El fenómeno que hemos presenciado en las últimas semanas de manifestaciones multitudinarias a favor de Palestina y en contra de Israel resulta inmensamente perturbador porque esconde algo mucho más profundo y preocupante. Dada la magnitud y extensión de los eventos, me parece una oportunidad para destacar algunos aspectos utilizando conceptos de Canetti en Masa y Poder.
Uno de los rasgos de la masa es que sólo inmerso en ella el individuo puede redimirse del temor a ser tocado por lo extraño, lo que no es como ellos -mientras están dentro del tumulto-, sólo cuando el individuo se abandona a la masa, no teme su contacto. Lo “extraño”, en este caso, esconde más que la mera consigna que vociferan en las calles.
La descarga
El momento más importante, lo que hace ser a la masa, es la descarga. Y lo que hace posible la descarga es la densidad de la masa, esa presión que se siente por todos lados, cuanto más densa es, más sujetos atrae, nada ha de quedar vacilante, “todo ha de ser ella misma”. La sensación de máxima densidad ocurre en el momento de la descarga.
Antes de eso, la masa no existe.
La descarga es el momento en que todos los que pertenecen a la masa quedan despojados de sus diferencias y “se sienten como iguales”, se eliminan las diferencias impuestas desde fuera. Y es que toda la vida del individuo está hecha de distancias: rango, posición, propiedad, jerarquías, educación, cultura, el puesto a que se aspira, todo sirve para afianzar las distancias. Para Canetti, todo eso representa un peso, una carga que separa al sujeto y que no le permite aproximarse al otro. Solamente juntos pueden liberarse de sus cargas de distancia. En la descarga se desechan las separaciones y todos son uno. En la masa, todos son iguales entre sí, ninguna diferencia cuenta. Ni la diferencia de sexo importa.
Identidad de género
En este punto debo detenerme. Hoy el género -más que el sexo- concretamente la “identidad de género” se ha colocado, o se le ha otorgado una importancia por encima de casi cualquier otra circunstancia -llámese formación, preparación, experiencia, educación, capacidad, habilidades, etc.-, tanto o más que la cuestión racial, al grado de ser más que una obsesión, la preferencia sexual -excepto si se es heterosexual-, se ha vuelto la condición sine qua non en todos los ámbitos y niveles. Esto se traduce en que la triada, inclusión, equidad, diversidad sea el criterio indispensable para la existencia y funcionamiento de cualquier organismo, empresa, gobierno, universidad o ente público o privado. De modo que cumplir con ese requisito es el termómetro de mucho de lo que ocurre a nuestro alrededor. Este hecho, ya sea que se haya originado en los criterios de ESG (Environmental Social Governance) de los ODS de la ONU, o bien, recogido por sus agencias, retroalimenta y redunda en la fijación de una indispensable representatividad de la gama de géneros ad nauseam como condición para evaluar, calificar, dar reconocimiento y, lo más importante, dotar de recursos a las organizaciones del mundo.
En la masa de manifestantes en “pro de Palestina” han desfilado entre otros, grupos LGBTTTQ+ , lo que a primera vista parecería absurdo e incongruente. Estos grupos protestan en realidad -aunque muchos no lo decían abiertamente al principio-, en defensa de los terroristas de Hamas, musulmanes radicales, el brazo de hierro del Islam y sus afiliados terroristas en cada país. Los LGBTTTQ+ se muestran tan ignorantes en este asunto como en todo lo demás (ello a pesar de que muchos son universitarios, profesores de renombradas universidades incluida la Ivy Leage en Estados Unidos). ¿Acaso conocen o tienen idea de los preceptos del Islam? Empezando porque las mujeres no tienen los mismos derechos que los hombres (a ellas se les mutila y prohíben las relaciones sexuales fuera de las leyes del Corán, entre muchas otras limitaciones). Y terminando porque el resto de “identidades de género” son impensables, equivale a ser casi el demonio en persona, herejes, pecadores y a los pecadores y herejes se les persigue, se les castiga y lo pagan con la muerte y una muerte atroz por si no lo saben -como la que le dieron a muchos civiles, ya fueran bebés, niños, jóvenes, viejos, el día 7 de octubre de este 2023, sólo por ser judíos.
Marchar en defensa de Hamas parecería una contradicción, y por ello, una duda legítima es preguntarse si esos grupos, saben realmente qué y a quién apoyan en sus marchas. Pero con todo lo incompresible que parezca, el hecho muestra que, a pesar de no haber vivido las actuales tendencias extremas respecto al género, la visión de Canetti fue correcta. En su análisis, diferencias tan fundamentales, no importan, porque precisamente esa la función de la masa, volver a todos iguales -por lo menos momentáneamente-, y en esta masa particularmente hay una aspiración particular, en la que los que son justamente los “más diferentes” los que con mayor fuerza quisieran ser aceptados como iguales. Porque es propiedad de la masa que en su interior reine la igualdad.
En ese trance, en que se anula la persona y la individualidad no existe, cuando uno es igual al otro, los portadores de la amplia gama de géneros se ven inmersos en una sensación de aceptación, de protección, seguridad, acogidos y reconocidos, todo lo que los separa del resto los empuja hacia la masa pro-Hamas. En esa masa, quienquiera que se oprime contra uno se encuentra idéntico a uno mismo, como dice Canetti, “cuanto mayor es la vehemencia con que se estrechan unos contra otros, tanto mayor la certeza con que se advierte que no se tienen miedo entre sí”.
La primera y suprema característica de la masa es el ansia de crecimiento, su crecimiento no tiene límites. En estos casos se trata de una masa abierta, la cual está por todas partes, y reclama un interés universal. Tal como ocurre en las manifestaciones pro- Hamas, las protestas se han extendido por todo el mundo.
Cristales de masa
La aparición de la masa es tan enigmática como universal. De pronto aparece donde no había nada. Se inicia con unas cuantas personas y, de pronto, todo está lleno de gente. Muchos, la mayoría, no sabrá qué pasó realmente, no podrá responder a la pregunta. La masa repite como un eco, consignas: (“From the river to the sea”), impuestas por el núcleo de la masa donde se originó, o por cristales de masa: grupos pequeños que sirven para desencadenar masas, fácilmente controlables, con funciones repartidas pero que se muestran como una totalidad.
Porque la masa no se origina de manera espontánea, los de fueran pueden ser espontáneos. Pero toda masa necesita una dirección. El núcleo, sabe no sólo la dirección, sino cuál es su objetivo y propósito.
La enorme mayoría que forma la masa no sabe nada. La voz de la masa es el aullido, el ruido, las pisadas, el ritmo, sus símbolos son el fuego, el bosque, la ola, el mar, la arena… Todos gritan, maldicen, pintan muros (como vimos contra las rejas de la Casa Blanca), pintan suásticas y manos rojas en las columnas de entrada del lugar más seguro en Estados Unidos, embarran, insultan, inscriben leyendas en monumentos, arrasan. (Es sintomática la no-reacción de algunos gobiernos ¿cuántos detenidos por vandalismo, pintas, daño en propiedad federal hubo en esta ocasión?, ¿qué mostraron los mass media dominantes al servicio del partido? ¿Alguna condena por parte de las autoridades?)
El gobierno Biden
Y sobre esto, ante estos acontecimientos, qué gran ironía lo del gobierno de Biden. Un gobierno que en los hechos ha mostrado sobradamente que simpatiza con la izquierda y acoge en su gabinete a toda una variopinta gama de izquierdas y que cuida que se cumpla la condición DEI (Diversity, Equity & Inclusion), ahora resulta que desde su propio partido ha sido amenazado con quitarle el voto por el “apoyo” dado a Israel. Al grado que la líder y representante Rashida Talib aparecía en un video atacando a su presidente con la frase “we will not forget”, amenazando con negarle el voto.
Increíble, puesto que ha sido una administración que no sólo ha aplaudido, implementado, alentado políticas socialistas; consentido protestas y vandalismo de movimientos radicales como BLM y grupos extremistas pro-antifa; con él la corriente Woke se ha enseñoreado y penetrado por todos lados; un gobierno que en los hechos, va en contra de la cultura y valores tradicionales norteamericanos que se avergüenza de su historia y tradiciones, y pide perdón a propios y extraños -en especial a China y a las minorías afroamericanas-, por ser un país de blancos supremacistas, racista, esclavista, occidental, capitalista; que ha defendido a los sindicatos de maestros ante las quejas de padres de familia que han ejercido su derecho a evitar el adoctrinamiento en las escuelas de sus hijos; que ha ofrecido festejos en la Casa Blanca, como parte del mes del orgullo gay, para celebrar a los niños y adolescentes transgénero; un presidente, que igual que su vicepresidente, abiertamente acusan a la oposición de ser “un peligro” para el país y a los seguidores de Trump los califica de fascistas y hasta nazis ; una administración plagada de funcionarios antisemitas (judíos y no judíos) muchos en posiciones claves que han sido tibios, cobardes, e indiferentes ante los ataques de Hamas y las agresiones a estudiantes judíos.
En fin, un presidente que -a diferencia del anterior como lo subrayó desde su toma de protesta -, es “decente”, “humanitario” y de brazos abiertos a la migración, que en lo que va de su gobierno ha permitido la entrada de más de ocho millones de indocumentados, ilegales prácticamente sin control ni mecanismos de seguimiento alguno, a su país , ese presidente es ahora cuestionado, y atacado por no declararse defensor de Hamas, y “apoyar” a Israel. Esto no sorprende de medios dominantes latinoamericanos y de izquierda sino que provenga del propio partido demócrata. Y, por lo visto, la presión irá en aumento.
Y aquí, vale señalar la otra gran paradoja de ese gobierno y sus políticas humanitarias. Ante todo, desconocer las root causes del movimiento. Su vicepresidenta ha ido en diferentes ocasiones a buscar la raíz del problema. Cabe preguntarse ¿Cuántos de esos millones de indocumentados, infiltrados de algún modo al país, vienen a Estados Unidos atraídos por el “sueño americano” -lo que las migraciones del siglo pasado buscaban tenazmente-, y cuántos, por el contrario, odian al país y son enemigos declarados de EE. UU. Los extremistas de izquierda y fanáticos islámicos esparcidos y estratégicamente ubicados en las universidades, instituciones y el territorio estadounidense, que encabezan las marchas siempre que se trate de ir contra del país, sus valores y principios, sus héroes, sus tradiciones, sus instituciones. Los carteles, mafias, y bandas criminales que trasladan contingentes de indocumentados que les deben no sólo el viaje, la pasada, el trabajo, sino la vida, garantizan la expansión y funcionamiento de sus operaciones y sobre todo cubrir sobradamente la demanda de drogas del mercado norteamericano. ¿No es eso otra gran ironía? Un presidente que se ha esforzado tanto en mostrar el rostro “humanitario” de altos valores y ejemplar de su país -al menos la imagen-, que practica la compasión admitiendo a medio mundo, mientras lo inunda de enemigos que desean su destrucción. Porque a pocos puede quedarle duda de que ese es el propósito de estas corrientes anti capitalistas, que lo han expresado con todas sus letras: acabar con el sistema para implantar uno mejor y superior. Mejor paradoja, imposible.
En ese contexto aparece la masa incontenible
El fenómeno que hoy vemos se denomina estallido, y es la transición de una masa cerrada a una abierta, insaciable, su sed de crecimiento es inmensa. Se trata de una masa abierta, rápida, visible, de acoso, que crece y que, en esencia, sólo su núcleo conoce hasta donde pueden llegar, porque ahora lo que importa es aumentar su volumen, crecer en número de adeptos.
Una condición de las protestas actuales en apoyo a Hamas que no abordó Canetti es el financiamiento y promoción que sostiene estas marchas, la manipulación, el engaño para hacer sentir al otro que su causa es la suya. Hoy existen mecanismos que no conoció el autor. Los canales y refuerzos para atizar el frenesí de la masa están no sólo en los mass media dominantes -que no tienen empacho en dedicarle mucho tiempo en sus transmisiones a favor de Palestina y Hamas-, sino en las redes, las plataformas que se encargan de difundir imágenes hechas a la medida para conseguir la simpatía de un público en el mejor de los casos ignorante, manipulado, ajeno o insensible, presentando una visión tan parcial como arbitraria, sin aludir nunca a los hechos, sino escondiendo la realidad y su verdadero propósito.
El ataque despiadado, brutal, de una crueldad impensable y salvaje a civiles judíos inocentes ancianos, bebés, niños, adolescentes, mujeres, jóvenes, adultos que fueron arrastrados de sus casas y asesinados, quemados, jovencitas violadas varias veces, desmembradas, muchos decapitados, hechos a sangre fría la madrugada del 7 de octubre de 2023, más las personas llevadas como rehenes a los cuarteles de Hamas, es ignorado, minimizado o desestimado por la masa, incluso negado por los que así les conviene.
Lo que grita la masa es que Israel está “matando niños y población civil”, poco importan los niños y civiles que asesinó con sus manos Hamas, poco importan los rehenes que siguen en poder de Hamas, y que amenace a su gente para no dejar la zona aunque Israel les pida lo contario, a quién importa que los centros de Hamas estén ubicados debajo de hospitales, escuelas, mezquitas, y que sacrifique a su propia población para tener pretexto para acusar a Israel de “genocida”.
Poco importan los muertos del 7 de octubre, Obama incluso se atrevió a decir sobre el conflicto que “todos somos culpables”. Quizá estaba pensando en cómo él favoreció a Irán en las negociaciones para un desarme cuando era presidente.
El grupo terrorista Hamas, que tiene hundida en miseria a su propia gente a la que doblega a su antojo, chantajea y utiliza como escudos humanos mediante amenazas mientras utiliza los miles de millones que recibe de la comunidad mundial (empezando por Irán) para construir deliberadamente sus centros de operación en complejos túneles debajo de concentraciones humanas, tiene como único propósito la aniquilación no del estado de Israel sino del pueblo judío. Como lo ha declarado abiertamente su líder y los imames (o imánes) que predican en las mezquitas en Inglaterra y Francia…
Todo eso poco importa, si la ONU es complaciente con las brutalidades de Hamas, y hasta el momento no ha condenado los hechos del 7 de septiembre que iniciaron el conflicto, ¿qué se puede esperar de grupos financiados por grupos radicales islámicos y anti Israel?
Es posible asegurar que la masa que se inició en defensa del pueblo Palestino, y que hoy abiertamente defiende a Hamas bajo el slogan: “from the river to the sea”, desconoce incluso qué significa la palabra Palestina, cómo surgió, desde cuándo, de dónde viene su invención. Lo desconocen puesto que acusan a los judíos de ser “colonizadores” Algo que los férreos defensores de los pueblos originarios deberían saber, ignoran que los judíos son el pueblo originario con más de 3500 años de la tierra de Judea y Samaria. Los judíos no son colonizadores, pero conviene la versión contraria. La masa ignora y/o desprecia que Israel es la tierra originaria de los judíos. El emperador Adriano cansado literalmente de batallar con los levantamientos de los judíos le cambió el nombre para tratar de “desvincular” al pueblo judío de su tierra, Judea a la que llamaba la “Provincia Ingobernable” del Imperio Romano. Durante los 130 años que duró la ocupación romana hubo más de setenta insurrecciones de los judíos por tratar de recuperar su libertad. Una de las medidas de Adriano fue la destrucción de su Templo, cambiar el nombre de esas tierras y la expulsión de muchos de ellos, pero no de todos. A pesar de ésta y otras invasiones, siempre persistió una población judía en la zona. Insistir en que se trata invasores, colonizadores, imperialistas es prueba de ignorancia u ocultamiento deliberado, pero desgraciadamente no es esa una razón suficiente para detener su odio, ese tiene un origen más obscuro de lo que se desea admitir.
Tres logros de las protestas pro Hamás
Deseo terminar señalando que las protestas pro Hamas reflejan, sin duda tres cosas. Primero, el éxito, rotundo, que ha tenido la propaganda de extremistas islámicos y anti-judía en todos lados, niveles y ámbitos-incluyendo universidades importantes-, que ya ni siquiera se esconde bajo el mote “anti-semitismo”, o “anti sionismo”, pues aunque se pretenda disfrazar el odio a los judíos como pueblo mediante la negación del derecho al estado de Israel, el objetivo real del antisemitismo es acabar con el pueblo judío.
Segundo. El hecho increíble y aterrador de la existencia de un tipo, una forma de lo que Canetti llama cristales de masa, “pequeños y rígidos grupos de hombres, fijamente limitados y de gran constancia que sirven para desencadenar masas”. Su unidad es más importante que el tamaño, tienen perfectamente clara su función, para qué están, sin ella no tendrían sentido. “Sus integrantes han sido enseñados para su quehacer o convicción”. P. 104. Lo mismo que ocurre en las masas pro Hamas, son los esos pequeños grupos quienes conocen para qué están ahí y dan origen a la masa.
El cristal de masa es duradero, y su permanencia histórica es sorprendente. Puede configurar formas nuevas, pero en su obstinación, las viejas permanecen siempre junto a ellas. Pero, cualquiera que sea la masa que produzca, nunca pierde el sentimiento de su singularidad y aunque se desintegre la masa, el cristal de masa volverá a reunirse de inmediato.
Se parece a la masa cerrada, en que renuncia al crecimiento a cambio de un objetivo mayor: el de perdurar, pero a diferencia del cristal, la masa cerrada tiene un sentimiento más espontáneo no admite una distribución seria de funciones. La masa cerrada pone un límite, que se respeta, una vez que el espacio está lleno no se admite a nadie más. Los accesos están vigilados, (seguramente habrá casos excepcionales), pero puede alcanzar tal densidad que permita su estallido. Cuando es disuelta por la fuerza, se cambia a masa abierta y le trasmite todas sus señas. En cambio, el cristal de masa es totalmente estático, sus actividades están prefijadas. “Es muy consciente de cada manifestación y movimiento… se manifiestan como una totalidad… quien los ve y los vive debe sentir, ante todo, que nunca se desintegrarán” .
Hoy es más que evidente que, aunque muchos quisieran evitar el asunto, todos sabemos qué orden de cristales de masa operan en este conflicto.
“Casi no existe un vuelco político de magnitud mayor que no recuerde aquellos antiguos y destronados grupos, que no eche mano de ellos, que los galvanice y los emplee con tal intensidad, que aparezcan como algo completamente nuevo y peligrosamente activo”. (p. 106)
El neo-nazismo, responde al tipo de cristales de masa a los que se refiere Canetti. De tal modo, que “puede que por momentos pasen a segundo plano y pierdan ‘nitidez e indispensabilidad’, quizá las masas a las que dieron lugar, se hayan extinguido o se les ha reprimido totalmente”…Como grupos inofensivos sin lograr influir en nada sobre el exterior, los cristales de masa siguen viviendo entonces para sí… Todos los rígidos-grupos-en-retiro pueden ser sacados a la luz y reactivados”.
Hoy vemos dos formas de cristales de masa que se nutren entre sí. El movimiento pro-Palestina y un neo-nazismo que se asoma cada vez con más claridad y se fortalece, impulsado por un común denominador con los terroristas islámicos, el odio a los judíos, porque sólo en estos dos casos se ha tenido un objetivo tan perverso como la aniquilación de un pueblo.
Tercero y último: el ocaso de la educación universitaria tal como la conocimos hasta el siglo XX en su mejor expresión. La capacidad analística, crítica, la disposición a debatir, la curiosidad, el deseo de indagar y hacer preguntas, el interés por el conocimiento de la historia, la rigurosa elaboración de argumentos, el auténtico humanismo, la mente universal por contraste con la limitada, parcial, dogmática, miope y arrogante, están en declive.
El que universidades como la de Harvard hayan permitido agresiones aun verbales a sus alumnos judíos y antes de condenar o prohibir tal conducta les pidieran que entraran por la puerta trasera, da mucho qué pensar de sus directivos. Que su expresidente, Claudine Gay, no haya podido -o querido- responder que tales agresiones verbales contra los estudiantes judíos iban en contra de los principios éticos de la universidad y no condenara dichas agresiones en su campus, (y después de renunciar, se declarara víctima de una trampa racista y de incompetencia hacia los negros), nos da una visión vergonzosa de lo que pasa hoy en las universidades de Estados Unidos. Y seguiremos viendo más protestas anti semitas que encuentran formas de perturbar la vida normal de grandes ciudades de todo el mundo.
El odio
En las manifestaciones pro-Hamas, el elemento aglutinador para sentirse parte de esta masa des-personificante y des-personificadora, es el odio. La polarización se manifiesta en odio. Odio al sistema, a la autoridad, a “los otros” que no están dentro de la masa, a los del partido contrario, a los que piensan diferente, ese es el motor que unifica a todos esos sujetos. Y se acompaña del desmoronamiento de una sociedad que ha perdido todo el sentido de dignidad y ser humanidad. Creo que desgraciadamente esto es apenas el principio de desarrollos a corto y mediano plazo que serán mucho más perturbadores.
Para comprender la rica y compleja elaboración de Canetti en esa materia, como él mismo advierte, es necesario estudiar la muta. Porque cristales de masa y masa en el sentido moderno, derivan ambos de una unidad más antigua, en la que aún coinciden, que es la muta. “Hordas que vagan en pequeñas jaurías de diez o veinte hombres, es la forma de excitación conjunta que uno se topa por doquier” (p. 131). Es aquí donde el individuo se constituye a partir del grupo y expresa su sentido de unidad y nunca puede perderse tan por completo como hoy un hombre moderno en cualquier masa. Es la forma más antigua y delimitada entre hombres, y ya existía antes de que hubiese masas humanas en el moderno sentido de la palabra.
De las cuatro formas que distingue el autor -la muta de caza, la de guerra, la de lamentación, y la de multiplicación-, todas fluidas y que puede pasarse con facilidad de unas a otras-, es en la muta de caza (la más natural y auténtica) y en la muta de guerra donde podríamos hallar respuestas tanto a la masa como a los hechos que provocaron la crisis.
¿Si viviera, qué diría, cómo hubiera visto Canetti un hecho tan crudo y actual, y el surgimiento de una masa de acoso en este siglo XXI, la cual poder diseccionar en cada uno de sus ángulos, propiedades, surgimiento, forma, símbolo, contenido, transformaciones de una muta a otra?
La elección del propio término muta, explica Canetti, recuerda también que debe su aparición entre los hombres a un modelo animal: la manada de animales que cazan juntos (p. 136). El símil no podía ser más fiel a los hechos del 7 de octubre.
Ref.: Elías Canetti, Masse und Macht, Hamburg: Classen Verlag, 1960. Versión castellana Masa y Poder, tercera edición, Madrid: Alianza Editorial, 2013,,
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