Más de 200 días de terror, zozobra, obscuridad, llanto, impotencia e indiferencia de la ONU y la Comunidad Internacional han sufrido los rehenes de Israel en manos de los sanguinarios terroristas de Hamás.
Desde el fatídico 7 de octubre decenas de bebés, niños, jóvenes, adultos, ancianas han sido privados de su libertad y están literalmente en las garras de los que piensan que el pueblo de Israel no debe existir. Esas personas árabes gazaties, a quienes carcome el alma el ver prosperar a sus vecinos, vieron la oportunidad de tener un enorme tesoro, torturando a familias con el botín de sus seres queridos.
Los depositarios del Libro Divino valoran la vida de cada uno de sus congéneres, por ello buscan solitariamente, por todos los medios, rescatarlos. Mientras más pasa el tiempo se agudiza la angustia de los familiares de los secuestrados.
En el mundo entero, pocos se solidarizan ante tal barbarie y como si fuera una obra del “Teatro de lo Absurdo” muchos arremeten su odio ante la legitima defensa de Israel contra los verdaderos criminales de guerra.
Pero Israel no está sólo ya que muchas organizaciones cristianas en todo el mundo han manifestado apoyo irrestricto a la nación amada de Israel.
De esta manera la Embajada Cristiana Internacional Jerusalén en México por medio del que esto suscribe y en compañía de otros buenos amigos del Pueblo del Libro presentó un escrito ante el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para respetuosamente exigir la gestión inmediata para liberar a los secuestrados de Israel.
La Carta de la ONU y la Declaración Internacional de los Derechos Humanos mandata, claramente, la protección de los derechos humanos, pero la indiferencia de dicho organismo y su director Volker Türk es el colmo de la ignominia.
Un agente de seguridad recibió el escrito para el acusé de recibido mientras, por las calles de Polanco, ondeamos la distinguida bandera con el escudo de David y exhibimos carteles, con los que, aún en estos días sombríos, celebramos los 76 años de vida independiente del Estado judío.
Unos carteles decían:
From the river
to the sea,
Israel’s great
don’t you see?
Después salió el agente de seguridad, algo molesto, para devolver el documento sellado.
La indiferencia del mundo y la ONU debe ser contrarrestada con acciones.
Por ello, la Embajada Cristiana “por amor a Sion”, no guardará silencio.
Reproducción autorizada con la mención siguiente: ©EnlaceJudío
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