Aviva Siegal, liberada del cautiverio de Hamás, dijo a la Knéset el martes que fue testigo de cómo mujeres secuestradas sufrieron torturas y abuso sexual en Gaza, informó Haaretz.
“Vi a una de las chicas regresar del baño agitada, me levanté y la abracé, y él dijo que eso no estaba permitido. El hijo de puta la tocó y ni siquiera me dejó abrazarla después”, dijo en la primera reunión del lobby para la liberación de rehenes de Hamás, creado por los diputados Shelly Meron del partido opositor Yesh Atid y Boaz Bismuth del Likud.
Siegel, de 62 años, fue secuestrada en el Kibutz Kfar Azza y liberada después de 51 días en cautiverio.
“En otro caso pensaban que la rehén era soldado, y la torturaron justo a mi lado. Yo fui testigo de ello”, dijo.
“Estos son solo algunos de los casos más graves que vi, simplemente hubo millones, podría seguir hablando aquí durante una semana. No podemos continuar con lo que está sucediendo allí”, agregó Siegel, cuyo marido Keith sigue como rehén en Gaza.
“Lo que está sucediendo aquí en Israel es terrible, pero es mucho peor para ellos. Están en la oscuridad, sin alimento ni medicamento, y yo soy testigo de ello”.
“¿Cuántas palabras puede decir la gente durante 95 días sin que pase nada? Si tuviera el coraje, me pararía aquí sobre la mesa y gritaría por todos los rehenes”.
El periódico británico Daily Mail publicó el lunes fotografías de cuatro jóvenes secuestradas en la base militar del Kibutz Nahal Oz: Karina Ariev, Agam Berger y Daniela Gilboa, todas de 19 años, y Liri Albag, de 18 años.
Orli Gilboa, la madre de Daniela dijo: “Imagínense que fuera su hija, su pequeña en manos de Hamás. ¿Qué se imaginarían?”
“Sabemos exactamente lo que los terroristas de Hamás hicieron el 7 de octubre. Si son capaces de eso, ¿qué harían en 90 días? No quiero imaginar lo que está sucediendo allí”, agregó.
Sigi Cohen, la madre de Ilia Cohen, de 27 años, secuestrado en el festival de música Nova señaló: “No tengo idea de lo que está pasando con mi hijo, ninguno de los rehenes que regresaron lo vio. Es es insoportable. Al menos la Cruz Roja debe entrar y ver qué está pasando con mi hijo”.
“Me he contenido durante 95 días, rezando, creyendo, pero hay un límite. Puedo entenderlo todo, puedo entender que Hamás debe ser destruido, que la guerra debe continuar, lo acepto todo. No acepto el hecho de que los rehenes aún no estén aquí”, continuó.
“¿Qué les diré a mis hijos, a mis nietos? ¿Que no trajeron a Ilia a casa porque había cosas más importantes?”
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