El criptojudío que le dio el nombre a Brasil

En el año 1500 una expedición naval portuguesa partió rumbo a la India bajo el mando del almirante Pedro Alvarez Cabral. Sin embargo, por error, su expedición se desvió hacia el Oeste, llegando a unas costas desconocidas.

Una vez allí, llamaron a esas inexploradas costas “Tierra de Santa Cruz”. Inmediatamente tomaron posesión de esas tierras a nombre del rey Manuel de Portugal.

Resulta que, entre la tripulación, iba un joven judío converso portugués que había viajado junto con el famoso descubridor Vasco Da Gama.

Era un judío nacido en Polonia que, desde muy joven, había sido capturado por unos piratas quienes lo habían vendido como esclavo en la India. Allí conoció a Vasco da Gama, quien lo trajo con él a Portugal.

En Portugal, lo obligaron a bautizarse y a tomar el apellido de su comandante. El joven judío entonces tomo el nombre de Gaspar da Gama. Como en ese entonces Portugal deportaba a los sospechosos de judaizar y los mandaba a descubrir nuevas tierras, mandaron a Gaspar a la expedición junto a Pedro Alvarez Cabral.

El muchacho judio hablaba latín, árabe, italiano, castellano, portugués y hebreo, por lo que, el rey Manuel de Portugal lo envió como interprete en la flota del descubridor de Brasil, Alvarez Cabral.

Este judío secreto fue el que le dio el nombre a esas tierras, antes llamadas “Tierra de Santa Cruz”, al nuevo nombre de Brasil, porque cuando los exploradores portugueses llegaron a esas costas, se habían encontrado con unos abundante árboles que, por su tonalidad rojiza se asemejaban a unas vigas de acero, entonces el judio Gaspar da Gama llamo a esos arboles como “Palo-barcel” (Barcel es acero en hebreo).

De ese tronco rojizo se obtenía un producto de tintura que se acabó exportando a gran escala, lo que hizo crecer la economía de la zona. Y dada su importancia, el país fue llamado finalmente Brasil.

Entonces, muchos judíos secretos comenzaron a trasladarse hacia esas nuevas tierras, ya que en las nuevas colonias podían seguir profesando con su religión, con mucho más libertad que en Portugal. Estos cripto judíos fueron los que impulsaron el comercio en esas nuevas tierras.

Judíos en Brasil

El primer gobernador de Brasil fue Thome Sonza,  un judío converso que se dedicó a organizar la administración de la enorme colonia, llevándola a tener grandes éxitos.

Las primeras grandes plantaciones de cañas de azúcar pertenecían a los judíos, quienes tambien eran los dueños de las grandes plantaciones de algodón, arroz, y tabaco. Otro famoso cripto-judio fue Fernando de Noronha, quien era presidente de un consorcio de inversores de judíos secretos. Noronha fue quien descubrió una Isla cercana a Brasil que hasta en la actualidad es conocida como “Isla Fernando de Noronha”.

Las colonias de criptojudíos o marranos alcanzaron en Brasil tanto florecimiento que, en el año 1579, el gobierno de Portugal instalo allí la Inquisicion. La orden exigía que todos los sospechosos de judaizar sean enviados de regreso a Portugal para ser juzgados. Como consecuencia, comenzó una ola de persecuciones, detenciones y confiscaciones de bienes, aunque la inquisición de Brasil no se comparaba con la terrorífica Inquisición de México y de Perú.

En 1628 detuvieron a 134 sospechosos de ser judios, pero solo cinco de ellos fueron enviados a juicio. Portugal entonces reclamaba el monopolio de las enormes exportaciones brasileñas. Sin embargo, la mayoría de las cosechas azucareras no iban a Portugal sino hacia Holanda. Unos 50,000 sacos de azúcar llegaban anualmente a los Países Bajos. Fue este comercio clandestino, lo que a su vez potencio el desarrollo de la gran industria refinadora de azúcar de Ámsterdam.

En 1629, los holandeses emprendieron un impresionante proyecto militar, en el que entre ellos venían muchos judíos. En 1630 las tropas holandesas desembarcaron y conquistaron finalmente Recife, la capital de Pernambuco, en Brasil. Entretanto, la población judía de Brasil crecía constantemente, de a poco, los holandeses fueron conquistando casi todo el país.

Libertad -temporaria- para los judíos conversos

Bajo la soberanía holandesa, llegó la hora de la libertad para todos los judíos conversos

Esta era la primera vez que en el nuevo mundo se formaban comunidades judías, que ahora podían cumplir abiertamente la Torá y sus preceptos. A causa de las nuevas noticias que llegaban del Nuevo Mundo, el rabino Menashe ben Israel, animó a muchos judíos de su comunidad en Ámsterdam, a emigrar hacia Brasil. Todos estaban llenos de esperanza. Una gran corriente de todas partes de Europa se dirigió hacia Brasil y aumento el número de colonias judías.

No solo llegaban judíos de España y Portugal, sino que también venían de Holanda, Italia, Turquía, y el norte de África. En 1644, los judíos eran el 40 % de la población blanca europea del norte de Brasil. Allí construyeron molinos de azúcar y activaron la exportación e importación.

Todo el comercio minorista estaba prácticamente manejado por los judíos. Aunque ya existían algunas sinagogas dentro de las casas, en 1637 los judíos de Recife alquilaron un lugar para construir una sinagoga a la que llamaron Kahal Zur Israel, que aún hoy sigue en funcionamiento, así como un terreno para utilizar como cementerio.

Unos años mas tarde, en 1642, llego desde Holanda, el famoso rabino Isaac Aboab da Fonseca, quien era uno de los rabinos líderes de Ámsterdam, junto con el rabino y Jazán Moshe Rafael de Aguilar, quienes fueron los primeros rabinos del nuevo mundo. Sin embargo, el tiempo de libertad no permaneció por mucho tiempo. El final de la dominación holandesa y la consecuente expulsión de los judíos de Brasil por parte de los portugueses, hizo que los judios se esparcieran por las islas y allí fundaran otras comunidades, que luego alcanzarían una gran importancia en las islas del Caribe.

Justamente es allí como DI-s va preparando todo el camino del Pueblo Judío.

La próxima semana relataremos hacia donde se dirigieron los judíos expulsados de Brasil.

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