El Hospital Shifa volvió a ser noticia por los nuevos enfrentamientos que se dieron en su interior y a su alrededor. Este episodio nos deja varias lecciones respecto a la forma taimada y perversa con la que Hamas hace su guerra (y la pierde).
Desde hace un par de semanas, el ritmo de la guerra ha bajado. Era previsible. Desde un poco antes señalé en mis transmisiones en vivo (martes y miércoles, 12 del día horario CDMX, por el canal de Enlace Judío en YouTube o Facebook) que Israel estaba buscando el modo de disminuir la agresividad de sus ataques contra Hamas durante el mes del Ramadán o, por lo menos, durante sus primeros días.
La razón es lógica: muchos extremistas usan el Ramadán como pretexto para incrementar su violencia, y la guerra en Gaza era un pretexto más que perfecto. Así que era previsible que Israel les quitara esa excusa, sobre todo para evitar violencia excesiva en otros países (principalmente, Europa).
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Este lapso en el que las cosas han sido menos drásticas bien podía ser aprovechado para implementar algunas mejoras en las condiciones de vida de los palestinos que, dentro de la Franja de Gaza, se han visto obligados a desplazarse fuera de sus hogares.
Pues no. Hamas, en ves de ello, hizo lo de siempre: aprovechar los momentos de calma (o de relativa calma) para tratar de rearmarse, reorganizarse, y seguir adelante con su guerra.
Con ello en mente, volvió a trasladar combatientes hacia el norte de la Franja, y trató de reposicionarse —dónde más, sino en un hospital— en el Hospital Shifa.
La lección es clara: Hamas nunca querrá hacer movimiento hacia la paz. Toda ventaja que se le dé será usada, inequívocamente, para prepararse para la guerra. Hamas nunca va a cejar en su objetivo de destruir a Israel. Por eso es que Hamas debe ser destruido.
El detalle interesante es que Hamas falló en sus objetivos, y una de las principales razones fue la falta de comunicación entre sus mandos y sus combatientes.
Es bien sabido que ese fue uno de los primeros golpes que Israel dio al grupo terrorista: cortarle la señal de internet para así empezar a degradar sus capacidades de comunicación interna. Luego, con el avance de las tropas israelíes, la captura de cuarteles y centros de mando, y la eliminación de los más importantes líderes operativos de los batallones de Hamas, las capacidades de comunicación del grupo terrorista terminaron de colapsar.
Hamas, en los últimos tres meses, prácticamente ha luchado a ciegas.
Por ello, cometieron un error gravísimo al trasladarse otra vez al Hospital Shifa. Según se supo por la información obtenida de algunos de los cientos de combatientes capturados en estos últimos días, Hamas creía que Israel ya se había retirado de la zona del hospital. En consecuencia, el nuevo asalto al hospital tomó por sorpresa a los terroristas. Decenas de ellos murieron en combate, incluyendo al jefe de operaciones del servicio interno de seguridad de Hamas.
Peor aún: muchos de los mandos operativos de Hamas que todavía viven, se establecieron en el hospital confiados en que las tropas israelíes ya no estaban al pendiente de esa zona. Además de reorganizar a Hamas en el norte de la Franja, otro de los objetivos era reconstruir la infraestructura dañada por Israel. Es decir, los túneles bajo el hospital.
Ahora la derrota de Hamas en ese sitio es total. Además de los decenas de muertos, hay cientos de terroristas capturados, y se ha decomisado mucho nuevo material con información que va a ser muy útil en los siguientes días.
Todo esto evidencia que la capacidad operativa de Hamas está severamente dañada. Son incapaces de hacer movimientos importantes sin que Israel se dé cuenta. También perdieron la capacidad de defenderse de los ataques israelíes una vez que sus movimientos han sido ubicados.
Por eso, con mayor razón, es preciso que Rafah sea atacada y Hamas termine de ser destruido. Hasta el momento, Israel ha rechazado todos los intentos estadounidenses para evitar el asalto al último bastión terrorista de Gaza, y es muy probable que conforme concluya la festividad de Ramadán, la carga israelí vuelva a intensificarse.
Los días de Hamas están contados, y el grupo terrorista ya no tiene la capacidad de evitarlo
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