Elías Nahmad Sitton Z”L (1948-2024): escritor, editor y humanista

Le dio un sorbo más a su café mientras su cigarro se consumía en el cenicero. Afuera, en la ciudad, ya se percibía el caos matutino de todos los días, ambientado con el claxon de los automovilistas impacientes. Para Elías, el tiempo viajaba a otro ritmo y pasarían varias hojas del libro que ya había releído varias veces antes de que se levantara a iniciar su jornada laboral, abordando como un ciudadano común, el transporte que lo llevaría a hacer sus pendientes del día.

Contemplativo, analiza visualmente a su alrededor para descubrir detalles que para otros pasan totalmente desapercibidos o simplemente parecen insignificantes en los árboles, las aves, las personas y sus mascotas. Siempre llevaba puesta una vida sencilla pero llena de significado; no le interesaba vestir los colores de la arrogancia, la superficialidad o los últimos avances tecnológicos y aún así se sentía feliz.

Nació en la Ciudad de México el 29 de noviembre de 1948; fue el octavo hijo de 10 hermanas y hermanos de Alicia Sitton y Marcos Nahmad. Como varias familias judías alepinas, Elías y sus hermanos crecieron en las escuelas públicas y los parques de la colonia Hipódromo Condesa.

De acuerdo con testimonios de los que lo conocieron cuando era niño, Elías era un chavo tímido pero buena onda. Desde chico, le interesaron las artes, en particular la música clásica y la literatura. Sin embargo, estas no eran carreras que estaban ‘en consideración para un joven judío’ y por presiones sociales y/o familiares los primeros años de estudios universitarios los llevó a cabo en las carreras de Medicina y Psicología de la UNAM, pero eventualmente las abandonaría porque ninguna representaba su verdadera vocación.

Después de 3 años de indecisión, se cambió a la carrera de Letras Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y hasta tuvo la oportunidad de irse un año a estudiar en Buenos Aires. Las presiones económicas lo obligaron a abandonar sus estudios, pero afortunadamente no la literatura.

Fue un guerrero silencioso y un sobreviviente de las exigencias de un sistema social vacío y materialista. En 1991, publicó su primer libro de cuentos cortos intitulado Relatos de un Espejo. A este le siguieron las obras Ciudad Interior, En el Centro de la Nada Habita el Ojo, Cuerpos Silentes y Vendaval de Poemas; estos últimos dos de poesía. A finales de los 90s fundó la Editorial Letras Vivas que tradujo y publicó libros accesibles al público latinoamericano de grandes escritores contemporáneos como Rilke, Rimbaud, Baudellaire, Pessoa, Bukowski, antologías de poetas checos, alemanes, franceses, entre muchos otros.

Además, la editorial apoyó a escritores mexicanos jóvenes a publicar su primer libro. Recordaremos a Elías como un humanista, un idealista de los valores del arte y la cultura, un defensor de la justicia, pero sobre todo, como un ser humano sonriente y pleno. Su legado vive y vivirá por siempre en sus lectores, colaboradores, amigos y por supuesto, su familia: su esposa Clara; sus hijos Marcos, Alice y Samy; sus hermanas/os: Salomón, Emilia, Lalo, ‘Güera’ y Toyi; y sus nietas/os: Ivonne, las Orly’s, Jessy, Eli, Shelly, Eliahu, Moshe y Shlomo.

El siguiente es un texto – hasta donde sabemos, inédito – de Elías Nahmad Sittón Z”L en el que destaca su visión y apreciación por la literatura. Sirva este como homenaje eterno a su pensamiento, a su lucha interna y a su amor por las letras:

“Creo que la hora de las acciones puras ha llegado a nuestro encuentro. Cada época, cada tiempo, tiene su momento y este es el momento en que nos toca compartir y hacer renacer un horizonte de esperanza para los que creemos que habrá un nuevo renacimiento. Llamo “acciones puras” a la labor artística desinteresada, libre, donde el artista responde con su trabajo para mejorar la condición humana, cuando la política y la economía no han sabido responder a las necesidades del hombre.

Es entonces cuando se inicia el proceso de la reconstrucción, de la revaloración de lo que somos y hacemos, porque eso es lo que nos corresponde como seres creativos: iniciar desde el vacío de las sociedades materialistas y corruptas, de la perversidad y la violencia; gestar un movimiento de creación literaria que pueda reivindicar la condición humana, que pueda contestar a la inoperancia de la economía y la política, y que esta actitud artística llegue al corazón del hombre, sacuda las conciencias y las transforme en actos de belleza donde se pueda gestar el principio de un nuevo renacimiento.

El deber ser del artista, en nuestro caso del literato, es de gran valor para darle fuerza y sentido al verdadero existir. El trabajo del escritor requiere de mucha preparación y dedicación para lograr imprimir en lo creado una fuerza que impulse el renacimiento del verdadero goce y esencia del existir. Creo que el hombre existe para sentir y crear los sentidos más trascendentales para crear espacios de belleza y trascender su propia brutalidad e irracionalidad“.

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