizado y lograr mejores resultados.
“La observación de la Dra. Marrocco nos inspiró a buscar un biomarcador que pudiera predecir qué pacientes responderían bien a la terapia, de acuerdo con las mutaciones específicas que portan”, recordó Yarden.
Los científicos decidieron centrarse en una de las dos variantes genéticas más comunes asociadas con EGFR en el cáncer de pulmón: la mutación L858R, en la que un solo aminoácido, de varios cientos, se reemplaza por otro, en el punto 858 en EGFR. Esta mutación ocurre en alrededor del 40 % de los pacientes con cáncer de pulmón cuyos tumores se caracterizan por mutaciones en EGFR.
Los científicos eligieron estudiar L858R porque, a diferencia de otras mutaciones que afectan a EGFR, tiene un impacto único en la función de EGFR.
“A diferencia de todas las demás mutaciones, esta mutación requiere que los receptores se emparejen en la membrana de la célula cancerosa, después de lo cual se envían señales al núcleo que instruyen a la célula para que comience a replicarse”, explicó Yarden.
“Usando un modelo de ratón de cáncer de pulmón con la mutación L858R, descubrimos que si este emparejamiento no ocurre, es como un cortocircuito: la señal para iniciar la replicación celular no puede enviarse al núcleo y el tumor no crece”.
Luego, los investigadores bloquearon el emparejamiento tratando a los ratones con un fármaco de anticuerpos llamado cetuximab, conocido por su nombre comercial Erbitux, que se desarrolló sobre la base de la investigación de Yarden y el difunto profesor Michael Sela. Erbitux ya ha sido aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA) para el tratamiento del cáncer de colon y de cabeza y cuello.
“Después del tratamiento con Erbitux, los tumores de pulmón de los ratones se redujeron y no volvieron a aparecer, ni siquiera después de mucho tiempo”, señaló Yarden. “Estos resultados indican que para la gran cantidad de pacientes humanos con cáncer de pulmón que tienen la mutación L858R, un solo fármaco podría ofrecer un camino hacia la recuperación total, sin el fenómeno devastador de la recaída del cáncer”.
El nuevo estudio también explica por qué los intentos anteriores de tratar el cáncer de pulmón con mutación de EGFR con Erbitux habían fallado o, en el mejor de los casos, habían producido resultados contradictorios. “Desde que se aprobaron los nuevos inhibidores de EGFR como medicamentos contra el cáncer de pulmón hace casi 10 años, todos los pacientes ahora reciben estos medicamentos anti-EGFR, independientemente de la identidad y el número de sus mutaciones de EGFR”, dijo Yarden.
“Son muy eficaces durante un tiempo, pero permiten la aparición de mutaciones secundarias que aceleran la recidiva del cáncer. Cuando se administra Erbitux, generalmente es ineficaz porque solo puede funcionar contra ciertas mutaciones de EGFR. Nuestro estudio muestra la importancia de preseleccionar a los pacientes con cáncer de pulmón que pueden ser tratados de forma eficaz con Erbitux desde el principio en función de su perfil de mutación”.
El próximo reto será poner en marcha un ensayo clínico para estudiar la eficacia de este tratamiento en personas con cáncer de pulmón, que podría acelerarse por el hecho de que Erbitux ya ha sido aprobado para tratar otros tipos de cáncer. Mientras tanto, Yarden y Marrocco están entusiasmados con el potencial de su investigación para eventualmente tener un impacto en la práctica clínica.
“El biomarcador L858R podría ayudar a salvar vidas al ofrecer a los médicos una forma de proporcionar un tratamiento farmacológico personalizado para pacientes con cáncer de pulmón que portan la mutación relevante”, concluyó Marrocco, autora principal del artículo que ahora es investigadora en el departamento de ciencias de la vida y salud pública en la Università Cattolica del Sacro Cuore, en Roma.
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