Miles de israelíes protestaron el sábado por la noche en Tel Aviv, Haifa y cerca de la residencia privada del primer ministro Benjamín Netanyahu en Cesarea. Los manifestantes pidieron elecciones anticipadas y la disolución de la Knéset, informó Haaretz.
Gali Bessudo, quien fue evacuada de su casa en la ciudad de Sderot, junto a la frontera con Gaza, dijo en la Plaza Habima de Tel Aviv: “Amo la ciudad, pero tengo algo que decirle al gobierno que nos llama a regresar a casa. Nos dicen que ya estamos acostumbrados a los cohetes, pero cuando comienza una ronda de disparos todo se detiene. No hay escuela, no hay gente en las calles y la estación de tren está cerrada. Por años, nuestras vidas han sido baratas”.
“Nos enseñaron que criar niños bajo fuego es normal. El gobierno no solo entregó maletas de dinero a Hamás, sino que también nos vendió a nosotros, los residentes de las comunidades fronterizas de Gaza. Renunció a nosotros y su mentira nos estalló en la cara el 7 de octubre”.
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Adar Ayalon, hermana de Shira Ayalon, asesinada en el festival de música Nova el 7 de octubre, dijo: “Shira pensaba que nuestro país era seguro, que a pesar de toda la polarización, estábamos seguros. Shira no hizo nada malo, solo quería bailar, pero fue abandonada a una muerte horrible. Su cuerpo estuvo en un hoyo en el campo durante cinco días”.
“Creo que todos tenemos una función en el mundo, y la de Shira era difundir la luz y unir a quienes la rodean”, dijo su hermana. “Lo mismo se aplica a su muerte y a la muerte de 1,400 personas inocentes. Ellas nos ordenaron mantenernos unidos. Mi labor es asegurar que eso suceda, les prometí que esto no sucedió en vano. La muerte de nuestros seres queridos no fue en vano. Estamos aquí porque debe ser mejor… El cambio comienza con nosotros y con un liderazgo adecuado. Sin ello no podemos comenzar el proceso de curación”.
Yaron Partok, padre de seis quien fue evacuado con su familia de la ciudad de Kiryat Shmoná en el norte dijo en Haifa: “Vengo de una floreciente región de la Galilea, a solo un tiro de piedra del Monte Hermón. Todo se detuvo en un instante por una guerra que nos fue impuesta a todos”.
“En un momento nos convertimos en refugiados desplazados, viviendo de maletas en desesperación e impotencia. Sin respuestas y sin un horizonte durante tres meses”.
Agregó que él y sus amigos de Kiryat Shmoná exigen saber cuándo podrán regresar a casa. “Durante años vivimos bajo la amenaza de las Katyushas, pero ya no aceptaremos la realidad del ‘goteo’ de cohetes. Los niños de Kiryat Shmoná extrañan sus hogares, pero merecen, ante todo, vivir con seguridad”.
“¿Por qué nadie en el gobierno nos da respuestas a nosotros, los ciudadanos? Bibi, tú prometiste seguridad, pero tú la rompiste, ya no podrás arreglarla. No hemos escuchado que asumas ninguna responsabilidad. ¿De dónde viene la audacia?”.
El autor israelí Zeruya Shalev dijo: “Hace un año, salimos a las calles y plazas para protestar contra la reforma que nos acaban de arrojar a la cara. Durante muchos meses advertimos y preguntamos, gritamos y oramos, suplicamos y no fuimos escuchados”.
“¿Dónde estaba la famosa indecisión de Netanyahu cuando nos obligó a esta peligrosa apuesta, cuando nos abandonó a sus terribles consecuencias? Nosotros, los ciudadanos de este país, fuimos los derrochadores que le permitimos permanecer en el poder. E incluso ahora, después de llevarnos a este terrible desastre, no está dispuesto a irse. Ni por el Estado ni por el abandono”.
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