La falta de un plan por parte de las Fuerzas de Defensa de Israel para lidiar con un ataque masivo de Hamás contra el país contribuyó a su lenta e ineficiente respuesta el 7 de octubre, según una investigación publicada este sábado por el periódico The New York Times.
El informe de investigación se basó en entrevistas con soldados, oficiales y funcionarios actuales y anteriores, algunos de los cuales hablaron de forma anónima.
“No había ningún plan de defensa para un ataque sorpresa”, dijo al periódico Amir Avivi, ex subjefe de la División de Gaza, mientras que el exasesor de seguridad nacional Yaakov Amidror añadió: “El ejército no se prepara para cosas que cree que son imposibles”.
La investigación describe a un ejército que durante demasiado tiempo ese día no logró comprender la escala del ataque, enviando equipos que no estaban bien equipados para hacer frente a un asalto masivo.
Mientras los militares lidiaban con la insondable situación que se desarrollaba en el sur de Israel, el primer despliegue de tropas se produjo a las 7:43 am —más de una hora después de iniciada la invasión de Hamás— cuando se emitieron órdenes para que todas las fuerzas de emergencia se desplazaran hacia el sur.
El informe también destacó el ataque de Hamás contra la base de la División de Gaza de las FDI en Re’im como clave para el asesino logro del grupo terrorista.
Con hombres armados atacando la base, los soldados y comandantes asediados se encontraron tratando de defenderla en lugar de liderar el esfuerzo de combate más amplio.
El mayor general (reservista) Yom Tov Samia, exjefe del Comando Sur del ejército, denunció la concentración insostenible del comando de la división, así como los centros de comando de ambas brigadas de Gaza en la misma base, lo que significa que un solo asalto efectivo por parte de los terroristas de Hamás paralizó toda la estructura de mando responsable de coordinar todas las actividades militares en la región.
“En el mismo campamento, los tenías a los tres, en el mismo lugar… Qué error. Qué error”, dijo.
El informe señaló que la inteligencia militar estaba al tanto del objetivo de Hamás desde hacía mucho tiempo de eliminar esta base central, pero las FDI no creían que el grupo terrorista fuera capaz de montar tal esfuerzo.
A falta de directivas u órdenes claras, muchas unidades, así como soldados reservistas, recurrieron al uso de noticias de televisión y aplicaciones como WhatsApp y Telegram para obtener información sobre objetivos y lugares que necesitaban ayuda.
La horrible situación en el sur provocó una rara orden del jefe del Shin Bet, la agencia de seguridad interna de Israel, a las 9 am en la que decía a “todos los empleados entrenados en combate y portadores de armas que se dirigieran al sur”.
El informe señaló que, sumándose a la falta de preparación a lo largo de la frontera de Gaza, dos compañías de comando de más de 100 soldados habían sido trasladadas a Judea y Samaria el 5 de octubre, durante la festividad judía de Sucot.
“En la práctica, no hubo la preparación defensiva adecuada, ni práctica, ni equipamiento ni fortalecimiento de fuerzas para una operación de este tipo”, dijo el mayor general Samia.
Otros entrevistados dijeron que los únicos protocolos vigentes para la movilización en caso de una incursión tenían como objetivo el despliegue dentro de las 24 horas, bajo el supuesto de que las tropas serían advertidas a través de la inteligencia militar.
“El procedimiento establece que tenemos el batallón listo para el combate en 24 horas. Hay una lista de verificación para autorizar la distribución de todo. Practicamos esto durante muchos años”, dijo el mayor (reservas) Davidi Ben Zion.
Muchos soldados se apresuraron hacia el sur por su propia voluntad, entre ellos el general de brigada Barak Hiram, jefe de la 99.ª División de Infantería, quien dijo a los medios israelíes que recibió mensajes de soldados, que incluían: “Vengan a salvarnos”, “Envíen al ejército, rápido, nos están matando” y “Lo siento, vamos hacia usted, nos quedamos sin armas”.
Muchos soldados abandonaron sus hogares con armas relativamente ligeras, sin estar preparados para la batalla encarnizada que les esperaba en el sur.
Incluso en la unidad de comando de élite Maglan, a apenas 25 minutos de Gaza, se le dijo al NYT que no había “misiones concretas”, y que a las tropas simplemente se les decía que “simplemente tomaran un arma” y “salvaran a la gente”.
La festividad judía de Sucot también contribuyó a la degradación de la preparación. Si bien había tres batallones de infantería y un batallón de tanques posicionados a lo largo de la frontera de Gaza, según el informe, un alto oficial militar estimó que quizás la mitad de los 1.500 soldados estaban fuera.
Para aquellas fuerzas que se dirigían al sur, otros retrasos significativos fueron causados por la capacidad de Hamás de tomar rápidamente el control de las carreteras de la región y preparar emboscadas en las vialidades que conducen al sur, atacando a las tropas a medida que llegaban y provocando que las fuerzas detuvieran su avance hacia las comunidades necesitadas.
Se espera ampliamente que Israel lance una investigación masiva sobre las fallas operativas, políticas y de inteligencia que permitieron que ocurrieran las atrocidades del 7 de octubre cuando concluya la guerra en Gaza.
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