El nuevo Programa de Memoria y Envejecimiento Saludable de la Familia Maxine y Bernard Platzer Lynn ofrece evaluación de riesgos y tácticas preventivas para mantener la salud cerebral.
Cedars-Sinai ha puesto en marcha un programa para ayudar a las personas de 40 años o más que no padecen la enfermedad de Alzheimer pero desean conocer, y reducir, su riesgo de desarrollar la enfermedad.
“Tras varias décadas de investigación, sabemos que la enfermedad de Alzheimer no va a ser fácil de vencer”, afirma el Dr. Zaldy Tan, director del Programa de Memoria y Envejecimiento Saludable de la Familia Maxine y Bernard Platzer Lynn. “No existe ninguna infusión, inyección o píldora mágica que la cure, pero sí hay tácticas para prevenirla o reducir el riesgo de padecerla. Mientras seguimos buscando una solución viable para detener esta enfermedad en su totalidad, la prevención es de suma importancia”.
Se calcula que 6.7 millones de estadounidenses padecen la enfermedad de Alzheimer, de acuerdo con los Institutos Nacionales de la Salud. A medida que los avances en medicina y prevención de enfermedades ayudan a que más personas vivan más tiempo y alcancen la edad -65 años o más- de riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y demencia, el programa de envejecimiento saludable de Cedars-Sinai se centra en la elaboración de perfiles de riesgo personalizados mediante herramientas clínicamente validadas.
Entre los factores de riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer o demencia se incluyen los antecedentes familiares de la enfermedad, un gen denominado APOE4, la diabetes, la hipertensión arterial, la apnea del sueño, un peso poco saludable, antecedentes de lesiones cerebrales traumáticas o traumatismos craneoencefálicos y el aislamiento social.
El programa de Cedars-Sinai está abierto a cualquier persona de 40 a 60 años con al menos dos de estos factores de riesgo, y a cualquier persona de 60 años o más que no presente signos de enfermedad de Alzheimer o demencia pero quiera proteger su salud cerebral.
Antes de su primera visita a la clínica, los pacientes completan un cuestionario que profundiza en su actividad física, dieta, redes sociales, historial de traumas físicos y emocionales y nivel de estudios, entre otras cosas.
Durante la visita clínica, Tan y sus colegas realizan un examen físico y neurológico detallado y pruebas cognitivas. También evalúan la fuerza de agarre de cada paciente, cuántas veces puede sentarse en una silla y levantarse de nuevo sin apoyo en 30 segundos, su nivel de fragilidad y el riesgo de caídas. Algunos pacientes son enviados a casa con dispositivos digitales para medir continuamente la presión arterial, los patrones de sueño y la oxigenación durante el sueño.
“Se trata de cuestiones sobre las que no se pregunta necesariamente en atención primaria, ni siquiera en las consultas generales de neurología”, explica Tan, que también es director médico del Centro Jona Goldrich de Alzheimer y Trastornos de la Memoria y de la Cátedra de Neurología Carmen y Louis Warschaw de Cedars-Sinai. “Utilizamos herramientas clínicamente validadas para evaluar los factores de riesgo y resistencia de cada individuo. Y basándonos en esa información, les enseñamos estrategias para reducir su riesgo y mantener la salud cerebral”.
El equipo incluye un dietista para ayudar a los participantes a mejorar sus hábitos alimentarios, un psicólogo de la salud que ayuda en cuestiones de cambio de conducta como dejar de fumar, especialistas del sueño y un terapeuta ocupacional que ayuda a los participantes a entender cómo funciona su cerebro y ofrece formación cognitiva para mejorar los hábitos de memoria. Los pacientes también pueden ser remitidos a otros especialistas, incluidos los del Smidt Heart Institute del Cedars-Sinai, ya que la salud del cerebro y la del corazón están estrechamente relacionadas, dijo Tan.
“Los estudios demuestran que hasta el 40% de los casos de enfermedad de Alzheimer y demencias relacionadas pueden prevenirse o retrasarse con la orientación clínica adecuada”, dijo la Dra. Nancy L. Sicotte, presidenta del Departamento de Neurología y de la Cátedra de Neurología de la Asociación de Mujeres en Cedars-Sinai. “Lanzamos este programa para ayudar a nuestros pacientes a optimizar su salud cerebral a lo largo de la vida, y también para impulsar la ciencia a través de la investigación traslacional continua.”
Tan señaló que las recomendaciones y referencias son personalizadas y específicas para cada paciente. Comentó que cada persona es diferente, y aunque algunas tienen más áreas que mejorar y otras menos, todas tienen algo.
“Queremos ayudar a la gente a tomar medidas preventivas lo antes posible”, afirmó Tan. “Retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer incluso entre cinco y ocho años equivale a una cura para muchas personas, porque el mayor riesgo se da a partir de los 80 años. Los que retrasan la aparición hasta finales de los 80 podrían evitarla por completo”.
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