La historia de la Torá ANZAC y cómo sobrevivió

Desde las batallas de antaño hasta los defensores actuales de nuestra preciada libertad, la historia de la Torá ANZAC [acrónimo de cuerpos del ejército australiano y neozelandés, por sus siglas en inglés] encarna el espíritu imperecedero del heroísmo judío.

El 25 de abril, se celebró el Día ANZAC, de profundo significado para australianos y neozelandeses, ya que conmemoran el valor de sus soldados en la Primera Guerra Mundial, en particular en la campaña de Gallipoli.

Pero, ¿qué conecta esta lejana historia con nosotros, la comunidad judía?

Una historia inspiradora se entrelaza con la tradición de ANZAC.

En 1915, el rabino David Itzjak Friedman, quien sirvió como rabino de la Congregación Hebrea de Perth en Australia Occidental, se embarcó en un viaje que grabaría su nombre en los anales del heroísmo.

Al unirse a las filas de las fuerzas de ANZAC, el rabino Friedman llevaba consigo una misión sagrada y un símbolo de fe: un pequeño Sefer Torá regalado por la comunidad judía de Alejandría, Egipto, donde se había detenido durante el arduo viaje a Galípoli.

La antigua comunidad judía de esa famosa ciudad quería mostrar su aprecio por su esfuerzo bélico y el de los soldados judíos y hacer algo para protegerlos. Le dieron ese pequeño Sefer Torá, un Sefer Torá muy especial, que él llevó y conservó con él en todo momento.

El rabino Friedman durante la campaña de Galípoli

A lo largo de la tumultuosa campaña de Galípoli y más allá hasta el frente occidental, el coraje y el compromiso inquebrantables del rabino Friedman quedaron personificados en la presencia del Sefer Torá, un faro de esperanza en medio de los horrores de la guerra. En medio del caos de la batalla, significó resiliencia y devoción, y acompañó al rabino durante los días más oscuros, incluida la infame Batalla del Somme, donde perdieron la vida más de un millón de soldados.

El rabino Friedman era un héroe mencionado en los despachos, y su sagrado Sefer Torá lo acompañó en cada misión heroica y lo protegió de cualquier daño.

Después de la guerra, el rabino Friedman regresó a casa, pero el viaje de la Torá ANZAC continuó, aunque con giros y vueltas.

El rabino Friedman falleció en 1939 y, de alguna manera, el Sefer Torá llegó al Museo de Australia Occidental. Por alguna razón desconocida, se perdió alrededor de la década de 1950. Simplemente desapareció del Museo; no pudieron encontrarlo.

Milagrosamente, como salido de la nada, el Sefer Torá se encontró en 2003.

Perdido durante décadas, su redescubrimiento reflejó la resiliencia que simbolizaba, un ejemplo más del espíritu perdurable de aquellos a quienes había acompañado durante los estragos de la guerra.

Hoy, la Torá ANZAC reside en la Congregación Hebrea de Perth, un vínculo tangible con una era pasada de sacrificio y valor. Se encuentra en la sinagoga recientemente remodelada donde el rabino Friedman ministró durante 42 años, de 1897 a 1939.

Un vínculo entre pasado, presente y futuro

En el hermoso Aron Hakodesh (Arca Santa), en medio del esplendor de una sinagoga moderna del siglo XXI, ocupa un lugar de honor la Torá ANZAC de más de 100 años de antigüedad.

Actualmente, en el Día de ANZAC, hay servicios, celebraciones, desfiles y conmemoraciones en todas las ciudades de Australia y Nueva Zelanda, muy similares a los que tenemos en Israel en Yom Hazikaron y en el Día del Armisticio en el Reino Unido, cuando hay servicios de acción de gracias en el Cenotafio de Londres.

En el Día de ANZAC, el Sefer Torá emerge de su santuario y realiza un viaje anual para ser un conmovedor recordatorio de las contribuciones de los soldados judíos al esfuerzo bélico en la Primera Guerra Mundial y más allá.

En el corazón de Perth, en medio de la solemnidad de los Servicios de Conmemoración, se erige la Torá de ANZAC, un testigo silencioso del coraje de quienes lucharon bajo su sombra protectora y un recordatorio de la gran contribución que los soldados judíos de ANZAC hicieron a la vitoria de la Primera Guerra Mundial. El rabino Dan Lieberman, sucesor del rabino Friedman, luce con orgullo las medallas de su abuelo, incluido el Premio de la Reina a la Gallardía y la Valentía, y su hijo Eli sostiene la preciada Torá; el legado de sacrificio y coraje resuena a través de generaciones.

Desde las batallas de antaño hasta los defensores actuales de nuestra valiosa libertad, la historia de la Torá ANZAC encarna el espíritu perdurable del heroísmo judío. Es testigo de la valentía de los soldados judíos del pasado y del presente; desde guerreros antiguos hasta defensores modernos; desde Josué, pasando por los Jueces y Reyes de Israel, hasta los Macabeos y los valientes luchadores de Bar-Kojba; a los combatientes judíos en varios ejércitos en todo el mundo hasta que, finalmente, volvemos a tener un ejército propio. Su objetivo siempre ha sido estar unidos en su compromiso de proteger a nuestro pueblo y buscar la paz.

Expresamos nuestra profunda gratitud a las generaciones de luchadores y héroes que nos precedieron por su contribución a la paz mundial. Dieron su mañana por nuestro hoy.

Saludamos a cada uno de ellos: los que han hecho el máximo sacrificio, los que han resultado heridos y los que siguen poniéndose en la línea de fuego para proteger a nuestro pueblo.

Que el mérito de la Torá ANZAC y todas las innumerables oraciones en todo el mundo mantengan a nuestros soldados a salvo y les brinden éxito rápida y permanentemente, y que su coraje continúe inspirándonos y guiándonos hacia un futuro de paz y prosperidad.

El autor es rabino y médico residente en Netanya, y cofundador del judaísmo inspirador Techelet.

Artículo de Jonathan Lieberman publicado en The Jerusalem Post.

Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío