Yevgeny Prigozhin: El niño judío de San Petersburgo

Nació como hijo único el 1 de junio de 1961 en Leningrado (ahora San Petersburgo), la ciudad natal del presidente ruso Vladimir Putin. Tanto su padre, que murió cuando él tenía nueve años, como su padrastro, un instructor de esquí que desempeñó un papel importante en su vida, eran judíos, lo que le hacía elegible para la aliá según la Ley del Retorno, según The Jerusalem Post.

Su padrastro lo ayudó a romper con una carrera criminal y abrir su primer puesto de perros calientes, que convirtió en un imperio de restaurantes y catering que prestaba servicios al Kremlin, lo que le valió el título de “chef de Putin”. Putin quedó tan cautivado con su restaurante flotante en el río Neva que recibió allí a dignatarios extranjeros.

Prigozhin fundó el Grupo Wagner como una empresa militar privada antes de la primera invasión rusa de Ucrania en 2014. Se lo conocía como Wagner por el distintivo de llamada utilizado por uno de los primeros comandantes enamorado del compositor cuyas obras se habían apropiado para la propaganda de la Alemania nazi.

Aparte de Ucrania, Wagner también se ganó una reputación de brutalidad en África y Medio Oriente en su afán por promover la agenda del Kremlin.

Prigozhin también supuestamente operaba “granjas de trolls” o “fábricas de robots”, que utilizaban cuentas en las redes sociales para difundir opiniones a favor del Kremlin. Estados Unidos, la UE y el Reino Unido impusieron sanciones a Wagner y su líder.

Estados Unidos lo acusó de interferir en las elecciones presidenciales de 2016 y en las elecciones intermedias de 2018. El exdirector del FBI, Robert Mueller, que investigó las denuncias de colusión entre la campaña de Donald Trump y Rusia, concluyó que la Agencia de Investigación de Internet (IRA) de Prigozhin llevó a cabo una campaña en las redes sociales para apoyar a Trump y menospreciar a su rival electoral, Hillary Clinton.

El 23 de junio, ordenó a Wagner que lanzara una rebelión armada contra el liderazgo militar ruso. En lo que se denominó una “marcha por la justicia”, capturaron la ciudad rusa de Rostov del Don y avanzaron hacia Moscú en lo que parecía ser el comienzo de un golpe de estado contra Putin. El presidente ruso se enfureció, llamó traidor a Prigozhin y prometió castigar a los rebeldes de Wagner por traición.

De pronto, Prigozhin suspendió la rebelión y, después de negociaciones con el Kremlin mediadas por el líder bielorruso Alexander Lukashenko, acordó trasladarse a Bielorrusia a cambio de que se retiraran los cargos penales contra él y sus combatientes. Después de una reunión de tres horas en el Kremlin, Putin liberó a Prigozhin, y apenas dos días antes del accidente aéreo, Prigozhin – vestido de comando – publicó un nuevo vídeo de reclutamiento de Wagner en África. “Estamos trabajando”, declaró. “Hacer que Rusia sea aún más grande en todos los continentes y que África sea aún más libre”.

Prigozhin reveló en una entrevista en 2011 que una vez había escrito un libro para niños en el que el protagonista “ayudaba al rey a salvar su reino” y luego hacía “algo verdaderamente heroico”.

Fue un jefe militar cruel que hizo el trabajo sucio de Putin y luego buscó redimirse, antes de ceder. Su legado más notable, sin embargo, puede ser haber revelado la vulnerabilidad de Putin en un momento en que el líder ruso necesitaba más que nada proyectar fuerza en medio de la estancada ofensiva en Ucrania.

Yevgeny Prigozhin pasará a la historia como una poderosa figura rusa que casi cambió el curso de la historia.

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