Marchan en Mazaryk por los secuestrados de Hamás

La procesión va caminando lo largo de Masaryk. Las palabras faltan pero no la consigna: “Libérenlos”. Shani Levy, israelí, quien organizó la marcha, tiene una sonrisa triste. Marchar en el sol del domingo en la mañana, con pancartas que piden la liberación de secuestrados, le parece poca cosa ante una masacre del tamaño de la del 7 de octubre. Sin embargo, seguirá haciendo esta marcha hasta que no haya un solo secuestrado más. Cada domingo. Y a las puertas de la Cruz Roja. Y a las puertas de UNICEF. Y cuando sea necesario.

Un rabino acompaña la marcha. Cuando hay impotencia, los rezos son importantes. Este es el mensaje del Rabino Chicurel: “Israel es nuestra familia. No están solos y estamos con ellos. Es muy importante estar aquí sta mañana. Porque, gracias a Israel, tenemos la oportunidad de caminar con la cabeza erguida.

“No estamos tranquilos, no hemos dormido en paz una sola noche desde el 7 de octubre. Pero pronto vamos a ver milagros, vamos a tener buenas noticias y podremos caminar aquí, con la gente que fue liberada y con sus familiares. El mes de Kislev es el mes de los milagros”.

Una mujer acompaña la marcha en silla de ruedas. Es Adina Katz. Ha querido estar aquí, con los marchistas, con estos judíos mexicanos, que expresan su dolor, cada domingo, porque Israel vale cualquier esfuerzo

Raquel Katz tropieza en la banqueta, cae y se levanta. Apoyar a Israel, para ella, es una tradición familiar . No ha faltado a una sola de las marchas. Gente se le acerca a pedir información. Ella les explica, con paciencia. Labor sagrada.

Y así son decenas. Con bebés en los brazos. Con lágrimas en la voz. Y acabo gritando a todo pulmón, a la avenida, a los paseantes del domingo, al mundo: “¡Libérenlos!¡Libérenlos ya!”.

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