Israel en guerra. Lo que mis ojos ven. Hace tres días regresé de mi viaje a Israel. Sin duda el más importante de todos los que he realizado a lo largo de los últimos años. Necesitaba viajar a Jerusalén y a Tel Aviv para visitar a mis amigos en estos momentos tan duros y difíciles. Ver con mis ojos lo que está ocurriendo y que el mundo se niega a ver, o lo transforma en una mentira constante y perversa. Lo que mis ojos ven no me lo va a cuestionar nadie, ni lo voy a permitir. Esta es una breve crónica de unos días en un país maravilloso, que a pesar de la guerra, de los secuestros, de los atentados, vive, y vivirá por siempre.
He encontrado un país que está en guerra, que sufre un duelo intenso, un país que llora a sus soldados caídos todos los días, en una guerra que no querían, y que son hijos de todo el pueblo de Israel, a sus secuestrados por Hamás, que siguen retenidos más de 100 días del ataque terrorista, en condiciones infrahumanas, a los desplazados y a las victimas del atentado más cruel y atroz de los últimos años y que además tienen que soportar la incomprensión, el odio irracional y las mentiras permanentes de muchas naciones y colectivos. Pero a pesar de todas estas adversidades están de pie, libres, dignos y sobre todo orgullosos de su identidad judía. La emoción me embargó desde el primer momento que pisé el aeropuerto de Ben-Gurión y mi admiración y respeto por todo el pueblo judío no hizo otra cosa que crecer y crecer.
Pude comprobar personalmente que la vida en Jerusalén sigue, pero mis ojos vieron otro Jerusalén. Visité los lugares de siempre, tome café en mis lugares preferidos, paseé por la ciudad, comí con mis amigos, pero el dolor y la incomprensión se notaba en el ambiente… y mis ojos lo detectaron…
Hablé con víctimas del atentado, desplazados, madres de soldados, familias de secuestrados, y en todos ellos había un común denominador, la resiliencia, la solidaridad y sobre todo la esperanza de que volverán los rehenes, que esta guerra la ganarán y que Israel seguirá a pesar de todo y de todos sus enemigos, siendo el gran país que es.
“Hubo muchos momentos que sentí vergüenza, mucha, por el comportamiento de tantos países, pero sobre todo por el mío, España”.
Quiero resaltar, que a pesar de la guerra me he sentido segura, tranquila, sin miedo a nada. Su actitud, la actitud de sus ciudadanos me ha dado una gran lección de vida. Ojalá muchos países de Europa, que es mi entorno, aprendieran de sus principios y valores. Seguramente nos iría mucho mejor a todos.
Los medios en general, y los españoles en concreto, mienten, distorsionan y manipulan las noticias. Durante mi estancia viví el desagradable episodio de la corresponsal de RTVE en Jerusalén, Usoa Zubiria, que “dimitió” (o eso dicen) después de un año de estancia en la capital de Israel. Gran periodista y mejor persona, y sobre todo ejemplo de independencia y profesionalidad. Como es obvio, niega presiones por parte del ente público de RTVE, de que informara a favor de los palestinos y de Gaza. Estoy convencida de que esto es así, mis años de profesión me dotan y avalan del conocimiento suficiente como para creer en estas presiones. En mis años de periodista en España en diversos medios de comunicación, me ha ocurrido demasiadas veces en primera persona, como para no creer que ha sido así, toda mi solidaridad para ella, y la mejor de las suertes para Almudena Ariza, su sustituta.
Antes de mi viaje, tuve que soportar cantidad de mentiras, falsedades y comportamientos de odio, hacia el pueblo judío en general y sobre todo de Israel, de amigos, conocidos, incluso familia. Los socios de gobierno de mi país, Sumar y Podemos, comunistas y antisemitas, han demonizado hasta el limite moral más bajo, todo lo ocurrido el 7 de octubre de 2023. Me parecen inmorales y perversos y no hay justificación alguna a sus palabras.
Lo peor de todo es que hablan desde la más absoluta ignorancia, no saben nada de Oriente Medio, de geopolítica de la zona, de los grupos terroristas, un desconocimiento que es bochornoso, sobre todo cuando son personas que se suponen preparadas e informadas. Pero no quieren saber la verdad, tienen un discurso aprendido, casi grabado en sus genes sobre los judíos e Israel y no quieren informarse de lo que realmente pasa. Oscuros motivos que no consigo descifrar.
Me indigna oír el discurso “feminista extremo” de ministras y altos cargos de mujeres en mi país, que apoyan a grupos y países, donde no se respetan los derechos humanos más elementales, que por el hecho de ser mujer no tienes derecho a nada. Donde los grupos LGTBI pueden ser encarcelados e incluso ejecutados. Mi pregunta a todas ellas es muy simple, ¿dónde está la coherencia entre lo que defienden y lo que hacen? no la encontraremos, porque no la hay ni la habrá nunca. Es realmente dramático, se han olvidado de la historia reciente, y eso es peligroso y perverso. la frase “Nunca Más”, no les interesa para nada, creo que ni la entienden.
“A muchas de esas mujeres, les diría; te pago el viaje a Israel, visita Gaza, Judea y Samaria, di y haz lo que haces aquí, opina, defiende los derechos de todas las mujeres y colectivos especiales, no te cubras ni tu cuerpo ni tu cabeza, y si consigues volver, hablamos…”
Mis queridos amigos que viven en Israel, me han enseñado tantas cosas durante estos días que solo puedo estarles muy agradecida. Me gustaría poder ayudar más y tengo previsto volver en breve para colaborar en un programa de ayuda organizado por diferentes entidades judías como, Taglit Birthright, Israel Experience, Birthright Israel Onward, Mosaic United y Ministry for Diáspora Affairs and Combating Antisemitism.
Regreso con mis ojos llenos de luz, verdad y dolor. Gracias a mis amigos Dania y Abraham Haim, historiador y escritor, por su acogida y amabilidad. A León Amiras, gran abogado y notario, por explicarme también, todo el conflicto y aportarme más datos para comprender un poco mejor tanto odio e incomprensión. A Danny Rainer de la Fundación Wallenberg, entrañable amigo de Tel Aviv, a Irina Zelener de la Embajada de Argentina en Israel y representante de Zikaron Basalon, a Paola Zacarias y a Michael, y sobre todo, muchas gracias a Moshe Lefkowitz Fundador y Director de Afikim, por su nuevo proyecto para los niños desplazados para cuando puedan regresar a las ciudades de SDEROT y KIRIAT SHMONA, proyecto que apoyo y que lideraré en Barcelona en concreto y España en general, para recaudar el máximo de fondos para las nuevas sedes de AFIKIM, entre las Comunidades judías y simpatizantes de Israel. Y por supuesto al Rabino Uri Ayalon, que con su habitual sabiduría, empatía y moderación ante los atentados de Hamás y la posterior guerra en Gaza, me ha enseñado el verdadero significado de la frase “AM ISRAEL JAI”. A todos ellos, TODÁ RABÁ, DESDE LO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN.
Quiero dedicar este pequeño artículo en memoria de Josef Levy L”Z, fallecido en accidente de moto, en Barcelona, a la edad de 25 años, el pasado 22 de diciembre, hijo de mi buen y querido amigo Isaac Levy Benveniste. Que su memoria sea una bendición.
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