En el ultimo articulo relatamos como llegaron los judios en el año 1500 a unas costas desconocidas a la que llamaron “Tierra de Santa Cruz”.
Entre su tripulación iba Gaspar Da Gama, un joven judío, quien luego cambio el nombre a esas tierras por el actual Brasil. Entonces muchos “Anusim” (marranos) comenzaron a trasladarse a las nuevas colonias ya que allí podían cumplir con su fe con mucha más libertad que en Portugal. Ellos fueron los que impulsaron el comercio en las nuevas tierras del Brasil.
Incluso Thomas de Souza, el primer gobernador de Brasil fue un criptojudío.
Las grandes plantaciones de cañas de azúcar pertenecían a los judíos, así como las de algodón, arroz, y tabaco. Pero en 1654, después de algunas batallas contra los holandeses, el gobierno de Portugal ordeno a los judíos que abandonases inmediatamente el país.
Justamente así es como DI-s fue preparando el camino del pueblo judío, ya que la consecuente expulsión de los hebreos de Brasil, provocó que estos se esparcieran por el caribe, principalmente a las islas de posesiones inglesas, francesas y holandesas, formando de esa manera las colonias sefaradíes en las islas Curazao, Jamaica, Barbados, Martinica, Guadalupe, Santo Domingo (Haití), San Tomas, Nevis, Trinidad y Tobago, Santa Lucia, Antigua, St Kitts, etc.
El inesperado destino de 23 judíos atrapados por los piratas
Pero hubo un pequeño grupo de judíos que desembarcaron más hacia el norte, poniendo los fundamentos de una comunidad judía que, más adelante superó a todas las demás.
En febrero de 1654, la embarcación “Valck” zarpó de Recife con cien gentiles y 23 judíos con destino a la isla francesa de Martinica.
Pero un barco pirata español los intercepto en el camino. Inmediatamente la Inquisición española detuvo a los 23 judíos. Sin embargo, mediante la intervención del gobierno holandés, consiguieron la liberación y obtuvieron el permiso para partir.
El 7 de septiembre de 1654 llegaron a la isla de Manhattan, desembarcando en el puerto de Nueva Ámsterdam, que luego cambio su nombre al de Nueva York.
Entre los viajeros judíos desembarcaron: Abraham Israel, David Israel, Moshe Lumbroso, Jacob Barsimon, Asher Levy y Salomon Pietersen, que con sus familias formaron un “Minián” (10 hombres adultos) para poder rezar en Rosh Hashaná 5415, el 12 de septiembre de 1654, el cual fue el primer rezo con “Minian” que se hiciera en Manhattan.
Ellos fueron los fundadores de la primera y más antigua sinagoga de Estados Unidos, llamada “Sheerit Israel”, también conocida como “la sinagoga hispanoportuguesa”, así como del primer cementerio judío con el mismo nombre, fundado en 1656. Con la llegada de esos sefaradim en 1654, había llegado la hora del nacimiento de una de las comunidades judías más grandes del mundo, Nueva York, quienes ayudaron a poner los cimientos de la economía, gracias a las relaciones que tenían con los judíos sefaradíes establecidos en Europa.
Más adelante, Benjamín Mendes Seixas, un judío sefaradí, fue uno de los fundadores de la Bolsa de Nueva York. También, uno de sus hermanos, llamado Guershon Mendez Seixas, fue el Jazán oficial de la congregación hispanoportuguesa Sheerit Israel, y hasta fue invitado por el mismo presidente de los Estados Unidos, George Washington, para participar de su toma de posesión.
Los Estados Unidos, basados en la Torá
Muchos de los primeros que se asentaron en la “Nueva Inglaterra” de América, eran refugiados puritanos que escapaban de las persecuciones religiosas de Europa. Los primeros puritanos cruzaron el Atlántico en un velero llamado Mayflower, y se establecieron en Plymouth, Massachusetts en 1620. Ellos veían su migración de Inglaterra como una nueva interpretación del Éxodo judío de Egipto. Para ellos, Inglaterra era su Egipto, el rey era el Faraón, el Océano Atlántico era el Mar Rojo, Estados Unidos era la Tierra de Israel, Massachusetts la nueva Jerusalén- y los indios eran cananeítas.
Entonces se consideraban los “nuevos israelitas” que entraban a un nuevo pacto con DI-s, en una nueva Tierra Prometida. También nombraron a las montañas de los Estados Unidos como los montes en Israel: Gilaad, Monte Hermón, Monte Efraím, Monte Moria, Carmelo, y Monte Sión, y llamaron a sus ciudades con nombres de la Tierra de Israel: Jericó, Jordán, Canaán, Gosen, Hebrón, Beerseba.
Incluso muchos de sus nombres fueron tomados de personajes de la Torá, como “Abraham” Lincoln, “Benjamín” Franklin, etc. Incluso la primera legislación de los Estados Unidos de Norte America estuvo determinada en su totalidad por la Torá.
En la primera asamblea en 1639, John Davenport declaró a la Biblia como la base legal y moral de la colonia. Así figuraba escrito en la declaración:
“Las Escrituras proveen un reglamento perfecto para la dirección y el gobierno de todos los hombres, en todas las actividades que desarrollarán para DI-s y para los hombres, tanto en el gobierno de las familias como de la nación, y la palabra de DI-s será la única regla para respetar en la organización de los asuntos del gobierno en este asentamiento”.
En 1641, la asamblea de Massachusetts instauro un código de leyes llamadas “Capitall Laws of New England”, las cuales estaban basadas casi exclusivamente en la ley de Moisés. Posteriormente en 1655, los legisladores adoptaron un código legal con 79 estatutos, de los cuales la mitad contenían referencias de la Torá. Incluso de 1659 a 1681, los puritanos prohibieron la Navidad debido a su origen pagano.
Las universidades
También muchas universidades adoptaron alguna palabra o frase hebrea en su emblema. Por ejemplo, el sello de la universidad de Yale muestra un libro abierto con el texto hebreo “URIM VETUMIM”, que era una parte del pectoral del “Cohen Gadol” (Sumo Sacerdote) en los tiempos del Templo Sagrado. De la misma manera, el sello de la universidad de Columbia tiene el nombre de DI-s y de uno de los ángeles en hebreo.
Igualmente, la universidad de Dartmouth lleva en su emblema un triángulo con las palabras hebreas “KEL SHADAY”, que significan “Dios Todopoderoso”. Por otro lado, el idioma hebreo era tan popular, que muchos estudiantes de la universidad de Yale comenzaban sus discursos en hebreo.
Incluso en las universidades de Harvard, Yale, Columbia, Brown, Princeton, Johns Hopkins, y Pennsylvania, se daban cursos en hebreo.
El estudio de la Biblia y el hebreo eran cursos obligatorios en casi todas las universidades, y los estudiantes podían elegir comenzar sus discursos en hebreo, latín o griego. En la época de la Revolución, el interés en el conocimiento del hebreo era tal, que incluso algunos miembros del Congreso propusieron que el inglés esté formalmente prohibido y que fuese sustituido por el hebreo.
Mas adelante, en la Independencia, el propio Benjamín Franklin propuso que el sello de la nueva nación tuviera la imagen de Moisés partiendo las aguas del Mar Rojo. Mientras que Thomas Jefferson propuso que se reflejara a los Israelitas viajando por el desierto.
De esa manera, el primer diseño del sello oficial de Estados Unidos recomendado por Benjamín Franklin, John Adams y Thomas Jefferson en 1776, muestra a los judíos cruzando el Mar Rojo, y alrededor está escrito: “La resistencia a los tiranos es la obediencia a Dios”.
El lema “In God we trust”, que apareció por primera vez en 1864 en la moneda americana, fue tomado de Salmos 118 y luego convertido en el lema oficial de Estados Unidos en 1956. Increíblemente los fundadores de Estados Unidos profetizaron que, “mientras la nueva civilización siguiera los caminos de DI-s, esta seria bendecida con las mismas bendiciones que les fueron dadas a Israel”.
Lo que ellos predijeron se hizo realidad. Estados Unidos entonces se transformó en el país más bendecido del mundo, y en el siglo XX se convirtió en la nación más prospera, segura, respetada, y poderosa de la tierra. Sin embargo, sus fundadores no solo predijeron las futuras bendiciones, sino que también advirtieron lo contrario: “si alguna vez, Estados Unidos se alejara de DI-s los mismos juicios que cayeron sobre Israel, caerían tambien sobre ellos”.
Increíblemente la creación y fundación de los Estados Unidos de América, representó un evento único en la historia mundial, ya que sus raíces fueron basadas en nuestra Torá.
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