Gastón y Oxana, como creadores de contenido, se han convertido en voces autorizadas para relatar la vida en Israel para el mundo de habla hispana. Aprovechamos su visita a México para conversar con ellos, en exclusiva, sobre cómo se convirtieron en influencers, sobre cómo lidian con el antisemitismo y sobre muchas cosas más.
En el inagotable mar de contenido que se genera y que se consume diariamente en las plataformas sociales más populares, lo que hacen Gastón y Oxana destaca.
Claro, la pareja no es la única que habla sobre judaísmo o sobre Israel en YouTube, pero sí es la única que lo hace en español. Y si ya eran populares, Gastón y Oxana han visto cómo sus seguidores se multiplican a partir del 7 de octubre.
Pero cuando comenzaron a trabajar como equipo, Gastón y Oxana no pensaron que algún día se convertirían en reporteros de guerra. Su contenido, más bien de corte social e intimista, retrata la vida judía ortodoxa, las tradiciones judías y, en general, la forma de vivir de los israelíes de múltiples denominaciones.
“Fue amor a primera vista”, responde ella, risueña, cuando le pedimos a la pareja que nos cuente cómo se conocieron. Ella era una joven y bella soldado de las FDI cuando él, turista judío argentino, dio con sus ojos. Desde entonces están juntos y hace cuatro años que comenzaron a crear contenido.
“Es muchísimo trabajo”, asegura Oxana, contar “la historia auténtica de dos judíos que viven in Israel y cómo es la vida (en ese país) a través de nuestros ojos”. Pero es un trabajo importante si se considera que casi todo lo que el mundo sabe sobre Israel y sobre los judíos es una mezcla de información estigmatizante, noticias parcial o totalmente falsas y relatos tendenciosos.
“Empezamos de la nada“, sigue Oxana, “no sabíamos a dónde íbamos a llegar” ni a qué público. Y conforme comenzaron a subir sus videos a las plataformas como TikTok y YouTube, descubrieron con asombro que a mucha gente le interesaba saber más sobre Israel y sobre el judaísmo. “Hay gente a la que le interesa desde el lugar religioso, hay gente a la que le interesa desde el lugar cultural… Y la mezcla de personas a las que les interesa Israel y el judaísmo a mí me fascina hasta hoy”.
Oxana habla un español bastante fluido y no le es ajena la jerga argentina. Es algo común entre las chicas de su generación, afirma, pues todas crecieron viendo telenovelas de aquel país. “Siempre supe que me iba a casar con un latino”, ríe, y mira a Gastoncito, como suele decirle a su pareja, con un amor transparente que no se intimida frente a las cámaras.
“Empezamos a crear contenido que nosotros hubiésemos querido ver sobre Israel”, se integra al fin Gastón. “Nosotros veíamos mucho YouTube antes de comenzar nosotros a hacer contenido y así fue como dijimos ‘bueno, necesitamos que alguien haga exacto lo que está haciendo esta persona pero en Israel, contando la historia de Israel como país, como Estado; la historia, la cultura y también como religión’.”
Gastón y Oxana tiene que ser una marca, pensaron desde el inicio, y aunque se dividen el trabajo (él hace la post y ella, la producción), despliegan sus encantos a cuadro juntos, planean sus contenidos juntos, viajan juntos y pasan todo el tiempo juntos. “Es lo mejor que nos ocurrió en la vida”, responde Gastón a quien lo compadece por tener que trabajar con su esposa y estar con ella todo el día, todos los días.
“Al final, ¿para qué necesitas una pareja? ¿Para verla en los findes y cada uno con su Netflix?”, agrega ella en franco contubernio.
El hate
Empeoró a partir del 7 de octubre pero estuvo ahí desde el principio. Porque si bien la pareja recibe innumerables comentarios positivos de su audiencia, también recibe odio por racimos. Muestras de ignorancia o de una beligerancia muy abierta por ser israelíes o por ser judíos.
Les ocurrió, por ejemplo, con aquel célebre video en el que le mostraban al mundo un supermercado ortodoxo. Y aunque se quejaron en TikTok, nunca recibieron respuesta. Los comentarios que aludían a Hitler quedaron sembrados ahí. “La mayoría de los comentarios negativos o que tienen una connotación peyorativa, son contra los judíos en general”, dice Gastón, “o contra Israel en general”, agrega.
“Llegamos a la tele, hablamos sobre eso en las noticias pero no pasó nada”, lamenta Oxana. “Y eso nos mostró que la plataforma (TikTok) no tiene el respaldo de sus creadores“.
Sobre el 7 de octubre, día en que sus vidas cambiaron y sus contenidos también, la pareja habla con franqueza y con dolor. Es visible el trauma y son elocuentes las palabras. “El 7 de octubre nos tomó por sorpresa como a cualquier israelí”, narra Gastón. “Estábamos en nuestra casa. Nos despertamos a las seis y media con sirenas, fuimos al búnker —nosotros tenemos un búnker abajo, en el subsuelo— y no entendíamos bien qué era lo que estaba pasando”.
Esa mañana, el matrimonio fue y vino del búnker intermitentemente, conforme una nueva ronda de sirenas aparecía en el aire, y según narra Gastón, aprovechaba cada viaje de vuelta a la casa para ver por el televisor las escenas que poco a poco iban circulando. “Estuvimos uno o dos días en shock total”, confiesa. “Shock total, petrificados, y así creo que estuvo en general el país. Esa era la sensación de ‘¿qué está pasando?’.”
Pero no duró mucho para ellos el pasmo. “Después de esos dos días dijimos ‘OK, tenemos una responsabilidad. Tenemos una voz, tenemos redes sociales, tenemos gente que nos está siguiendo, que quiere saber qué es lo que está pasando’, y a partir de ese momento no paramos de generar contenido respecto a la situación de lo que estaba pasando en Israel, pese a ser contenido totalmente distinto al que veníamos haciendo previo al 7 de octubre”.
“Nuestros seguidores se enteraron de que pasaba algo en Israel”, asegura Oxana, “porque les mostramos cómo bajamos al búnker, los primeros, seis y media de la mañana”. Desde entonces, efectivamente, no pararon. Ahora, quien visite sus canales puede mirar videos donde la pareja conversa con sobrevivientes o donde muestra los destrozos que Hamás dejó tras su paso por el sur de Israel.
Su misión, confianza, era documentarlo todo antes de que la historia comenzara a borrarlo, antes de que el negacionismo ganara terreno y, como ocurre con el tema del Holocausto, muchos empezaran a decir que nada de eso ocurrió en realidad. “Entendimos que era nuestro deber empezar a mostrar desde el primer minuto qué estaba sucediendo”, afirma Oxana, “y a partir de ese momento y hasta ahora no paramos de traer estas historias personales de las víctimas y de las personas afectadas el 7 de octubre”.
El trauma
“Todavía estamos en medio del todo”, responde Gastón cuando se le pregunta a la pareja cómo logra lidiar emocionalmente con lo que está ocurriendo. “Es emocionalmente muy agotador”, agrega. “Es muy difícil también saber cómo. hablar con una persona cuya familia está secuestrada en Gaza, o que asesinaron a toda su familia en un kibutz, y nos topamos con eso todo el tiempo”.
También han tenido que ver los videos; esos que nadie querría ver; los videos de la barbarie que comenzaron a circular por las redes mientras los hechos que reflejaban estaban ocurriendo, muchas veces capturados por los propios perpetradores y propagados por doquier, aunque ahora mismo diera la impresión de que el mundo prefirió no enterarse.
Ver, editar y censurar esos videos para poder mostrar parcialmente su contenido “fue muy duro”, asegura el joven argentino-israelí, y agrega que está seguro de que algún día, cuando ya no se encuentren inmersos en el día a día del conflicto, cuando la tempestad haya pasado, se darán cuenta del impacto emocional que todo aquello tuvo en sus vidas.
“Yo puedo decir que en el principio, en la primera semana o dos, pensé que algo estaba roto conmigo porque no pude llorar”, se sincera Oxana. Agrega que durante varias semanas vivió en un estado de entumecimiento, de tensión, y que varios meses le duró, como a muchos, el miedo a la caída de misiles o, de plano, del Estado. Gastón, por su parte, asegura que en este mismo viaje a México despertó en medio de la noche, convencido de que sonaban las sirenas y que debía buscar refugio.
Dos semanas después del ataque, Oxana pudo llorar al fin. Entendió que no había nada descompuesto en ella, y que su mente había hallado un mecanismo de protección que, al fin, cedía al peso de las emociones. Luego vino la depresión. En Israel, desde el 7 de octubre, todo en la televisión son noticias. Todo el tiempo está ocurriendo algo y se transmite en vivo. “En algún momento, por nuestra salud mental, tuvimos que parar con eso”.
Sin embargo, el país sigue en estrés, viviendo la impresión del trauma en su piel mientras ocurre. “Al Estado le cuesta mucho seguir adelante”, opina Oxana. “No hablan sobre nuevos proyectos o sobre cómo Israel va a aparecer en 2025… no hablan de nada. Es como que todo paró”.
Pero fuera de Israel no se detuvo el tiempo. En México, por ejemplo, Gastón y Oxana se toparon con una comunidad urgida de ayudar. Les conmueve la solidaridad que han encontrado y se dicen sorprendidos. “Es hermoso ver cómo el pueblo judío y los que apoyan a Israel hacen cosas físicas para apoyar a Israel”.
Pero también está lo otro. Los seguidores que antes los amaban y ahora, a raíz de la guerra en Gaza, los odian. “OK, yo no puedo cambiar su opinión, si nos odias está bien, anda a a otro canal que te va a gustar más. Pero también se sumaron muchísimas personas que de repente quieren saber sobre Israel, no de una forma histórica o cultural o religiosa sino también de una forma política, y para ellos ahora también necesitamos encontrar un puente de contenido que le va a interesar y gustar”.
Gastón coincide con que, tras el 7 de octubre, los mensajes de odio a Israel y a los judíos se multiplicaron. “Mucha gente nos pregunta ‘¿cómo hacen para lidiar con todo eso? ¿Cómo hacen para lidiar con gente que les dice barbaridades?’. Y la verdad es que hay que entender que la gran mayoría de las personas no piensa así. La gran mayoría de las personas no odia a Israel.
“Yo diría que la gran mayoría de las personas no sabe lo que está pasando allí. Por eso nosotros, la verdad, es que no gastamos energía en contestarle a personas que te odian porque, realmente, no vas a cambiarle la opinión a una persona que te escribe barbaridades, así que nos enfocamos en lo positivo, nos enfocamos en la gente que nos quiere, que nos apoya, y también en la gente que quiere saber, que viene de forma curiosa, abierta, dispuesta a escuchar qué es lo que está pasando realmente en Israel, desde nuestra perspectiva”.
¿Cómo le hacen para seguir con una actitud tan positiva pese a todo?, se les pregunta. “Porque creemos en la humanidad”, responde Oxana con voz vigorosa y convencida, segura de que la oscuridad será disipada por la luz de las pocas personas que aún respaldan a Israel.
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