Enlace Judío México e Israel – Para los veteranos de guerra, para los supervivientes de ataques o de eventos traumáticos, la diferencia entre tener o no una vida puede radicar en la calidad de la rehabilitación física y emocional que reciban. A eso, a rehabilitarlos, se dedica Beit Halojem, y la presidente de Amigos de Beit Halojem México conversó con nosotros, en exclusiva.
“Ellos ya dieron todo lo que tenían que dar”, dice Raquel Rubinstein sin dudarlo un segundo. “Su cuerpo, su alma, su salud y su familia”, agrega, “porque ellos quedan afectados y todos los de su alrededor quedan afectados”. Se le ha pedido a la presidenta de los Amigos de Beit Halojem México que envíe un mensaje a los usuarios de este medio y ella responde con un mensaje que apela a la reciprocidad, a la empatía, a la solidaridad.
“Yo siempre digo que ellos ya cumplieron: nos toca cumplir a nosotros, por lo menos ayudarlos a que se rehabiliten lo mejor posible, a que se reintegren a la sociedad. Muchos de ellos tienen apenas que estudiar. Beit Halojem les proporciona becas y les proporciona también becas deportivas y esa es la manera de ayudarlos”.
Ese “ellos” al que se refiere Rubinstein está formado por hombres y mujeres de diversas edades y orígenes que, sin embargo, están unidos por una condición: fueron heridos o resultaron psicológicamente afectados como consecuencia de la guerra o de algún ataque terrorista. Son miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel que reciben rehabilitación física y emocional para reincorporarse a la sociedad.
Beit Halojem
“Hay terapia física, hay terapia emocional, hay fisioterapia, hay hidroterapia, por ejemplo, hay pilates, que a muchos soldados heridos les funciona muy bien y básicamente eso es. O sea, Beit Halojem a lo que se dedica no es a lo médico, lo médico se los da la Secretaría de Salud, digamos una prótesis, muletas, eso se los proporciona la Secretaría de Salud, pero todo lo que es tratamientos lo da Beit Halojem“.
En un país como Israel, acostumbrado a la guerra y a recibir ataques terroristas, los servicios que presta Beit Halojem son preciados y esta organización no gubernamental siempre tiene trabajo, pero tras los ataques del 7 de octubre y la guerra que siguió, la situación se volvió quizá más aguda que nunca.
“Obviamente hay miles de heridos. Eso lo sabemos. Beit Halojem ha ido a todos los hospitales a convencer a todos estos chicos y chicas heridos que entren a una rehabilitación prontamente. Pero cada caso es diferente. Hay gente que tiene que pasar muchas cirugías, largo tiempo de rehabilitación en los hospitales y ya después entran a Beit Halojem”.
Desde el 7 de octubre, asegura Rubinstein, el Ministerio de Defensa ha liberado de servicio a tres mil soldados por discapacidad. Esto “quiere decir que ya no van a volver a estar en servicio, entonces se vuelven veteranos y, bueno, hay que atenderlos”.
Un segundo hogar
Desde síndrome de estrés postraumático hasta extremidades mutiladas, los veteranos de las FDI que aterrizan en Beit Halojem han sido marcados de por vida. Prestar sus servicios al país les ha costado un precio alto y, encima, muchas veces tienen que lidiar con las miradas ajenas, con los sentimientos de lástima o con el desprecio de una sociedad que prefiere mirar a otro lado.
Por eso, una vez que se integran a la organización, estos veteranos encuentran ahí una nueva familia. “Exactamente eso es lo maravilloso de estos centros, que se hace una hermandad entre ellos y los que ya llevan tiempo ahí, pues instruyen o acompañan a los nuevos para que les sea más fácil su camino”.
Además de recibir tratamientos de rehabilitación, los chicos realizan viajes y actividades recreativas. “Si están en una alberca y uno se quita la prótesis de una pierna, pues nadie se le queda viendo como si estuviera en una alberca pública en otro lado; entonces, para ellos es como su segundo hogar; así lo lo llaman ellos: el segundo hogar“.
También adquieren nuevas familias. “Llevo amistad con varios de ellos. A veces hasta nos escribimos. Mi esposo y yo tuvimos el gusto de donar un cuarto de música en el Beit de Tel Aviv y pues hay chicos que ahí están felices. Entonces nos han escrito, nos han mandado chats o videos de cómo cantan y cómo están con sus instrumentos y pues están felices porque la música pues obviamente es una manera maravillosa de rehabilitarse“.
Los veteranos de guerra, los sobrevivientes de atentados, los expolicías heridos, todos se vuelven en Beit Halojem una familia y, conforme nuevos miembros aparecen, los más experimentados les ofrecen su ayuda para atravesar por los momentos de trauma que implica la aceptación de su nueva realidad y el proceso de rehabilitación.
Algunos llevan esto tan lejos que incluso terminan por incorporarse al equipo de la organización. Es el caso de una mujer que, a los 21 años, sobrevivió a un ataque terrorista en un autobús. “Ella venía sentada en el asiento donde exactamente estaba el tanque de gasolina. Entonces explotó. La verdad, es un milagro que ella vivió. Pero resultó con quemaduras en todo el cuerpo”.
Después de pasar por 17 cirugías, la mujer se integró a Beit Halojem, “y ahora es una de las directivas. Y ella se ocupa mucho de un grupo que se llama Ajiad, que es el grupo que tiene trastorno postraumático y con ellos viaja y hacen actividades juntos y también tiene un grupo de hijos de discapacitados del ejército que se los lleva a un camp a Canadá una vez al año”.
Otro caso es el de Yuval Cohen, director de Beit Halojem en Be’er Sheva, que tras sobrevivir a un atentado en el ’99, pasó por un proceso de rehabilitación en la ONG para la que ahora trabaja. “Él estaba en el 7 de octubre en el kibutz Erez, a donde también trataron de entrar los terroristas, y se unió a su brigada y pudo defenderse. Y bueno, él ahorita va a recibir a gente que él conoce del sur, porque él es del sur.
Rubinstein se refiere a estas personas como “héroes por segunda vez”. “La primera por entrar al ejército y luchar y la segunda por rehabilitarse, porque es un trabajo muy, muy, muy duro. La verdad es que son chicos jóvenes, con todo el entusiasmo, toda la fuerza, con una estructura física perfecta y en un segundo, les cambia la vida“.
Beit Halojem México se formó por iniciativa del entonces embajador Jonathan Peled. “Él era muy amigo… sigue siendo muy amigo de una persona que trabajaba en Beit Halojem y nos dijo que estaría muy bien que hubiera una representación de amigos de Beit Halojem en México. Y pues nos entusiasmamos, fuimos a Israel, conocimos el lugar y bueno… entonces se nombró Beit en México como otra plaza y aquí estamos trabajando”.
Si deseas realizar una donación para que esta organización pueda seguir realizando su trabajo, puedes contactar a los Amigos de Beit Halojem México en Facebook o Instagram, o comunicarte al teléfono: 55 59 89 18 08.
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