Después de los acontecimientos traumáticos del pasado 7 de octubre en Israel, dentro de la onda de terror que esto dejó en el mundo, mucha gente se sigue preguntando, según Morris Strauch, ¿Qué sucedió, con que palabras se puede describir, que pasó con la humanidad?
Lo que nuestros ojos vieron ese día se llama atrocidad – o cualquiera de sus sinónimos- producto de la brutalidad y el odio de un pueblo contra otro. Son actos que nos remontan a los pogroms en el Imperio Ruso del Siglo XIX, donde violaban, mataban, robaban y quemaban pueblos enteros; o a episodios del Holocausto hace tres cuartos de siglo, especialmente aquellos en los cuales estrellaban los cráneos de los bebes contra los árboles para ahorrar municiones.
Ese día de octubre algunos nos encontrábamos festejando a nuestros seres queridos por su cumpleaños. Otros también festejaron o festejaban ese día el suyo, como el caso de Vladimir Putin o, en el pasado, Heinrich Himmler.
“Estas atrocidades nos recuerdan que no somos más que mamíferos bípedos”.
Estas atrocidades nos recuerdan que no somos más que mamíferos bípedos, animales con pelo que caminamos erguidos en dos piernas, con pulgares oponibles en ambas manos y capacidad cerebral muy superior a la del resto de los primates. Esa capacidad nos faculta para comunicarnos en una multiplicidad de lenguas y nos da un potencial creativo y destructivo extremo.
Quiere decir que somos la única especie que tiene tecnología para viajar fuera de la Tierra y para destruirla. En términos taxonómicos pertenecemos a la clase Mammalia y al orden Primates junto con los chimpancés, gorilas, orangutanes y otros. Por tipo de alimentación somos omnívoros, que al igual que los carnívoros tenemos capacidad depredatoria o de caza, para alimentarnos de otros animales. De hecho, el Homo sapiens es por excelencia el depredador número uno del reino animal, lo vimos este 7 de octubre. Cuando un organismo come a otro de su misma especie se llama canibalismo, y este se ha visto en varias especies incluidas las arañas, sapos, tiburones y el hombre.
La guerra es una especie de cacería entre seres humanos donde se manifiesta la capacidad depredadora. No es canibalismo, sino una lucha por recursos, territorio o por el control de una población sobre otra. El 7 de octubre vimos un ataque aterrador de Hamas y la Yihad Islámica sobre la población israelí de la periferia con Gaza con tintes depredadores, por un lado, pero con una alta dosis de odio, adoctrinamiento, fanatismo religioso, formación de vida en una zona de guerra, entrenamiento, posible psicoestimulación con metanfetaminas, planeación y coordinación internacional.
“El Homo sapiens es por excelencia el depredador número uno del reino animal, lo vimos este 7 de octubre”.
Un ataque para traumatizar, infundir terror, ejercer control por medio de secuestro de rehenes y garantizar la prolongación de un conflicto maratónico. Fue el reinicio de una nueva batalla en vísperas de la firma del tratado entre Israel y Arabia Saudita, y en el momento que el Kremlin está estancado en Ucrania, y el gobierno de Teherán trata de mantener su poder en Medio Oriente y de ensamblar sus armas nucleares.
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