Enlace Judío México e Israel – Durante décadas, los Rollos del Mar Muerto tuvieron en Adolfo Roitman a un embajador, un custodio y un amante incondicional. Ese hombre, viejo amigo de este medio, ha decidido dejar este año su cargo de curador de los Manuscritos del Mar Muerto y de director del Santuario del Museo del Libro. Conversamos con él, en exclusiva, para conocer sus motivos.
Adolfo Roitman ha cumplido un ciclo. La metáfora es adecuada si se considera la forma en que los manuscritos que ha custodiado durante 30 años fueron conservados hasta su descubrimiento, en la primera mitad del siglo XX. Se trata de los manuscritos del Mar Muerto, conservados y exhibidos en el Santuario del Libro, bajo la curaduría de Roitman.
“Llegué finalmente a la edad que, según la ley de Israel, es la edad para jubilarse”, aclara cuando se le pregunta por el motivo de su renuncia. “Hubo un ofrecimiento por parte de la institución de pensar o sopesar ” la posibilidad de prolongar su estancia en la institución, “pero tengo que confesar que, después de haber trabajado desde los 17 años…”, ha llegado su tiempo de buscar otras ocupaciones.
Y parafrasea al rey Salomón: “Hay un tiempo para todo. Hay un tiempo para reír, hay un tiempo para llorar, hay un tiempo para vivir, hay un tiempo para morir… Y también acá hay un momento de trabajo y hay otro momento, digamos, en donde la naturaleza de trabajo o el marco del trabajo va a cambiar. No voy a dejar de trabajar pero sí a cambiar de marco que, obviamente, me limitaba, porque si, por ejemplo, me invitaban a ciertos lugares, yo obviamente tenía que recibir autorización de la dirección del museo…”
Recuperar su libertad a los 67 años parece motivarlo. Sin embargo, cuando echa la mirada hacia el pasado, motivado por la petición que le hacemos en esta entrevista exclusiva, y que consiste en seleccionar tres momentos que lo hayan impactado a lo largo de su prolífica carrera como curador, es obvio que también hay un pequeño pesar. Ese trabajo ha sido, finalmente, su vida.
Los Manuscritos del Mar Muerto legitiman los derechos de los judíos sobre Eretz Israel
Los rollos son un testimonio material de la producción intelectual, espiritual, literaria, religiosa, de los judíos que vivieron en la tierra de Israel hace 2000 años. Hay que recordar que la enorme mayoría de los materiales están escritos en hebreo y muchos de ellos en una escritura que nosotros, los hebreos parlantes modernos, podemos leer.
Te voy a contar una anécdota. En el año 2003 yo instalé una exhibición muy grande en el museo, que llamamos ‘los secretos del santuario’. El foco de la exhibición era una sección del rollo del templo. El rollo es de la cueva número 11, hallado en 1956 y tiene más de ocho metros de extensión. Y una de sus secciones es la más extensa de cualquier fragmento de los rollos. Tiene más de tres metros de extensión y la teníamos, obviamente como el foco central de la exhibición.
Un día yo estaba guiando un grupo VIP. Y en eso veo que una niña estaba parada frente a la vitrina. Entonces les digo: esperen un minuto. Me acerco a la niña y le digo: ¿eres israelí? Sí, responde. ¿Cuántos años tienes? Dice: Tengo ocho años. ¿Lees hebreo? Me miró como un marciano. Dice, por supuesto que sé leer hebreo. Digo: a ver, ¿puedes empezar a leer?. Y empieza a leer un manuscrito que tiene eso un poco más de 2000 años, cuando no es ninguna profesora de Cambridge, de Oxford o de la Universidad Hebrea. Es simplemente una israelí que puede leer en su propia lengua un texto escrito por otros judíos hace 2000 años atrás.
Ese argumento prueba con mucha claridad que el pueblo judío ha sabido mantener sus tradiciones, su literatura, su lengua durante miles de años, lo que crea una continuidad cultural. Y obviamente, en este sentido, los judíos como tales que se definen pertenecientes al pueblo de Israel, tienen derechos legítimos, no digo exclusivos, pero legítimos sobre esa tierra, porque nacieron en esa tierra.
Y por lo tanto, leer estos textos de judíos escritos 2000 años es como si, de alguna manera, estuviera leyendo textos de parientes muy antiguos de una misma familia, de la cual yo también desciendo, a pesar de no saber quiénes fueron mis ancestros hace 2000 años en la tierra de Israel.
Tres momentos entrañables
Escoger tres momentos entrañables, dice, es como elegir uno por década. No dice la palabra despropósito pero se infiere que pasa por su mente cuando, generoso como siempre, obvia sus objeciones y nos da gusto al enumerar los tres momentos que le pedimos evocar.
El primero que acude a su mente es uno de vanguardia, de tecnología, de innovación. “En mayo, 2011, nosotros colocamos por primera vez en el mundo los Rollos del Mar Muerto en la plataforma Google (…). Nunca antes los Rollos del Mar Muerto fueron colocados en una plataforma que le permitiera a la gente ver, en todo el globo terráqueo, esos rollos en una calidad de imagen de 1200 megapixeles”.
El segundo recuerdo que trae a la mesa ocurrió, de hecho, antes. En el año 2006, con motivo de la reinauguración del Santuario del Libro, se produjo por primera vez una película dramática sobre los Rollos del Mar Muerto. “No un documental. Documentales hay miles”. Esa película, dice, marcó un antes y un después porque presentó por primera vez a los cumranitas “no como objetos arqueológicos sino como seres humanos”.
El tercer momento “tiene más que ver con lo personal. En enero de 2020 hubo un gran evento en Yad Vashem por el Holocausto, y vinieron personalidades políticas del mundo entero. En el término de 48 horas, en el Museo de Israel recibí al presidente de Portugal, al rey de Bélgica, al príncipe de Luxemburgo, pero sin duda, la gran figura que recibí en ese marco fue el entonces príncipe y hoy rey de Inglaterra, Carlos III.
Y yo recuerdo estar con el príncipe Carlos y me sentía parte de una película, sencillamente. Porque son personajes que uno los conoce obviamente, de los medios de comunicación, pero la posibilidad simplemente de compartir con él unos momentos, de ser humano a ser humano... Es algo muy emocionante. Incluso cuando finalizó su visita, y como nos habíamos adelantado y todo tenía que cumplirse de acuerdo a los tiempos (…), dijimos ‘bueno, nos sentamos a tomar té’.”
También sirvió como guía del expresidente de México, Enrique Peña Nieto, y su entonces esposa, la actriz Angélica Rivera. Por aquel tiempo, Peña era apenas el gobernador del Estado de México y no era una persona realmente conocida fuera del territorio nacional.
Sin embargo ella, que no hacía mucho había estelarizado una popular telenovela, recuerda Roitman, fue abordada por una multitud de fanáticos que la seguían por el recinto. Las telenovelas mexicanas eran, al parecer, bastante populares en aquel Israel.
Los manuscritos permiten entender cómo era el judaísmo en tiempos de Jesús
Adolfo Roitman conoce como pocos la importancia de los manuscritos que estudió y custodió celosamente durante 30 años. No podemos desaprovechar la oportunidad para pedirle que, una vez más, intente explicárnosla.
“Cuando hablamos de los Rollos del Mar muerto hablamos de una mina inagotable de conocimiento. Pero es literal. Esos manuscritos fueron descubiertos hace aproximadamente unos 75 años atrás. Y representan el mayor descubrimiento arqueológico en la historia de la arqueología de Israel, y para muchos, y obviamente me incluyo, el más importante del mundo en el siglo XX“.
Se trata de un descubrimiento, dice Roitman, que cambió “de una manera radical”, las nociones que se tenían hasta entonces del judaísmo rabínico y del cristianismo. “Nunca antes encontramos material original, escrito hace 2000 años”, que nos permita entender cómo era el judaísmo en tiempos de Jesús.
A partir del hallazgo y estudio de los Rollos, y gracias al trabajo del propio Roitman, ahora sabemos mucho más al respecto. Lo que Roitman ha hecho durante su gestión de tres décadas, dice él mismo, ha sido justamente compartir la riqueza cultural, literaria, histórica y religiosa de esos manuscritos.
Los rollos nos presentan “ecos de los judaísmos que había en esa época. Estamos hablando de la época grecorromana. Distintos grupos identificaban de distinta manera al judaísmo porque en esa época no existía un judaísmo normativo (…). Lo que caracterizó siempre al judaísmo fue su policromía”.
Ahora, dice, hay grupos que pretenden ostentar un único judaísmo válido, pero hace 2000 años, los múltiples judaísmos coexistían y eran como las ramas de un árbol genealógico o evolutivo, muchas de las cuales se han perdido en el tiempo para dar lugar a las formas de pensamiento y observancia que conocemos hoy en día.
“Los Rollos del Mar muerto te obligan a ser más humilde en la manera de evaluar tu identidad, y en la manera, también, de entender a los otros y, por lo tanto, a ser mucho más tolerante”.
Para celebrar el trabajo y el legado de Adolfo Roitman, ya se preparan eventos tanto en México como en Israel. Nuestro entrevistado no quiere ofrecer demasiados detalles y es modesto cando se le pregunta si acaso recibirá un homenaje. “No pega mucho con mi estilo”, dice. Anticipa, sí, que entre el 16 y el 18 de agosto, en Tulum, Quintana Roo, México, será parte de un retiro organizado por el Instituto Shalem.
No te pierdas detalles de esta entrevista, que puedes ver completa en el video anexo a la presente nota.
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