El teatro en idish, desde sus inicios hasta nuestros días

Desde sus inicios hasta ahora el teatro en idish ha sido de los bastiones más importantes para la difusión de la cultura judía. Es un espacio abierto a la experimentación y exploración como ningún otro. Lo siguiente es un breve acercamiento a su historia.

Purim Shpils. Los inicios del teatro judío

La industria del entretenimiento ha sido una de las expresiones artísticas más censuradas a lo largo de la historia de la humanidad. La manera en que muchas formas de arte pudieron encontrar expresión fue a través de buscarse su espacio en la liturgia, de tal manera que los rezos y eventos religiosos se volvieron vías para la exploración estética. Así nació la pintura, la música y el teatro sacro.

En el caso judío la música siempre fue bien recibida y las sinagogas rebosaban de jazonim (cantantes) y klesmorim (músicos), igualmente cierta forma de comedia como la producida por los badjonim (una especie de bufón) gozó de la aceptación de las autoridades rabínicas. Sin embargo, el teatro fue censurado duramente desde épocas antiguas. Gracias a los ritos de Baco y a las representaciones sacras griegas, se le asociaba con Avodas Zara (idolatría). Además de que el cambio de personajes, el fingir de los actores tenía un rechazo generalizado, pues se le consideraba como un arte que fomentaba la mentira y el mundo del engaño.

Fue hasta el siglo XIX que este arte empieza a tener presencia entre las comunidades judías de Europa del Este. Todo empezó con Purim. En dicha festividad se celebran los reveses de fortuna, el cambio de identidades y pronto se volvió costumbre disfrazarse, poco después surgieron los purim shpils, que eran obras de teatro en las cuales los actores representaban la historia bíblica, o alguna historia de su invención, a través de un ojo cómico. Tradicionalmente lo hacían las clases bajas para divertir y entretener en sus casas a las clases altas, mismas a las que pedían una remuneración monetaria.

Los purim shpils tuvieron tal aceptación de las comunidades que se convirtieron en una tradición respetada en donde incluso los roles y disfraces se heredaban de padres a hijos y se consideraba una actividad digna. Esto le abrió paso a una forma de producción de teatral más parecida a lo que conocemos hoy en día.

Avrom Goldfadn. “El padre del teatro moderno en idish”

Para mediados del siglo XIX la cultura judía en Europa ya había logrado separarse de lo religioso y empezaba a adquirir una identidad propia desde lo secular. La Hascalá (el movimiento intelectual judío) tuvo su auge en esta época y habían periódicos que a veces publicaban textos en idish y canciones judías. Los judíos también habían empezado a acudir a eventos artísticos fuera de sus comunidades y eran asiduos del teatro polaco, rumano y ruso.

Lentamente empezaron a surgir compañías o directores que trataron de atrapar a la audiencia judía a través de sus creaciones. Uno de los más famosos fue Avrom Goldfadn que es conocido como “el padre del teatro moderno en idish” fundó una de las primeras compañías de teatro judías en Isai, Rumania (1876). Como es descrito por sus contemporáneos sus obras le daban mayor importancia a las canciones que a la obra misma, es más pareciera ser que la obra misma era una escusa para tocar las canciones. Aún así fue famoso en toda Europa del Este, tenía una asistencia masiva a sus representaciones y sus creaciones llegaron hasta América; se siguieron representando hasta más de medio siglo tras sus estrenos. Produjo más de 400 obras.

La compañía de Vilna. El teatro culto

Desde finales del siglo XIX surgió un grupo de intelectuales que veían en el idish el potencial para afianzar la identidad judía y organizar políticamente a las comunidades, abogaban fuertemente por la existencia de una nación judía y luchaban por honrar el pasado histórico que la conformaba. Encontraron que la literatura y el idioma las daba un espacio para expresar con gran profundidad todo aquello que la experiencia judía conlleva. Entre ellos se encontraba el gran crítico literario Y.L. Peretz. Él y otro grupo de escritores vieron en el teatro la posibilidad de acrecentar esa cultura que tanto ansiaban y que le daría una nueva dignidad al judío. Dejaron atrás las melodías pegajosas y las tramas simples, para crear obras complejas que sólo podían ser interpretadas por actores profesionales. Así es como nació el teatro culto en idish.

Si bien hubo varias compañías que surgieron a raíz de está búsqueda y si bien a principios del siglo XX el teatro en idish ya era un género artístico tan popular y reconocido que a lo largo de toda Europa incluso habían teatros únicamente dedicados a la producción de obras en idish, el teatro culto siempre tuvo problemas para ser representado. Los dueños de los espacios no creían que atraerían a la misma cantidad de gente que sus contrapartes. Esto lo empujo a ser primordialmente un teatro experimental.

No por ello bajo su calidad, se crearon obras magníficas que empezaron a formar parte de un canon judío literario en idish. Una de las compañías más importantes fue la compañía de Vilna empezada por Y.L. Peretz que alcanzó su esplendor en épocas de la posguerra, gracias a que las restricciones del tzar sobre el teatro judío se habían relajado.

La Unión Soviética y el Holocausto

Tanto la dictadura de Stalin como el Holocausto fueron sumamente detrimentales para el desarrollo de la vida y la cultura judía. Si bien en un inicio la Revolución Rusa había respetado los derechos de los judíos y había incluso fomentado las producciones culturales con contenido revolucionario, para cuando llega Stalin al poder se busca el aniquilamiento de todas las identidades y entre ellas la judía. El director de la compañía estatal de teatro en idish (Simon Mikhoels) fue asesinado en 1948 y junto con él la mayoría de los intelectuales y artistas que aparecían en sus obras. Fue el fin del teatro idish en Rusia.

En cuanto al Holocausto, los actores, directores, escritores y audiencias que habían generado una industria masiva a lo largo de décadas por toda Europa fueron perseguidos y asesinados. Aún así el teatro en idish se convirtió en una forma de resistencia y siguió siendo representado en algunos guetos y campos de exterminio. Tal es el caso por ejemplo del gueto de Varsovia y el de Lodz.

Hoy

A mediados del siglo pasado cuando la Segunda Guerra Mundial finalizó y varios sobrevivientes regresaron a sus países de origen hubo actores que decidieron abrir nuevamente los teatros que los nazis habían acabado. El más conocido fue el de la familia Kaminski que produjo obras en idish desde 1883 hasta 1968.

También empezaron a producirlo en los países a los que llegaban. Si bien hoy el teatro en idish no es tan masivo como llegó a serlo sigue produciéndose y siendo un bastión de la cultura judía en el mundo.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.