Rabino Yosef Bitton / Un par de consejos para evitar la distancia en el matrimonio

La entropía

Hace poco, B”H, acondicioné uno de los espacios de mi casa para usarlo como oficina. Ahora tengo más comodidad para estudiar, escribir, leer, hacer fotocopias, revisar mi correo, etc. Pero, inevitablemente, cada dos o tres días de uso, mi oficina se convierte en un caos: libros amontonados en el escritorio, papeles por todos lados, snacks que a veces traigo de la cocina, etc. Al menos una vez por semana, tengo que intervenir y dedicar tiempo a poner la casa en orden.

Lo que sucede con mi oficina tiene un nombre: entropía. Si queremos ser más académicos, mi oficina sufre de la segunda ley de la termodinámica que establece la inevitabilidad de que un sistema cerrado transite del orden al caos. Nada va del caos al orden por sí mismo, sin la intervención de un factor exterior.

Fisica y matrimonio

La segunda ley de la termodinámica también se aplica al matrimonio. En una relación de pareja, la entropía se manifiesta como el desorden emocional y la distancia que puede crecer entre dos personas si ambos no hacen algo para evitarla. En otras palabras: que una pareja se siente que se están distanciando, es normal, especialmente cuando ninguno de los dos hace nada activamente para prevenirlo. Si se deja que el matrimonio se maneje solo, por inercia, es practicante imposible evitar el caos y las fuerzas centrífugas que poco a poco van separando a los esposos.

1. Uno de los gestos más importantes que una esposa necesita de su marido es sentirse valorada. Que él le preste atención a lo que ella hace en la casa, por él o por los hijos y se lo haga saber. Una mujer que no se siente apreciada por su marido puede entrar en un ciclo de entropía emocional. La Parashá de esta semana, Ki Tabo, nos enseña que es fundamental expresar nuestra apreciación y agradecer “con palabras” –y no solo en el corazón– lo que Dios hace por nosotros. El campesino judío debe llevar las primicias de sus frutos al Bet-Hamiqdash y allí realizar toda una ceremonia de agradecimiento verbal, no silencioso. ¿Y por qué se debe realizar este ritual de agradecimiento? Dios en realidad ¡no lo necesita! Muchos Sabios explican que el agradecimiento verbal ayuda a valorar y así se crea un ciclo positivo: agradecer me lleva a valorar y valorar me lleva a agradecer. Si aplicamos esto hacia nuestra esposa, no habrá lugar para la entropía emocional.

2. Dedicar tiempo a la esposa es en realidad una Mitzvá (obligación religiosa) de la Torá, que se desprende del mandamiento de “Onatah”, lo que literalmente significa “sus tiempos” e indica que el esposo judío debe dedicar tiempo de intimidad con su esposa. La intimidad, y especialmente la emocional, es una necesidad imperiosa de cualquier esposa y un pre requisito para que se sienta “atraída” hacia su esposo. Para una mujer, “amor” significa compartir tiempo juntos. El marido debe dedicarle a su esposa un tiempo al día o por semana: pasear juntos, ir a comer juntos, o incluso no hacer nada específico, pero “juntos”. Esto es absolutamente es esencial para evitar la entropía.

3. Muchas esposas creen que, al criticar a sus maridos, les están haciendo un favor. Piensan que es una virtud señalar sus errores en lo él  hace, dice, y piensa. Se pueden decir a sí mismas: “Si yo no le muestro a mi marido lo que está haciendo mal, ¿quién lo hará por él?”. Sin embargo, las críticas constantes, incluso cuando provienen de un lugar bienintencionado (“quiero ayudar a mi marido”), no ayudan. En realidad solo sirven para aumentar el nivel de entropía y el distanciamiento en el matrimonio. La mejor (la única) estrategia que una esposa puede adoptar para ayudar a su marido es el refuerzo positivo de las acciones de su cónyuge: alabarlo y recompensarlo cuando hace algo bien. Este enfoque es similar al de un entrenador de mascotas, que nunca critica, grita ni castiga a los animales que entrena, sino que se enfoca en recompensar y reforzar los comportamientos adecuados. ¡Y este método funciona a la perfección también con maridos!

4. Es muy importante que el marido y la mujer entiendan que la felicidad no es un “estado del ánimo”, sino una elección. Esto también lo enseña repetidas veces la Torá cuando, por ejemplo, nos ordena “estar” felices en nuestras festividades o “hacer feliz” a los demás. Esta felicidad “activa”, puede comenzar por forzarme a esbozar una sonrisa o poner buena cara cuando estoy con mis seres queridos. Recordemos que un buen empleado, una secretaria, una azafata en un avión, o un maestro que quiere preservar su puesto, tienen que mostrar su mejor cara alrededor de los demás. E increíblemente, cuando uno se esfuerza por proyectar felicidad, se va sintiendo más contento. Si una esposa adopta una actitud positiva y proyecta felicidad, se convertirá en un verdadero imán emocional para su esposo, quien se sentirá mucho más atraído a pasar tiempo adicional con ella y buscar actividades para hacer juntos. Una esposa que emana felicidad es irresistible para cualquier marido.


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