Según Mario Sinay, la población israelí vive en un estado de trauma como consecuencia de la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás. El educador sobre el Holocausto vive los efectos en tiempo real y los comparte con nosotros en esta entrevista exclusiva.
La familia de Mario Sinay vive en carne propia las secuelas de un estado de trauma que comparten miles o quizá millones de israelíes ahora mismo, mientras la guerra en Gaza continúa y la amenaza de que un nuevo frente se abra pronto en el norte. Las viven incluso lejos de Israel. Así lo narra quien fuera director del departamento de habla hispana de La Escuela Internacional para el estudio del Holocausto en Yad Vashem:
“A nivel personal, mi hija con su familia, que desgraciadamente dejó Israel el 9 de octubre y están en Austin, Texas, en los Estados Unidos, fueron invitados por el gobernador en la primera noche de Janucá y contaron su historia. Fue muy emocionante, fue muy emotivo, pero fue un acto largo, como todos los actos.
“Y mi nieto, que tiene tres años, en cierto momento estuvo un poquito incómodo, un poquito como todos los niños. Y mi hija le dice ‘hay que estar en silencio’. (El niño) reaccionó y dijo ‘¡No, no, no, no, no!: voy a estar en silencio. No quiero ir al cuarto de seguridad’. Y en ese momento saltaron todos los flash, todas las luces rojas se prendieron, entendiendo de que la situación es grave”.
A decir de Sinay, que ha dedicado su vida a educar sobre el Holocausto, lo que vive Israel es una situación generalizada de trauma, cuyos efectos no pueden predecirse y, dado que involucra a tantas personas, ni siquiera pueden atenderse ahora mismo.
“Verdaderamente estamos en una circunstancia de trauma nacional, que no lo hemos superado porque todavía estamos viviendo, somos protagonistas de los eventos, los eventos no han terminado, pero sin lugar a duda estamos en trauma nacional y aquello que tantos años hablamos en la educación del Holocausto en relación a los niños, que lo llamamos perder, perder la infancia, la pérdida de la infancia vuelve a ocurrir ahora con los eventos del 7 de octubre.
“Me refiero a todos aquellos niños que fueron testigos oculares del asesinato de sus familiares, que vieron el evento del 7 de octubre. Y en términos generales, todos aquellos que vivimos bajo los ataques de misiles durante ya 17 años de que Hamás está en el gobierno”.
Dos de los nietos de Sinay siguen viviendo en Israel, en la ciudad de Ashkelon, y también se encuentran en una clara situación de estrés postraumático. El autor narra cómo, cuando al fin su departamento fue reconstruido luego de sufrir el impacto de un misil, invitó, como era costumbre a sus nietos a pasar la noche en su casa.
“Ya desde la entrada fue distinta. Ya no fue la misma entrada de siempre, no fue una entrada corriendo, alegres, saltando. La entrada, muy despacito. Miraban acá, miraban allá, miraban esto, miraban lo otro. Fue una entrada totalmente distinta, pero me pareció normal.
“Llegan las 8:00, que es la hora que ellos normalmente se van a dormir. Les digo ‘bueno, al cuarto de ustedes a dormir’ y me dice mi nieto, Jonathan: ‘Queremos dormir en tu cuarto’, que me sorprendió porque tienen su cuarto y les gusta su cuarto. Y le pregunto por qué. Dice: ‘Porque está más cerca del cuarto de seguridad’.
“Bueno, finalmente durmieron ellos dos con mi señora cuarto en una cama muy grande. Los míos son de los que patean ellos a la noche y yo me fui a dormir al cuarto de ellos. Y antes de irme le doy un beso, como solemos hacer. Entonces me dice mi nieto Jonathan, de cuatro años, ‘abuelo ¿y si suena la alarma a la noche?’, ‘si suena la alarma lo vamos a pasar al cuarto de seguridad. No es grave’. Y ahí está la pregunta que me partió el corazón. Me dolió el corazón, me dice ‘Abuelo, ¿tenés fuerza para levantarme?’
“Ese dicho de él me dio un cuchillo en el corazón y me dije a mí mismo ‘esto no puede seguir, esto no puede seguir así, no me lo merezco. No se lo merece ningún abuelo, ningún padre, ningún hijo y ningún nieto’. Los chicos están viviendo un trauma generalizado. Todos, en todo el país, que hay que analizarlo, hay que tratarlo”.
Pero, ¿cómo? “Bueno, en realidad no sé porque tampoco hay suficientes terapeutas que puedan tratar a todo el país. Es el único de los puntos en que verdaderamente (Israel) está pidiendo ayuda a la diáspora. Todos aquellos terapeutas, psicólogos, psicoanalistas que puedan ayudar en todos los idiomas, son bienvenidos. No necesariamente tienen que ir a Israel, se puede hacer también tratamiento por Zoom hoy en día con la tecnología.
El propio Sinay ha vivido los efectos del trauma. Lo ejemplifica con la siguiente historia:
“En cierto momento yo sentí un dolor de pecho tremendo, me agarró un dolor que nunca en mi vida lo sentí. Me quedaba claro que era un ataque cardíaco. Ambulancia, Magen David Adom, al hospital, tienen que revisarte.
Estuvimos cinco o seis horas en el hospital. Marta, mi señora, me acompañó. Me revisaron todas las revisiones habidas y por haber. Electrocardiograma, todo lo que se puede hacer. Después de seis horas entra el doctor con con mi historial y dice: ‘Señor Sinay, pocas veces en mi vida había una persona de 62 años en mejor estado de salud que usted; o sea, ataque cardíaco usted no tuvo, entonces tuvo un ataque de estrés’. O sea que también eso lo pasé a nivel personal”.
Shalom, Shalom… ¿Shalom?
Ubicado hacia la izquierda del espectro político-ideológico de Israel, Sinay ha creído siempre en la educación para la paz. Por eso, cuando se le pregunta si a los niños en Israel se les seguirá educando de esa manera, responde que “espero que sí porque es verdaderamente en lo que creemos”.
Sin embargo, reconoce que, “en estos momentos, la palabra paz, con sinceridad, nos queda grande. Y si soñamos con algo, soñamos con tranquilidad y seguridad. Que el gobierno, sea cual sea, pueda otorgar a sus ciudadanos tranquilidad y seguridad por un periodo largo.
“Yo, que siempre abogué por dos Estados para dos pueblos y por la paz con los palestinos, y que dije que voy a estar vivo para verlo, después del 7 de octubre me entraron dudas y no estoy seguro.
Y la solución de dos Estados para dos pueblos, en estos momentos, es irreal.
“No les podemos dar el premio de, encima, darles a ellos un Estado en estos momentos. Tendrán que pasar, yo no sé, diez años…
Todos los estereotipos de todos aquellos que venimos de los socialdemócratas, las izquierdas israelíes, tenemos que replantearnos nuestras posturas ideológicas”.
Replantearse las ideas forma parte del carácter de Sinay, quien en un principio, al ser entrevistado tras los atentados del 7 de octubre, dijo que lo que Israel había vivido había sido otra Shoá. “Después me retracté, me tomó tiempo entender. Hay similitudes y hay diferencias (…). Después de un poquito de perspectiva —que todavía no la tenemos, todavía estamos en el medio de los eventos, somos protagonistas de estos eventos— tenemos que definir qué fue y tampoco nos queda claro definir el qué y aparentemente lo estamos encaminando hacia que fue un pogromo organizado, definido, con intenciones genocidas“.
Pero guardado el sentido de las dimensiones, el ataque del 7 de octubre será recordado como un evento traumático en la historia del país. Así lo piensa Sinay, quien opina que “este año va a ser un año muy, muy complicado, porque ahora cuando venga Yom Azikaron Lejayalei Tzahal, un día antes de Yom Haatzmaut — han caído ya cerca de 500 soldados en estos combates— será documentado y a mi juicio, no estoy seguro, pero casi podría asegurarlo que a partir de ahora, el 7 de octubre va a ser un día de recuerdo nacional.
“Habrá monumentos, se escribirán libros, se harán películas y hay canciones que sé que se hicieron con el 7 de octubre y va a ser un día de conmemoración nacional. Fue un golpe durísimo. La misma gente de (la Guerra de) Yom Kipur dice que esto fue peor.
Recordemos que el evento del 7 octubre fue en el cincuentenario de la Guerra de Yom Kipur.’Se lo hicimos hace 50 años, se lo volvemos a hacer. Los sorprendimos antes. Los volvimos a sorprender’. La misma gente de Yom Kippur de 50 años dijeron ‘esto fue peor’.”
La guerra en Gaza, ¿un genocidio?
Resulta irónico que Israel, un país fundado principalmente para resarcir el daño infligido a al pueblo judío por los nazis, en el mayor genocidio de la historia de la humanidad, sea ahora acusado de perpetrar dicho crimen contra los palestinos, dado el alto número de víctimas civiles en Gaza, como consecuencia de la guerra que libra Israel contra Hamás.
Sinay no tiene duda de que dicha acusación es totalmente infundada, ni de que Israel lo probará fehacientemente en los tribunales internacionales. Pero no puede evitar que un sentimiento de decepción anide en él cuando observa la reacción internacional.
“Estamos totalmente defraudados del mundo y de la reacción del mundo. El 7 de octubre hubo mucha empatía. Aparentemente el 8 se olvidaron de lo que pasó, quién fue la víctima, quién fue atacado. Estamos hablando de organizaciones que esperábamos un poquito más de ellas Naciones Unidas, la Cruz Roja Internacional, organizaciones de mujeres en todo el mundo.
“O sea, esperábamos un poquito más. La reina de Jordania. Bélgica, España. Esperábamos un poquito más de empatía hacia lo que pasó Israel y poder juzgar con neutralidad lo que pasó. Quién fue la víctima. O sea, fue la matanza más grande ocurrida en un solo día desde el Holocausto. Se suponía que una cosa así no podía volver a pasar. Fue el leitmotiv de la creación del Estado de Israel. Por eso se creó el Estado, para que una cosa así no pueda pasar. Pero fue brutal. Fue salvaje”.
Israel ha respondido a la acusación conforme la ley internacional demanda. “Israel aceptó participar, mandó también al juez Aaron Barak, que es el mejor jurista que tenemos en el Estado de Israel. Lo que ha salido hasta este momento es relativamente satisfactorio para Israel. Han reconocido la barbarie que ha hecho Hamás, el genocidio que hizo Hamás (…). Han hecho crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad”.
Mario Sinay aprovecha el espacio para repetir un mensaje:
“Tenemos las manos y la conciencia limpias y lo hemos demostrado en la Corte de Justicia Internacional de La Haya. Actuamos en guerra según los códigos de guerra internacional. Los hemos respetado. Hemos hecho todo lo posible, habido y por haber, para que los no involucrados no sean víctimas de este evento.
“Y todas las víctimas no involucrados en la Franja de Gaza, que son miles, es culpa de Hamás. Ellos los han utilizado como escudos humanos. Nosotros hemos permitido, hemos pedido que se retiren, hemos permitido la ayuda humanitaria (…). Cada edificio que nosotros bajábamos, alertamos para que se desaloje a tiempo, para que no haya víctimas no involucradas”. Y sentencia: “ninguno nos va a enseñar a nosotros, al ejército de Israel, ética y moral”.
Sobre la polémica interna que vive el país respecto a las acciones que debería emprender el gobierno para garantizar el regreso con bien de los rehenes que permanecen en Gaza, Sinay está de acuerdo con la postura que pide que se haga todo lo necesario, como el intercambio de los cautivos por presos palestinos acusados de terrorismo que están en prisiones israelíes.
Sin embargo, también tiene claro que ese “todo lo necesario” no puede incluir la permanencia de Hamás en el poder en Gaza. “Israel no se va a retirar hasta que no destruyamos la infraestructura política y militar de Hamás y que Hamás no sea el gobernante”.
El futuro de Gaza
Una vez que Hamás haya sido desalojado del poder en Gaza, el futuro de esa conflictiva y estratégica región de Medio Oriente dependerá, en buena medida, de lo que Israel considere conveniente para sus propios intereses, pera la seguridad de su población y para garantizar su propia existencia. “Los palestinos no van a desaparecer y nosotros tampoco”, afirma Sinay.
“Ahora tenemos que ver qué sería lo mejor para nosotros como israelíes, pero también mirarlo desde el punto de vista palestino. Cuál sería una solución que (permita que) podamos convivir en esas circunstancias (…). Entonces, se está manejando varias opciones y yo soy adepto a la propuesta que hizo el ministro de Seguridad israelí, Yoav Gallant.
“Él habla de cuatro fuerzas: fuerza número uno en la Franja, en la parte sur de la Franja de Gaza, necesitamos a Egipto de su lado de la frontera y nosotros del lado interno para asegurarnos que el contrabando de armas clandestino no pase, porque la mayor cantidad de clandestinidad pasaba por el Sinaí y no pasaba por Israel (…).
“El punto número dos, que hay posibilidades, hay posibilidad. Es una fuerza panárabe moderada (…): Egipto, Jordania, Marruecos, Arabia Saudita, los Emiratos, el mismo diablo, Qatar. Tenemos que hablar con el Diablo, Qatar, que son quienes tienen el poder económico de financiar la restauración de la Franja de Gaza, la reconstrucción de la Franja de Gaza (…).
“Tercer punto: necesitamos garantías americanas y europeas, sin lugar a duda. Necesitamos tener garantías de que se cumpla lo que se está pactando”. Para Sinay, el cuarto agente involucrado tendría que ser una administración local, formada por palestinos civiles, desvinculados de Hamás y de la Autoridad Palestina, que puedan ocuparse de la salud, la educación y otros menesteres administrativos.
También está seguro de que Israel conservará el control militar de un territorio de un kilómetro de profundidad que corra a todo lo largo de la frontera. Piensa que eso es indispensable para que miles de desplazados israelíes se sientan seguros para volver a habitar los pueblos y ciudades que tuvieron que abandonar como consecuencia del más cruento ataque sufrido por los judíos desde el Holocausto.
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