El sistema de salud mental en Israel va a requerir de soporte de salud mental. La psicología está atrapada y sangrando.
El 7 de octubre el grupo terrorista hamás (minúsculas obligadas) invadió Israel. Inició una guerra que fue proyectada para que se perpetuara en el corazón de muchas generaciones y para asegurar que el dolor se transmitiera en el tiempo. Esta fue una guerra fraguada contra el espíritu, contra el alma. El objetivo era marcar en los Cuerpos de mujeres los recuerdos de humillación, en los ojos de las madres y padres de desaparecidos congelar el llanto inacabado, en los oidos de testigos fue que escucharan el eco de las risas enfermas de odio improntado de los victimarios.
He visitado profesionalmente el drenaje humano. He trabajado con sobrevivientes de la guerrilla de Atoyac, con hijos y nietos de nazis en Austria, con nietos/as de sobrevivientes del Holocausto en México y otros países, con menores infractores, con participantes de la guerrilla en Nicaragua, también con palestinos. Conozco de raíz las implicaciones de la violencia a largo plazo. He trabajado con Psicología Transgeneracional con víctimas de violencia social, política, violencia familiar y sexual. He constatado las consecuencias multigeneracionales de las violencias a largo plazo.
Los terroristas y los civiles de Gaza que se infiltraron en Israel con su monstruosidad y actos inhumanos e inmorales, iniciaron con esto una guerra. Tomaron como rehenes bebés e infantes, también jóvenes y adultos mayores.
Pusieron en jaque los conocimientos existentes en la psicología sobre situaciones de secuestros, violencia sexual, tortura, duelos, rehenes, decapitaciones… nadie había presenciado una masacre asi desde el Holocausto.
El sistema social de apoyo y contención entre la población civil de Israel, está rebasado; la guerra continúa, cientos de familias están desplazadas del norte y del sur, niños y niñas en estado de ansiedad por las permanentes bombas y por los sonidos de las sirenas, el sistema escolar funciona parcialmente. La presencia inequívoca de los síntomas del TEPT-Estrés postrumático y estrés agudo no se han hecho esperar, habitan entre las y los ciudadanos, a veces identificados, a veces solo se expresan sus efectos. Las adicciones y las depresiones pueden aumentar.
Los servicios psicológicos en Israel pueden colapsar. Van a requerir mucho apoyo. El número de terapeutas para dar soporte a las consecuencias de la invasión terrorista y la guerra, es limitado. A su vez son madres y padres que quizá tienen un hijo como soldado en el frente, o a alguien de la familia perdió algún miembro, o están acompañando el entierro de un hijo o hija de alguien más que es cercano, o perdieron sus hogares y su fuente de sustento. Están acompañando en los duelos (Shive) a sus seres queridos, sufren cerca de las familias de las y los rehenes, tienen también que que contener los miedos de sus hijas e hijos menores, la incertidumbre de que se abran otros frentes de guerra y de la incertidumbre del depués…
Todo el país esta de luto
Hay contribuciones profesionales que se han organizado para dar soporte para terapeutas en Israel o en la diáspora, entre otros está Nefesh Achat. Asistí una sola vez a un encuentro de apoyo en una red, y el mismo día me retiré cuando escuché el infierno por el que están pasando mis colegas psicólogas/os, y dejé el espacio libre. Eran tan crudos sus relatos que sentían temor de asustarnos con su realidad.
Sus vivencias eran inimaginables. Culpas irracionales porque sus hijos no habían sido llamados al ejército. Otras decían que llegaba devastadas al hogar después de oir las historias de horror de las y los sobrevivientes de la masacre, y debían atender a sus criaturas no solo en sus quehaceres cotidianos sino en sus emociones desbordadas y desgarradas. Otras habían perdido su soportre espiritual por no coincidir con la forma en la que su comunidad religiosa se expresaba sobre la guerra. También sucedía que estaban con preocupación por la vida de su hijo que no ven hace semanas porque está en el frente y simultaneamente atienden a familias que están en su misma situación. Y todo esto lleva casi 100 días en las que el dolor acumulado crece y parece imperecedero.
Las redes familiares, militares, sociales, las de apoyo psicológico de Israel, todas están entrecruzadas y se encuentran en alta tensión. La ayuda va a tener que ser por períodos prolongados. El trauma actual sostenido en el tiempo, es la punta del iceberg del trauma transgeneracional. Un impacto de violencia de esta envergadura, transforma la sociedad que deberá re-conocerse, re-construirse y re-constituirse.
La forma premeditada y pensada de iniciar esta guerra fue con el fin de dejar cicatrices profundas: tomaron rehenes infantiles, usaron el cuerpo de las mujeres para provocar un dolor interminable con violaciones sádicas, quemaron familias vivas que abrieron las memorias del Holocausto, separaron familias haciendo que presenciaran el asesinato con crueldad. Un sistema de matanza inombrable. El odio del prejuicio llevado hasta el punto de haber borrado de los terroristas todo rastro de humanidad. Barbarie en el 2023.
La doctora Efrat Varón-Harlev (periódico Ha’aretz 6/01/24), quien se encargó de las y los rehenes menores de edad, comentó que no había conocimiento clínico ni protocolos sobre la forma de recibimiento y tratamiento de menores de edad en cautiverio como rehenes. Con sensibilidad, inteligencia, experiencia y amor, desarrolló los protocolos para albergar en su hospital, especializado en pediatría, a las niñas y a los niños que fueron entregados después de semanas de estar en cautiverio, torturados y vejados.
Crearon en el camino, con su nueva y lastimosa experiencia, la forma de tratarles, a las y los menores y a sus familias. El equipo estaba consternado.
Confesaron que nadie había escuchado historias tan aterradoras: a menores de edad, los terroristas de hamás les hicieron presenciar la tortura de otros rehenes, les drogaron, les violaron -inclusive a una niña de 12 años- o les hicieron presenciar las violaciones; los tenían con hambre, los separaron de sus familias aún en el cautiverio, los tenían bajo tierra en los túneles, los amanazaban con matarles si lloraban, con pistolas si hablaban, les humillaban y los controlaban explotando sus miedos de abandono, les hacían presenciar imágenes de violencia y además ya venían rotos/as por haber presenciado el homocidio, la tortura y violación de sus seres queridos antes de ser secuestrados.
La psicología hasta hoy, no tenía un referente de cómo atender esos casos. Era inombrable. Significa que el nivel de la malignidad con la que fue planeada y ejecutada la invasión de los terroristas de hamás, utilizando los cuerpos de jóvenes, mujeres, familias, niñas y niños, como botín de guerra (como lo nombraría Rita Segato) no tiene precedentes, sino que escribe un nuevo capítulo al diccionario de la crueldad, que es la biblia de los grupos terroristas.
Ahora sabemos que el objetivo era asesinar almas y de asegurar cicatrices para las generaciones por venir.
A través de la Psicología Transgeneracional se sabe que esas heridas pueden trascender en el tiempo, que dejan memorias profundas que pueden pasar de una generación a otra.
Lo que no contemplaron son las graves implicaciones para las familias de los victimarios con las nuevas memorias que integraron. Me explico. Los terroristas se comunicaron con sus familias que aplaudían sus crímenes encarnizados y canibalescos. Ellos mismos grabaron sus atrocidades y las compartieron en las redes, vestidos de una inmoralidad infrahumana. Desde el 7 de octubre, tienen sangre inocente en las manos y el alma coja. En la memoria inconsciente de las familias palestinas hay hoy asesinos, torturadores y violadores, sin empatía por el sufrimiento de otros.
¿Cómo se comporta en su propia familia quien carece de sentimientos y de la medida de la dignidad? Habrá de escuchar las declaraciones del hijo de hamás en YouTube para dar respuesta a esta pregunta. Hay terroristas a los que mataron y las madres se sintieron felices porque cumplieron una función: vivir y morir para matar judíos. Su odio ya había sido heredado y parieron hijos para sacrificarlos. Ninguna sociedad es homogénea y confío que en este caos haya quienes puedan diferenciarse de hamás.¿Cómo van a cerrar duelos quienes amaban a los victimarios que perdieron sus vidas o quedarán presos, y que no estaban de acuerdo con lo que sucedía?
Las secuelas multigeneracionales por tener perpetradores en el sistema familiar no respetan ninguna ideología. Lamento mucho el sufrimiento de tantas familias desplazadas y civiles inocentes que han padecido las consecuencias de la guerra que hamás les provocó. Confiamos en que niñas y niños palestinos puedan fortalecerse y que deseen vivir en un mundo mejor al que su gobierno terrorista les condenó.
Lo que sí sabemos con certeza, porque lo comprobaron nuestros ancestros después del Holocausto, es que el pueblo judío tiene en las venas un espacio impenetrable, se llama recuperación, resiliencia, solidaridad, espíritu de lucha y respeto por la vida. Pondremos todas las herramientas al servicio de la recuperación de la pacificación del alma de Israel y su pueblo.
Por lo que afirmamos en voz alta y CON MAYÚSCULAS:
AM ISRAEL JAI
*La Dra. Raquel Schlosser es Rectora del Instituto de Estudios Transgeneracionales
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudío
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