El 7 de octubre, se llevó a cabo uno de los ataques considerados de los más sangrientos de la historia. El grupo terrorista Hamás llevó a cabo un ataque masivo contra los ciudadanos israelíes, donde mas de 1200 ciudadanos perdieron la vida y 250 civiles fueron tomados como rehenes, entre ellos ancianos y niños, privándolos de su libertad.
El conflicto resultante de este ataque, la guerra Israel- Hamás, ha causado gran conmoción para la población mundial, en especial para los estudiantes universitarios quienes han realizado gran cantidad de manifestaciones sobre el manejo de la guerra y las repercusiones que éstas han tenido en los civiles.
En los últimos meses, se ha visto un incremento significativo de manifestaciones propalestinas en universidades como Harvard, Columbia y UCLA, las cuales se han ido extendiendo a algunos países de Europa. Muchas de estas protestas han sido de carácter radical y violento: edificios han sido vandalizados y las actividades académicas han sido interrumpidas, esto ha provocado que los campus dejen de ser un lugar seguro para muchas personas, en especial para maestros y alumnos de origen judío.
Existen muchos estudiantes que están participando en manifestaciones con un conocimiento limitado de la historia y los hechos subyacentes. Hay una gran falta de información y de argumentos. A menudo, la manera en la que se involucran se basa más en emociones y solidaridad impulsiva que en una comprensión detallada de los contextos históricos y políticos que están en juego.
La exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, mostró una gran preocupación al respecto destacando que propaganda no es lo mismo que educación. En una entrevista en el show “Morning Joe” de la cadena MSNBC, hizo una fuerte crítica a las protestas señalando que muchos estudiantes ignoran la historia del Medio Oriente, de Estados Unidos y del mundo.
El problema que ha surgido en los campus va mucho mas allá del conflicto territorial entre Israel y Palestina, ya que se ha convertido en una guerra racial e ideológica. La exsecretaria también destacó que el conflicto pudo haber sido resuelto durante la presidencia de su marido Bill Clinton, donde se hizo una propuesta de paz en Camp David para llegar a una solución de dos estados, la cual fue rechazada por Yasser Arafat. Señaló también que, si ésta hubiera sido aceptada, ya habría un estado Palestino desde hace 24 años.
Es importante observar las formas en las que estas manifestaciones se han llevado a cabo en las universidades. Imágenes de Hezbolá y símbolos de Hamás han sido notorios. Incluso han llegado a derribar la bandera de Estados Unidos reemplazándola por la de Palestina. La instalación de carpas y carteles también requiere de recursos económicos, lo cual lleva a pensar que individuos o organizaciones financian estas manifestaciones.
Los jóvenes representan a la población más vulnerable y podemos ver como están siendo manipulados a través de distintas formas de propaganda como videos circulando en redes llamando a una revolución social para cambiar el sistema de los Estados Unidos. Afirmaciones repetidas, generalizaciones apresuradas y propaganda de odio están circulando en las redes sociales más populares.
El presidente Joe Biden ha mantenido una respuesta débil ante la situación, revelando una falta de firmeza y decisión. Ha mostrado una mayor preocupación por las próximas elecciones que por lo que está sucediendo.
La situación que se está generando en los campus universitarios, ha provocado una gran preocupación en la población. Esta creciente inquietud se refleja en el temor y la ansiedad de los judíos involucrados, quienes sienten que sus necesidades y derechos no están siendo adecuadamente protegidos.
El presidente de Israel, Isaac Herzog, ofreció apoyo a estudiantes judíos. También emitió un comunicado: “Estamos viendo instituciones académicas prominentes, salones de historia y educación, contaminados por el odio y el antisemitismo, alimentados por la arrogancia y la ignorancia”.
Los jóvenes son el futuro de nuestra sociedad, y es vital que se informen adecuadamente para no repetir las atrocidades del pasado. Un conocimiento sólido de la historia y de los hechos, es esencial para que puedan tomar decisiones informadas y construir un mundo más justo y pacífico.
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