Hasta donde mi memoria retiene en el curso de algo más de seis décadas como ciudadano israelí y en mis incursiones profesionales en múltiples temas y países me conducen a concluir: nunca antes la democracia en mi país encaró los peligros que hoy se conocen.
Paradójicamente el origen de mi inquietud no fluye de las fuerzas militares que en algunas latitudes suelen poner límites a la pública libertad ni de la gravedad de alguna crisis económica que agrava tensiones inherentes a los sistemas democráticos.
Mi particular inquietud fluye de la torcida e irresponsable conducta de los sectores religiosos ortodoxos en Israel respecto a la defensa del país.
Se recordará que en su despegue como Estado independiente en 1948 el gobierno de Ben Gurión aprobó periódicamente exceptuar del servicio militar obligatorio a 400 jóvenes del sector ortodoxo judío con el propósito
de facilitar el enriquecimiento de las fuentes bíblicas y talmúdicas que sustentan la identidad nacional del país.
En aquel momento este sector constituía apenas el 6 por ciento de la población. Al aproximarse hoy este porcentaje al 20 por ciento el significado y las implicaciones de aquella medida son hoy absolutamente desiguales.
Un cálculo preliminar estima hoy que alrededor de 35 mil jóvenes del sector religioso ortodoxo son anualmente liberados del servicio militar, esto es, la décima parte del total de los efectivos que Israel moviliza en tiempos de bélica tensión con sus vecinos.
Hecho inquietante que el actual gobierno presidido por Benjamín Netanyahu sustancialmente ignora movido por la aspiración de mantenerse en el poder al menos hasta 2026.
El resultado: la creciente minoría ortodoxa continuará gozando de una amplia excepción del servicio militar a pesar de que las tensiones y agresiones en las fronteras del país se multiplican en estos días.
Necesario señalar que en tiempos recientes solo el ministro de Defensa Yoav Gallant votó en contra de esta decisión parlamentaria en favor de la amplia liberación del servicio militar a los sectores ortodoxos, circunstancia que sustancialmente afecta tanto a la defensa como la democracia de nuestro país.
Esta reciente decisión dará lugar a dos probables resultados.
De un lado, la defensa nacional se tornará insostenible cuando nuestro país se vea embarcado, como en estos días, en una larga y sostenida lucha en sus fronteras.
Por el otro, no pocas familias que hoy arriesgan las vidas de sus hijos en la defensa del país podrían reconsiderar la validez y la legitimidad de esta actitud y tomar decisiones que acentuarán su fragilidad.
Inquietantes escenarios que deberían obligar al gobierno de Benjamín Netanyahu a reconsiderar erradas y torcidas decisiones que se tomaron en los últimos tiempos poniendo en graves aprietos tanto a la democracia como al devenir nacional.
Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudío
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