Eyal Mordejai Ben-Hamu, un estudiante israelí de 15 años, se sometió a un examen ocular de rutina en su escuela antes de que terminaran las clases en junio. Unos días después, el examinador de la escuela llamó a sus padres para informarles que la visión de su ojo izquierdo no era normal y que estaba al borde de la ceguera, según publicación de The Jerusalem Post.
Su madre Riki quedó muy sorprendida al conocer la noticia. “Eyal nunca se quejó de problemas de visión y esto también era nuevo para él”.
Preocupados, los padres acudieron inmediatamente a la Dra. Shulamit Schwartz, directora de la unidad de tecnologías avanzadas para cirugía de retina en el departamento de oftalmología del Centro Médico Sourasky de Tel Aviv. Tras una serie de pruebas, a Eyal le diagnosticaron un agujero en el nervio óptico (maculopatía de la fosa óptica o maculopatía de la fosa del disco óptico, ODP) que provocaba que el líquido cefalorraquídeo pasara hacia la retina y debajo de ella.
La ODP se define por la concentración de líquido intrarretiniano y subretiniano en el área de la mácula, el área redonda en el centro de la retina en la parte posterior del globo ocular que es vital para la visión. A pesar de los avances en la obtención de imágenes del fondo de ojo, el origen del líquido sigue siendo desconocido y la patogénesis exacta de la maculopatía no se comprende completamente, pero se cree que surge del fracaso del cierre de la fisura fetal en la embriogénesis.
Schwartz explicó que “al acumularse más líquido dentro y debajo de la retina con el tiempo, la función visual disminuye, y en el 80% de los casos conduce a la ceguera. Se trata de una enfermedad congénita, no hereditaria, con una prevalencia de uno entre 10.000, y normalmente el daño se produce en un solo ojo”.
Cirugía de retina compleja
Para curar el problema de Eyal y prevenir el deterioro de su ojo, tuvo que someterse a una operación compleja y desafiante. “Opté por la cirugía de retina utilizando una técnica especial que se adaptó específicamente a los resultados de nuestro examen de su ojo”, dijo Schwartz.
“En la cirugía, se insertó un ‘tapón’ de una capa interna de la retina que se llevó al lugar para cerrar el orificio sin posibilidad de que pasara líquido adicional a la retina”.
La cirugía fue un gran éxito y esta semana Eyal regresó para un chequeo aquí en la clínica oftalmológica. Schwartz vio que todo el líquido dentro y debajo de la retina había sido absorbido y que Eyal podía ver perfectamente.
“En las escuelas se realizan pruebas de detección de la vista en los grados primero y octavo para identificar lo antes posible a los niños con trastornos de la visión para que puedan recibir un tratamiento oftalmológico eficaz para mejorar la visión”, enfatizó Schwartz. “Afortunadamente para Eyal, gracias al examen de visión que le hicieron en la escuela, pudimos salvar su visión de un daño irreversible”.
“Hice la prueba en la escuela como todos los demás y no pensé que hubiera ningún problema. Veía bien y me sentía bien. He pasado momentos de ansiedad desde entonces, pero afortunadamente todo quedó atrás y empezaré el noveno grado con una vista excelente y ya soñando con un servicio militar importante y de alto perfil”.
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