Nasanel y las ofrendas de Israel. La grandeza de la humildad

Enlace Judío / Rab Yaakov Menken – En la lectura de esta semana, aprendemos acerca de las ofrendas inaugurales traídas por los jefes de cada tribu de Israel al Tabernáculo. En primer lugar, la Torá nos explica detalladamente el contenido de la primera ofrenda, traída por Najshón ben Aminodov de la tribu de Yehudá. Luego leemos la ofrenda traída el segundo día por Nesanel ben Tzu’ar de la tribu de Yissachar. Curiosamente, la ofrenda de Nesanel es exactamente la misma que había traído Najshón el día anterior.

¿Por qué su ofrenda era la misma? ¿Y por qué la Torá describe la ofrenda de Nesanel exactamente con el mismo detalle que la de Najshón, cuando podría haber dicho simplemente algo como “así fue también la ofrenda de Nesanel el segundo día”? Estas preguntas adquieren importancia cuando aprendemos que la ofrenda de Eliav ben Heilon de Zvulun del tercer día también es exactamente igual, y sin embargo se describe en la Torá con todo detalle. Lo mismo ocurre con el resto de los doce líderes. Todos son iguales, pero todos están descritos en la Torá en el mismo lenguaje, como si fueran únicos y necesitaran ser explicados.

Rashi observa una pequeña diferencia en la forma en que se describe la ofrenda de Nesanel, el segundo día. La Torá dice dos veces, con respecto a Nesanel, que “él trajo”, mientras que todos los demás días la Torá dice simplemente el día, el líder y su ofrenda. ¿Por qué, únicamente por Nesanel, la Torá añade este detalle aparentemente superfluo, e incluso lo repite?

Rashi explica que las dos menciones de “él trajo” aluden a dos razones para destacar a Nesanel: en primer lugar, la tribu de Yissachar era conocedora de la Torá. Y la segunda diferencia es que fue Nesanel quien dio la sugerencia a todos los demás líderes de dar exactamente esta misma ofrenda.
¿Qué pudo haber pasado el segundo día? Nesanel, conociendo la ofrenda de Najshón, podría haber traído algo diferente. Podría haber intentado añadir algo de valor diferente, hacer una contribución única.

¿Qué habría pasado el tercer día? Eliav también habría intentado aportar una ofrenda que se diferenciara de las anteriores. E inevitablemente esto habría significado, a medida que avanzábamos a través de las doce tribus, que cada una sentiría la obligación de dar no sólo algo diferente, sino algo más, de lo que habían dado sus predecesoras. Al intentar diferenciarse, también tendrían que no sólo mantenerse al día, sino superar lo hecho anteriormente. Se esforzarían por ser más grandes y mejores.

La gran sabiduría de Nesanel fue percibir que esto sucedería, y decidir en su lugar, como una elección consciente, dar precisamente lo que Najshón había dado, ni menos, ni más, ni diferente. En lugar de intentar ser más grande y mejor, se esforzó por lograr la unidad.

Creo que las dos respuestas de Rashi, que explican por qué Nesanel destacaba sin sobresalir, están estrechamente relacionadas. Fue su apego a la Torá lo que le hizo percibir los resultados futuros de sus actos, y no esforzarse por conseguir excesos materiales.

Vivimos en una época en la que la gente siente la necesidad de estar a la altura de los Jones, y de hacerlo mejor, entendiendo por ello más grande. Si el bar mitzvah del vecino contó con un animador, el de mi hijo tendrá una banda de música.

Mientras tanto, nuestros rabinos nos enseñan una y otra vez que el éxito material es efímero y que el dinero no compra la felicidad. La Torá, por supuesto, nos trae la eternidad, pero recuerdo al rabino Yehoshua Bertram de Jerusalén diciendo: “Yo no te hablo del otro mundo, ¡te hablo de cómo ser feliz en este mundo!”.

Y esta es la realidad. Como dicen los Capítulos de los Padres (4:1), “¿quién es feliz? El que está contento con su suerte”. Verdaderamente, ¡tenemos mucho que aprender de Nesanel!

Fuente: Project Genesis