Este es el cuadro que nos dejó el reciente festejo del nacimiento de Israel como Estado democrático e independiente. De un lado breves y áridos actos gubernamentales que apenas contaron con la participación de Netanyahu; y del otro, multitudinarias reuniones que durante largas horas unieron a las familias que reclaman la inmediata liberación de los rehenes en brazos del Hamás.
Los primeros se limitaron a una rutinaria evocación de iniciativas y esfuerzos que en el pasado modelaron la historia nacional; en contraste, los últimos prefirieron señalar que sin el regreso de los secuestrados no hay lugar para un auténtico júbilo.
La reiterada ausencia de Netanyahu en los principales actos públicos, desde el concurso bíblico al homenaje de israelíes que se distinguieron en acciones en favor de la cultura nacional, reveló su acentuada marginalidad de sucesos que hoy informan el hacer nacional.
Un marcado contrapunto que apenas tranquiliza nuestras noches y días, y revela una vez más que la supervivencia personal y política es hoy el principal imperativo de Bibi.
Una conducta que lo aleja no solo de nuestras inquietudes y aspiraciones; también de personajes y países que nos han extendido hasta aquí un indeclinable apoyo.
Prolongar sin horizontes el conflicto militar en Gaza y en el Líbano y la prédica de una completa victoria es condición de su supervivencia política.
Los costos en vidas humanas y el continuo emplazamiento de la población cercana a Líbano en estrechos refugios apenas le inquieta. La victoria absoluta es su excluyente imperativo.
En un indispensable y valiente acto el ministro Gallant señaló en días recientes que la victoria militar y el retorno de los rehenes son metas ineludibles en la presente acción militar. Y agregó que la inserción de los jóvenes ortodoxos en la diversificada actividad militar es un imperativo insoslayable.
Por otra parte, el destino de la Franja debe ser resuelto por sus propios habitantes con la cooperación de egipcios y palestinos y sin la intervención de algún factor israelí.
Actitud opuesta a la del binomio Smotrich-Ben Gvir que pretende recolonizar a un territorio del cual fueron en justicia expulsados por el gobierno de Sharón en 2005.
Actividades que en conjunto deben unirse con el fortalecimiento del nexo de Israel con Jordania y Arabia Saudita en el marco regional en un constructivo acuerdo con los principales países de Occidente.
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