“Netanyahu debe recordar que trabaja para todos”: Gil Segal, vicepresidente de la Organización Sionista Mundial

Tanto la situación política de Israel como los cambios provocados por la pandemia en las dinámicas sociales han supuesto desafíos particulares para las organizaciones sionistas.

Conversamos con dos miembros prominentes de la Organización Sionista Mundial para entender lo que esta institución está haciendo para enfrentar dichos retos. 

No son momentos fáciles para el sionismo. Las juventudes de la diáspora, tras la pandemia, enfrentan conflictos de identificación con el Estado de Israel, y mientras en antisemitismo empuja a unos hacia la “tierra prometida”, otros buscan en la universalidad las respuestas a las preguntas relativas al origen y la identidad.

Además, Israel vive una profunda crisis política y social. Las reformas al Poder Judicial propuestas por el primer ministro Netanyahu han motivado multitudinarias marchas y hasta la rebeldía de algunos reservistas, pero también han encendido las alertas fuera de Israel, y muchos temen que esta deje de ser una democracia cabal, la única de la región.

Al respecto, conversamos en exclusiva con dos personajes prominentes en la Organización Sionista Mundial: su vicepresidente, Gil Segal, y Sergio Edelstein, director de Noar Jalutz y Dor Hemshej, que visitaron México hace unos días.

“Hasta hace poco yo era el director general de la Knesset, no solo el director general del partido Yesh Atid”, afirma Segal, “y soy la cabeza de la sección del partido en la Organización Sionista Mundial”, agrega, antes de hablar sobre la polarización política y social que vive Israel actualmente.

“Hay un inmenso debate en Israel que influencia a la sociedad, a la economía y, especialmente, a la seguridad del país. En Israel, 20% de los ciudadanos son ultraortodoxos y otro 20% son árabes. Y 60% de la sociedad se encuentra en la izquierda del mapa, en la derecha del mapa y en el centro.

Yesh Atid está en el centro. Algunos en el centro-izquierda, otros en el centro-derecha, pero desde nuestra perspectiva y por lo que luchamos es por cómo se verá Israel en los próximos pocos años. Por un lado, tenemos una legislación que no proviene de un acuerdo amplio en Israel y, por el otro, hay una gran preocupación respecto a si Israel seguirá siendo un país democrático”.

El país, dice Segal, es la única democracia de Medio Oriente, y es importante que lo siga siendo, no solo para los israelíes sino para las comunidades judías del exterior. “Por eso el debate es tan intenso y emocional. Esta es la semana 34 o 35 de manifestaciones. Manifestaciones muy tranquilas pero que demandan acuerdos amplios sobre las nuevas legislaciones”.

“Nuestros enemigos creen que Israel se está volviendo más débil”

El debate ha alcanzado el corazón mismo del Estado: las Fuerzas de Defensa y los reservistas, a quienes Segal sigue perteneciendo y lo ha hecho por 42 años. ¿Es un motivo de preocupación?

“Nosotros nos referimos a las FDI como el ejército del pueblo”.

“Así que, si eres parte de la reserva, en el mismo tanque, en el mismo avión, estamos sentados juntos, no importa si vienes del espectro político de la derecha o de la izquierda. Tenemos que estar unidos.

“¿Qué está pasando a los ojos de nuestros enemigos? Nuestros enemigos, primero que nada los iraníes pero también Hamás, en Gaza y Hezbolá, asentado al norte de la frontera de Israel, ellos creen que Israel se está volviendo más débil. Claro, eso es muy peligroso”.

Segal también teme que el debate afecte a la economía israelí, basada en en las empresas tecnológicas que atraen potentes inversiones extranjeras. “Entonces, por su puesto que estamos muy preocupados por eso”. Aunque dice que hablar sobre política lo incomoda, piensa que Netanyahu, al haber sido democráticamente electo, debe entender que representa a todos los israelíes: derecha, izquierda, laicos, árabes, ortodoxos…

Segal recordó que en octubre, el Congreso retomará sus funciones y deberá debatir temas importantes, como la polémica equiparación del estudio de la Torá con el servicio militar, a lo cual se opone categóricamente, aunque admite que la población ortodoxa podría realizar servicios sociales que compensen su exclusión de las tareas militares.

“Creo que algunos de ellos quieren aprender la Torá de todo corazón, pero aun así deberían de ser iguales a los otros israelíes. Quienes integran las Fuerzas de Defensa arriesgan su vida, y (los ortodoxos) deberían de hacer algo para la gente de Israel”, además de estudiar la Torá.

“Piensa en la madres que envía a su hija, a su hijo al Ejército. Ellos arriesgarán sus vidas mientras los otros se quedan a estudiar la Torá. Eso no tiene ningún sentido”.

Respecto a las divisiones étnicas dentro de la sociedad israelí, Segal recuerda que siempre han existido, y que a los ojos de sus enemigos, todos los judíos forman parte de un pueblo contra el que hay que luchar. Al mismo tiempo, se muestra optimista respecto a las probabilidades de que gobierno y oposición se sienten a debatir en torno a los temas álgidos que hoy los dividen y lleguen a un acuerdo.

También celebró como un triunfo que el pasado gobierno de coalición, que unió a Lappid y a Gantz, halla contado por primera vez con la participación de los árabes. “Era un gobierno que se levantaba todas las mañanas para trabajar por la sociedad israelí”, dice, y deja a la audiencia que compare aquella situación con la actual por sí misma.

Israel y la Diáspora

Gil Segal, como vicepresidente de la Organización Sionista Mundial, tiene clara la importancia de las comunidades judías del exterior. También parece consciente de cómo los eventos que sacudieron al mundo en los últimos años han afectado a estas comunidades.

“Vemos cómo, tras la epidemia de covid 19, muchas comunidades judías al rededor del mundo siguen luchando para recuperarse. Por otro lado, ellas tienen relaciones muy cercanas con Israel y así seguirá siendo. Entonces, Israel tiene que volver a involucrar a las comunidades judías de todo el mundo, a la Diáspora“.

Para esta, Israel es la promesa de una casa, dice, y ambas partes tienen que sentarse a escuchar con detenimiento sus respectivas necesidades. “Es por es que creo que las relaciones con la Diáspora se tienen que fortalecer en los próximos años. Es muy importante para el pueblo judío en todo el mundo”.

Respecto a la comunidad judía de México, Segal celebró su calidez y su unidad, y se refirió a ella como un ejemplo para toda América Latina. Deseó que se mantenga conectada con Israel, que “apoye a Israel. Es lo que Israel necesita: el apoyo de la Diáspora y especialmente de México, que es un país muy importante dentro de las Naciones Unidas”.

Educación sionista no formal

En la entrevista, que tuvo lugar en el Centro Deportivo Israelita, también estuvo presente Sergio Edelstein, quien como cabeza de la división de la OSM orientada a las organizaciones juveniles, visitó México para fortalecer el trabajo de lo que llamó la “educación sionista no formal”. El representante habló sobre los problemas derivados de la pandemia para los jóvenes.

“Estudié educación y esa es mi profesión”, dijo Edelstein. “Me quedó bastante claro desde el principio, cuando empezamos ver Zoom y todo lo que había alrededor (….)  que iba a haber una o dos o tres generaciones de adolescentes que la salida de la crisis como personas iba a ser muy difícil”.

Agregó que “mi perspectiva es que hasta el 2025, 26, todos los movimientos juveniles, todas las entidades educativas van a tener que hacer un esfuerzo especial para poder cerrar eso, en especial, con respecto a lo que es la adolescencia.

“En mi modesta opinión, es la época que consolidamos nuestra identidad más allá de la familia. Y justo en esa época hicimos un corte; el departamento que yo tengo el honor de presidir, estamos enfocados justamente a eso, a poder ayudar a los jóvenes a volver a encaminar una consolidación de identidad judía, sionista, personal, humana, de la mejor manera posible”.

Sionismo pospandémico

Edelstein se dijo consciente de que, en los tiempos actuales, “un joven, hoy en día, es un joven no tan localista en su ciudad, en su comunidad, como el año pasado. El mundo está abierto. Los intereses de jóvenes en Nueva Zelandia o en España muchas veces son muy parecidos, no necesariamente con respecto al tema judío, al tema de Israel: con respecto a ecología, con respecto a en qué mundo voy a vivir, en el clima, y si voy a tener que estar poniéndome crema todo el tiempo porque hace más calor…”, ejemplificó.

“Hay muchas cosas que van más allá de lo que estábamos acostumbrados cuando yo iba a un movimiento juvenil o al colegio judío, y empezamos a hacer procesos de que los jóvenes se pueden encontrar en la mejor, en la más grande gama de intereses que puedan tener.

“También cuestiones de Israel, todo bien, pero también cosas que ellos puedan… Empezamos a hacer hace tres años el primer Congreso Mundial de Educación no Formal y Liderazgo Joven en las comunidades judías de la diáspora en Jerusalén.

En el primero hubo 600, en el segundo 800; el último, hace cuatro meses, mil jóvenes de 20 años de todas las latitudes del mundo se encontraron para charlar. No son esos congresos que vienen profesionales y dan disertaciones, no: lo que queríamos eran mesas redondas, encuentros interpersonales”.

Presumió que “la cantidad de grupos de WhatsApp que nos mandan es increíble. Y otra vez, de todo el mundo; el mínimo común denominador es el que queremos empoderar. Para que de ahí, desde el mínimo común denominador, como jóvenes judíos sionistas en cualquier parte del mundo, sea algo que los una, sea algo que les dé la motivación para dentro de 20 años, 15 años tomar responsabilidades comunitarias”.

El nuevo sionismo

En cuanto a si el sionismo sigue atrayendo la imaginación y el deseo de los jóvenes hoy en día, Edelstein matizó: “Yo creo que el sionismo, en una perspectiva de Israel como un país que da oportunidades; si lo enfocamos así, es más atractivo.

“Para mí el sionismo, históricamente, no era el hecho solo de vivir y venir a Israel o tener amor por Israel. Mi decisión de irme a vivir a Israel fue porque (…) yo era un judío en Uruguay. Y yo creo que el sionismo, la visión que trajo, más allá de la creación del Estado (…), Israel me da la oportunidad, a mí como judío, de vivir una vida judía como norma, no normal.

“Cualquier judío en el mundo vive una vida judía normal. Pero la norma en Israel, que no la tenía en Uruguay, la norma mía en Israel era, es,  ‘el Shabat es el día de descanso (…)’. ¿Cuál es el calendario que yo me guío hoy en día? No es el calendario gregoriano, es el calendario hebreo. Rosh Hashaná es el comienzo del año ,es el día familiar (…),  y eso tiene una riqueza más allá de que si soy religioso o no”.

Edelstein recalcó que, en los últimos años de trabajo, ha descubierto, “primero, que los jóvenes quieren ser parte de algo más grande que su comunidad. Lo segundo, y que a mí me enorgullece, que el joven quiere actuar (…), entiende que él es el futuro, o sea, en un momento las comunidades van a estar en sus manos”.

“O sea, podemos ser un simple espectador en el teatro o podemos subir al escenario y ser parte de los actores que hacen la obra, ya sea en la comunidad, ya sea en Israel, ya sea donde sea en el mundo”.

 

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