¿Cómo se vive en el sur de Israel tras 103 días de guerra? Comunidades devastadas, ciudades destruidas, incertidumbre y enojo… Darío Teitelbaum, presidente de la Unión Mundial de Meretz y habitante de la zona, nos lo cuenta y comparte con nosotros su visión sobre el futuro para Israel y los palestinos.
Él no se fue porque sabe que no hay lugar como la propia casa. La suya está en el kibutz Gvlot —donde también está la Casa de México en Israel— y desde ahí recibe a Enlace Judío vía teleconferencia para hablar sobre la situación de una región devastada moral y materialmente, tanto por los atentados del 7 de octubre como por los efectos de una guerra que ya se prolonga por más de 100 días.
“La situación está dura”, reconoce, y dice que unas 200 personas de su kibutz se refugiaron en Eilat, pero “uno se siente mejor en la casa, no corre el peligro que corren los cercanos a la franja, (aunque) tenemos el mismo peligro que todos de (que caiga) un misil, digamos. Dos grupos terroristas pequeños trataron de infiltrar al kibutz, pero fueron frenados a unos 450, 500 metros de la cerca del kibutz, de manera que aquí no hay un riesgo existencial”.
Pero la zona no ha retomado la normalidad. Las familias con niños en edad escolar han debido migrar hacia lugares donde la actividad educativa se mantiene. “La comunidad judía de México conoce bien la región por el íntimo, el contacto con la comunidad de Eshkol. De unos 15.000 habitantes, en este momento en la región hay poco menos de 5000, o que se quedaron o que comenzaron a a retornar”.
Según Darío Teitelbaum, un conocido activista de izquierda e impulsor de la paz en la región, “aún no hay respuesta a las necesidades de seguridad. Aún hay un grave problema de vialidad, ya que parte de los caminos están bastante destrozados porque pasaron por ellos tanques. Y por supuesto, sí, siempre existe el temor de alguna clase de misil o una cosa por el estilo. Por supuesto, la guerra entra en la ventana“.
A 103 días del comienzo de la guerra, iniciada por Hamás el 7 de octubre, Teitelbaum ha tenido tiempo de reflexionar, de poner algunas de sus ideas en duda y de dejar que los sentimientos iniciales se asienten para dar paso a la razón crítica. Desde esa posición, nos comparte algunas de sus ideas respecto a los motivos que originaron el ataque de Hamás, sobre cómo pudo llevarse a cabo y sobre quiénes son los responsables dentro de Israel.
“En otras entrevistas dije que lo rudimentario he ganado a lo sofisticado, es decir, con toda la sofisticación de Israel, con todos los recursos de inteligencia, con la inteligencia artificial, etcétera, etcétera, finalmente, cegaron los ojos de Israel, primero que nada, vinieron con dos tractores, bajaron la cerca que costó 2.2 mil millones de dólares …
“Yo creo que también es una parte de que no se consideró la fuerza del Hamás, o quizás se consideró más las intenciones del Hamás, que siempre fueron las mismas, que la fuerza real que tiene Hamás. Y cuando se hizo la evaluación se consideró que en este momento Hamás no lleva a la zona a un peligro más allá de los misiles (que lanzaba) de vez en cuando.
Y bueno, esto está por ver y espero que todos los que sean responsables, tanto los responsables políticos como los responsables militares, bueno, rindan cuentas por lo que ocurrió. No nos olvidemos que estamos hablando de políticas que no son del último año. Estamos hablando de políticas de 15 años, que lamentablemente este es el resultado“.
Teitelbaum apunta a que, a diferencia de la guerra de Yom Kipur, en la que las víctimas iniciales fueron soldados de Israel, “aquí la primera línea fueron civiles de la región, civiles pacíficos que tratan de buscar la paz en general. Y fueron de esta manera tan cruenta, tan dolorosa, tan inhumana, atacados por las huestes del Hamás, con los resultados que nosotros conocemos y algunos que todavía no conocemos”.
Un ataque contra los pacifistas
Para Teitelbaum, la zona agraviada por Hamás es “una reserva natural de kibutz, de todos los movimientos kibutzeanos. Por supuesto, con mexicanos que hicieron aliá, latinoamericana en general, siempre tuvieron la tendencia más a la parte kibutzeana. El kibutz Ein Ashlosha, fundado por la Hanoar Hatzioni, el kibutz Nir Yitzhak, fundado por la Hashomer Hatzair… De manera que el ambiente en general de la zona era un ambiente pro paz.
“Y esto, a pesar de los 20 años que tenemos de recibir misiles desde la Franja de Gaza. Porque la comprensión es que esto tiene que ser solucionado por vía diplomática, pacífica, etcétera, etcétera. Habiendo dicho esto, este es un revés tan fuerte para la zona, aara todos aquellos que tienen una esperanza de algún momento de paz, que en realidad es muy difícil de soportarlo. Digo, lo digo a título personal. Yo soy una persona que defiende la paz, que trabaja por ella. Pero yo creo que parte de mis convicciones se ven cuestionadas, inclusive algunas alteradas”.
¿Cuáles son tus convicciones que se ven cuestionadas y alteradas? “Alguna vez, en una entrevista, dijiste que eras pro palestino. ¿Has cambiado de postura tras la masacre?
“Yo creo que hay que completar la frase: yo soy pro palestino porque soy sionista. Y para que el sionismo continúe nosotros tenemos que dividir la tierra. Mira, yo creo que es muy temprano para decirlo. Mi sensación en los primeros días no fue diferente de nadie en la calle israelí. Poco a poco, con la comprensión de la complejidad y bajándose de cierta manera de esos espíritus de venganza que existen —son legítimos—, te puedo decir que tengo serias consideraciones respecto a qué va a ocurrir o qué quiero que ocurra en el futuro.
“Yo creo que de todas maneras, antes de la incursión terrestre de Israel a la Franja de Gaza, absolutamente justificada —que no quede absolutamente ninguna duda sobre esto, Israel tiene todo el derecho del mundo de defenderse, también si la defensa es ofensiva—, quizás hubo un momento en el cual podría haber hecho una gran presión internacional pedida por Israel, es decir, al Hamás: ‘Ustedes se van de la Franja de Gaza, devuelven a todos los rehenes…’, de la misma manera que se hizo con Arafat en 1982 desde el Líbano.
“Es decir, que todo el liderazgo sea exilado y hay una toma de responsabilidades. ¿Por qué? ¿Por quién? Es una gran pregunta. Pero bueno, yo creo que de todas maneras quiero creerlo. ¿Sabes por qué? Porque yo creo que esta zona tiene que ser reconstruida. Mi zona”.
Teitelbaum opina sobre los motivos que podrían haber conducido a Hamás a perpetrar un ataque tan cruento como suicida. “Mi conclusión personal, primero que nada, tiene que ver con la ideología del Hamás, que no ha cambiado; (también con) el fortalecimiento del Hamás a lo largo de estos años, bajo el visto bueno, o quizás la cooperación de los gobiernos de Israel, porque, si no, no hubiera pasado nada, y el fortalecimiento de sus recursos bélicos, todo el tema de la ciudad subterránea, todo el tema de lamentablemente tener instalado sus bases militares en hospitales y en escuelas y en puestos de asistencia de la UNRWA, la Agencia para Ayuda de los Palestinos…
“Ahora, Israel estaba en un camino positivo respecto a la región y era el momento de Hamás para desbaratarlo. Lo negativo es que Israel, lamentablemente, desdeñó a la Autoridad Nacional Palestina y la Autoridad Nacional Palestina sí coopera con Israel para frenar atentados, en la medida de lo posible, en Cisjordania, y el propio Ejército, el sistema de seguridad, dicen que es un gran asset para Israel tener a la autoridad Nacional Palestina controlando. De manera que acá hay una conjunción de motivos”.
Pese a haber reconsiderado su postura sobre el conflicto, Teitelbaum sabe que “en la Franja de Gaza viven 2.2 millones de palestinos y no son terroristas. De esos, hay 60, 70,000 terroristas que tienen que ser erradicados de la Franja de Gaza porque les colocan en riesgo. No hay absolutamente ningún pensamiento de bienestar que el Hamás trate de dar a su propio pueblo”.
Dice que Israel intenta evitar la muerte de civiles inocentes, refiere la solicitud de este gobierno a los palestinos de Gaza de evacuar extensas zonas antes de que estas sean bombardeadas, y resalta el hecho de que Israel permite el paso de ayuda humanitaria hacia Gaza a través de su propio territorio, “y por eso yo creo que Israel podría haber sido mucho más letal“.
También reconoce que, para los israelíes, el tema que más dolor causa actualmente es el de los rehenes que continúan en Gaza. “La sociedad israelí no puede vivir con 136 rehenes, con bebés que son rehenes, con mujeres que están siendo maltratadas. Ya se sabe todo eso. Con ancianos que no reciben sus medicamentos. Ahora hay un pequeño trato de entrada de medicamentos a los rehenes. Ojalá llegue. Pero Israel paga un precio muy caro para que entren esos medicamentos.
“La sociedad israelí recibió un golpe, está dolida, 103 días después de la guerra, necesita ese bálsamo inmediato de la salida de los rehenes y después se harán las cuentas de la guerra.
“El único problema que tiene esto es que Israel no fija postura de qué es lo que va a ocurrir el día después, lo que se llama el endgame. Y creo que acá hay una gran voluntad del mundo. Luego de condenarnos, luego de todo ese ese juicio fraguado en la Corte de Justicia Internacional, es una oportunidad para una solución.
“Pero esa solución requiere una gran alianza, incluyendo países árabes, que saque al Hamás y que tome responsabilidad de la Franja de Gaza, es decir, la Autoridad Nacional Palestina reforzada, cambiada. Es decir, algo tiene que ocurrir positivo de todo esto, porque no solamente nuestra región tiene que ser reconstruida, sino también Gaza tiene que ser reconstruida porque está destruida”.
Dos Estados, ¿una solución viable en el corto plazo?
A pregunta expresa sobre las declaraciones de Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, en Davos, en el sentido de que Israel y Palestina pueden llegar a la paz en el corto plazo, Teitelbaum ofrece un panorama complejo que, si bien da cabida al optimismo, también lo matiza al advertir cómo la situación política interna de Israel podría obstaculizar los esfuerzos de paz.
“Primero que nada, tradicionalmente, yo apoyo la idea de dos Estados para dos pueblos. No nos olvidemos que Israel no estaba en Gaza y lamentablemente hay una frase que Netanyahu aún no dijo al comenzar la guerra. La primera frase que él tendría que haber dicho es ‘sin Hamás en Gaza, Israel no tiene intención de quedarse en Gaza‘. Eso hubiera disipado todas las dudas respecto a la intención de Israel. Lamentablemente no lo hizo por un tema político.
“Su gobierno es un gobierno de extrema derecha, con factores mesiánicos, con factores violentos relacionados con los colonos en los territorios ocupados, de manera que él no quiere pagar precios políticos, de la misma manera que no dijo frente a cámara ‘Yo soy primer ministro de Israel hace 15 años, con un intervalo de un año. Yo soy responsable de las políticas que llevé a cabo y que nos llevaron al 7 de octubre‘.
“No lo dijo y no lo va a decir. Ahora, yo creo que hablar en este momento de un Estado palestino me parece inconveniente. ¿Por qué? Porque este es un camino a transitar y hablar sobre las intenciones de un acuerdo global con el compromiso del mundo de solucionar el conflicto en un plazo de diez o 15 años, con varias etapas, etcétera, etcétera, me parecería mucho más prudente.
“Lamentablemente Israel no lo dice tampoco, fuera del ministro de Seguridad, que tiene una entrevista muy interesante en el cual dijo que va a haber que llegar a un acuerdo porque Gaza no se va a manejar solo o va a haber una anarquía terrible y quizás sea peor que el Hamás“.
Sobre si considera o no adecuada la estrategia de Israel en sus diversos frentes de batalla, el activista advierte que “lo que falla es la humanidad, en el sentido que estamos siendo atacados al mismo tiempo por cuatro flancos (…) y nosotros somos los que vamos al Tribunal de Justicia. Es decir, hay algo acá que tiene que ver con una falla de la humanidad. Junto con esto, Israel tiene que manejar una política de contención de lo que ocurre en el norte.
“El problema es que en este momento hay 120,000 evacuados. Israel no actúa todo lo posible positivamente con los refugiados del norte y del sur. Y acá hay que decir una gran palabra a dos entes. Primero, la sociedad civil israelí. Desde el primer día se puso las pilas cuando el gobierno no lograba reaccionar. El Estado no podía dar respuesta. Y la sociedad civil, que estaba organizada a partir de la protesta contra el golpe de Estado judicial, cambió, se enroló y dio soluciones hasta que el Estado poco a poco se organizó.
“Y la otra cosa que hay que decir es la gran solidaridad judía, de los judíos de las comunidades del mundo. Todo el apoyo, todas las donaciones. Pero esto no es un tema de plata, es un tema de influencia política en los países donde está, etcétera, etcétera.
“Es decir, acá tenemos un momento también de un cambio de las relaciones entre Israel y la diáspora, no más división en realidad entre Israel y diáspora, sino un pueblo judío unificado que se encolumna por detrás de Israel y que, por otro lado, te permite ser crítico de las políticas de Israel, de la misma manera que yo lo digo hace años.
Teitelbaum se dijo “muy preocupado por la ola de antisemitismo. Muy, muy preocupado por esta nauseabunda idea de que Israel trata de hacer un genocidio. No es tal, es cierto, los números de caídos en la Franja de Gaza son muy grandes pero no se trata de un genocidio de ninguna manera y bajo ningún concepto. Y seguro que no es una limpieza étnica de Israel”.
Opinó que “los judíos del mundo también quieren que aquí se llegue a un acuerdo. El acuerdo que Netanyahu trata de evitar porque se queda sin gobierno, trata de evitarlo porque no quiere hacer concesiones territoriales en Judea y Samaria. Y este es el momento de una voz única.
“Es decir, Israel es un lugar muy caro para todos nosotros, muy querido, muy sentido. Y este es el momento de comenzar algo y dejar de lado las ideas del pasado. Las ideas del pasado se terminaron el 6 de octubre. Las ideas del mañana, lamentable de esta manera, comenzaron el 7 de octubre y esperemos que vamos por nuevas ideas”.
A lo largo de la entrevista, que puedes ver completa en el video que acompaña a esta nota, Teitelbaum mostró su oposición a la figura de Benjamín Netanyahu, y anticipó que el polémico político no podrá prolongar la guerra indefinidamente solo para mantenerse en el poder.
También señaló la importancia de reconstruir las zonas afectadas por la guerra y se dijo optimista sobre la posibilidad de que, a partir de los eventos de 7 de octubre, y con una amplia participación de la comunidad internacional y del mundo árabe, Israel y Palestina logren acuerdos de paz duraderos.
Finalmente, aprovechó para expresar su gratitud hacia la comunidad judía de México:
“Soy maestro en el Majon de Madrijim, en el Centro de Formación de Líderes para la Diáspora. Los javerim mexicanos que comenzaron su año pocos días antes del ataque, llegaron en Israel y no se fueron. Algunos salieron unos días, pero volvieron en su gran mayoría.
“El Majón pudo terminar bien y creo que, en ese sentido, vuestro apoyo, vuestra presencia constante, es inapreciable para nosotros.
Y por eso yo quiero, en realidad, aprovechar la oportunidad para dar un gran, gran abrazo a todos en la comunidad judía de México, quien conozco, quien no conozco, por el apoyo y por el empuje”.
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