Rabino Marcelo Rittner/ Va a estar bien

Hace varios meses, llamé a una socia de nuestra comunidad para felicitarla por su cumpleaños. Es una señora del grupo, te ves muy bien, y durante la plática, le pregunté “hasta 120, ¿cuántos años cumples?”. Y me respondió: Rabino Marcelo: “cumplo 1 año, ¡¡¡todos los demás ya los cumplí antes!!!” ¡Me encantó su respuesta, porque proyecta optimismo y esperanza! Como lo hace Rosh Hashaná.

Mi querida familia Betel, mi corazón se alegra de vernos reunidos para recibir un nuevo año. Es la temporada 5784, de una serie repleta de historias de vida, emociones, recuerdos, de promesas olvidadas y retos logrados, de nuevos personajes y de dolorosas ausencias.

Hemos escuchado el Shofar, símbolo del llamado al despertar de nuestra alma. Sus conmovedores sonidos nos tocan el alma y transmiten un sentimiento de alerta, de gemidos y de esperanza. Y compartimos la meta de ser inscritos en el Libro de la Vida por un año más. Creo que el gran pedido de muchos es de perdón por no haber sido nosotros mismos. Pero estos son justamente los días para reconocernos y reencontrarnos.

Rosh Hashaná nos invita a examinar nuestros valores y Yom Kipur, nos inspira a lograr ser nuestra mejor versión. Es la época de reflexión: sobre los propósitos más profundos de nuestras vidas, sobre nuestro destino como judíos, sobre las causas que nos importan. Y es también un momento de plegaria en comunidad.

De unir nuestras voces para agradecer a Dios por todas nuestras bendiciones. Somos llamados a actuar con bondad y compasión, a ser sensibles con quienes necesitan de ayuda y naturalmente tratar de hacer de nuestro mundo un lugar mejor. Como familia grande, los abrazos, la convivencia, las pequeñas charlas y, sobre todo, el sentimiento de comunión de destinos es la marca más hermosa de este encuentro.

Les agradezco y retribuyo todas sus expresiones de amistad. Reciban mi cariño y mi bendición de que puedan ser inscritos y sellados en el Sefer HaJaim, para un nuevo año, “Malé Aahavá, Briut, Parnasá, Jaim ve Shalom”.

David Broza es bien conocido por sus grandes éxitos en Israel. Entre ellos “Mitajat la Shamaim”, y otra “יהיה טוב”, algo así como “va a estar bien”. “יהיה טוב” es una canción en la que el cantante mira por la ventana y ve un país con problemas. Sin embargo, admite que a veces – no siempre – pero a veces, confiesa, אני נשבר. A veces, se siente quebrado, desgarrado por dentro.

Quiero que sepan que, durante este último año, me he identificado varias veces con la canción y con ese estado de ánimo. Sin embargo, naturalmente, el mundo ha seguido moviéndose; aunque lo que era mundano y ocupaba la mayoría de los días hace dos años, sigue siendo mundano y ocupa la mayoría de los días hoy. Como Broza, también yo he mirado por mi ventana, y también revelo לפעמים אני נשבר.

Sé que muchos de ustedes también se han sentido igual. Pero como ustedes, trato de salir, de esforzarme para ver más allá del horizonte inmediato, y dar lugar a la esperanza. Y creo que todos deberíamos ver la esperanza como un imperativo judío. Especialmente en estos días.

Claro que hay que notar la diferencia entre esperanza y optimismo. El rabino Sacks, Z”l, enseñaba que el optimismo “es la creencia de que las cosas van a mejorar; mientras la esperanza, es la creencia de que si trabajamos lo suficiente, juntos podemos mejorar las cosas…”.No se necesita audacia, solo cierta ingenuidad para ser optimista. Pero se necesita mucho valor para tener esperanza.

Ningún judío que conozca nuestra historia y nuestro propio pasado, puede ser totalmente optimista. Pero ningún judío que sea un verdadero judío puede jamás perder la esperanza”

Hoy, necesito hablarles sobre Israel. La actual crisis me hace sentir Nishbar. Y abro mi corazón a ustedes, los conozco como soñadores y comprometidos con Medinat Israel. Somos parte del movimiento religioso, Masorti, que ideológicamente se apoya en tres pilares. Dios, Torá e Israel. Para nosotros, Israel es una parte inseparable del destino de nuestro pueblo. Y hoy, un día dedicado a nuestros sueños, como judíos, como comunidad judía, pueblo judío les digo, no con optimismo, pero sí con preocupación y esperanza: יהיה טוב.

No estoy aquí para polemizar. Y ustedes conocen la situación. Celebramos Rosh Hashaná, en un momento sombrío para Israel. Son días aciagos para el mundo judío.

El peligro de una “dictadura mesiánica”, como la explicó Yuval Noah Harari, tiene enfrentada la sociedad israelí. Y eso no es bueno. Los amigos en Israel dicen que la tensión es palpable. El momento está lleno de eternidad. Estoy preocupado, pero no abandono mi esperanza. Y les pido que tampoco ustedes la abandonen. Yo estoy seguro de que Israel podrá resolver esta crisis tal como ha logrado, durante 75 años, sorprendernos con su asombrosa resiliencia. Hoy el desafío se presenta de otra forma. Pero es el mismo pueblo con el mismo espíritu. Mucho ha costado mantener un estado democrático, y a pesar de los desafíos internos y externos, Ihie Tov.

En estos días, recordé lo que mi bobe solía decir: “lo que nos hacemos a nosotros mismos, ni nuestros peores enemigos nos lo harían”. ¡Cuan cierto! Conocemos las causas de la destrucción del Templo en Jerusalén. No fue por las tramas de nuestros adversarios, sino por promover nuestra propia narrativa que fuimos al destierro. Regresar a casa fue el sueño de muchas generaciones. No fue sencillo. Pero jamás se perdió la esperanza.

Debemos promover a que las partes encuentren un compromiso. Debemos como comunidad manifestar nuestro mensaje de preocupación y al mismo tiempo de Tikva, de renovar un diálogo honesto. Porque Israel es el hogar de todos los judíos.

Alguna vez leí que, por muchos siglos, ha sido una tradición en el judaísmo dejar un rincón de la casa sin pintar, para recordarnos que donde vivimos, se trata de una vivienda temporal y el hogar nos espera en Eretz Israel, nuestra tierra.

Shmuel Iosef Agnón expresó esta idea con su habitual ingenio. Sobre esto, Elie Wiesel escribió: Agnon dijo unas palabras maravillosas en Estocolmo cuando recibió el Premio Nobel: “Majestad, como todo judío, nací en Jerusalén, pero vinieron los romanos y transportaron mi cuna a Buczacz“. Agnon recuerda la destrucción del Templo hace años como la dispersión de todos los judíos de su lugar de nacimiento, el lugar al que él regresa en vida para convertirse en un narrador de historias para su pueblo y el mundo. A lo largo de viajes sin precedentes, siempre fue Israel el lugar al que esperaban regresar.

Durante generaciones, desde todos los rincones del mundo rezamos por la tierra que nunca habíamos visto. Y prometían como nosotros, Leshana Haba Birushalaim. Muchos nunca la verían. Pero jamás dejaron de creer que sus hijos o nietos podrían algún día caminar por sus calles y cosechar sus cultivos.

“Recemos por la paz de Jerusalén; Que haya paz en sus hogares. Que Dios fortalezca las manos de quienes defienden nuestra tierra santa. Concede paz a la tierra y alegría a sus habitantes”. Mi sueño, y tu sueño es el sueño de toda alma judía en todas las generaciones.

Hemos sido testigos de muchos milagros: hemos recuperado nuestra tierra, nuestra soberanía. Hemos reunido al pueblo judío desde los cuatro rincones de la tierra. Hemos hecho que el desierto florezca y sea reconocido como una “nación emergente”. Un orgullo que emociona.

Demostremos ahora que somos también capaces de alcanzar shalom en nuestra mediná. Si, Lefamim Ani Nishbar, pero lo que es preocupante y triste, también debe ser inspirador ver el sacrificio y amor por la Mediná.

El mundo que nos rodea es disfuncional y caótico. Dependemos de nuestras familias y nuestras tradiciones para encontrar refugio y valor. Vivamos vidas judías llenas de pasión. Que Dios, Torá. Israel, sean una parte viva en nuestro ser. Que en nuestros corazones este presente la Tikva, y la idea de un Israel pluralista, de respeto y oportunidades.

Se cuenta que unas horas antes de la apertura del Primer Congreso Sionista en Basilea, en 1897, Theodor Herzl pidió a David Wolffsohn, que creara un estandarte para colocar en la sala. Wolffsohn no tenía idea de dónde encontrar tal cosa. Buscó y recorrió las tiendas de la ciudad, pero no encontró nada apropiado. Exhausto y frustrado, entró en una pequeña sinagoga para descansar un momento. Allí vio su emblema.

Tomó un gran talit azul y blanco, quitó las franjas, y con una pluma, y dibujó un Maguen David en el centro. Así nació la bandera de Israel. Y yo les digo hoy: un país cuya bandera es un Talit, cuyo himno es una oración de esperanza, y cuya visión nacional es el antiguo sueño de los profetas, encontrará su camino a la paz.

Mientras, afirmemos, Ihie Tov. “ez vet zain gut”, vamos a estar bien. Mi sueño es tu sueño, y nuestro sueño debe ser el sueño de toda alma judía. Y si lo quieren, no será un sueño, pero si no, será un cuento de hadas. Podemos hacerlo mejor. Israel y la Golá son una e inseparable.

Querida familia Bet El: No quiero que digan Amén a mi mensaje. Quiero invitarlos a que, si están de acuerdo, se pongan ahora de pie y REZEMOS juntos Hatikva, reafirmando nuestro compromiso de eternidad con nuestras generaciones que nos antecedieron y con las generaciones que nacerán. Ihie tov.


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Marcelo Rittner:  Es rabino, egresado del Seminario Rabínico Latinoamericano, y licenciado en sociología de la Universidad de Belgrano. Recibió el doctorado honoris causa en teología, otorgado opr el Jewish Theological Seminary, en reconocimiento a sus 25 años de tarea pastoral continua. Desde 1985 es responsable de la Comunidad Bet El de México. Cofundador y presidente de la Cofraternidad Judeo-Cristiana de México, institución dedicada al diálogo entre los cristianos y judíos. Es presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana, brazo de la Rabbinical Assembly, que congrega a los rabinos del Movimiento Conservador del mundo. Es autor de Tiempo para vivir, Antes de que se me olvide, Enséñame tu luz y Lazos de vida.