En la elección entre la liberación de rehenes y su supervivencia política, está claro qué piensa elegir el Primer Ministro ■ Las autoridades de defensa temen que la postura de Netanyahu pueda alimentar una escalada en el Líbano ■ Sin un despertar del público no habrá acuerdo y la guerra continuará, y posiblemente escalará en más de un frente.
La última respuesta de Hamás a la propuesta de acuerdo para la liberación de los rehenes y un alto al fuego en Gaza, que llegó a Israel el miércoles, ha desatado una feroz disputa entre el primer ministro Benjamín Netanyahu y las autoridades de defensa.
Los profesionales que se ocupan de la cuestión de los rehenes y desaparecidos, así como el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ven ahora una nueva oportunidad para lograr un avance en las conversaciones. Netanyahu, como se refleja en filtraciones pero también en declaraciones oficiales, no comparte su opinión.
Entre la liberación de los rehenes (aunque a un precio elevado) y su supervivencia política, está claro cuál será su elección. Netanyahu teme el colapso de su alianza con los partidos de extrema derecha, seguido de posibles elecciones anticipadas. Figuras de alto rango de la defensa creen que el resultado probablemente será una oportunidad perdida cuyo precio serán las vidas de más rehenes, la continuación de los combates en la Franja de Gaza y quizás también una escalada adicional con Hezbolá en el Líbano.
Como en casos anteriores, la respuesta de Hamás pudo deducirse antes de que Israel la recibiera en su totalidad, a raíz de filtraciones deliberadas por parte de Israel. El martes, Netanyahu filmó un video urgente en el que discutía con fuentes desconocidas: altos funcionarios de las FDI que fueron citados en The New York Times pidiendo un cese de las hostilidades en Gaza, con el argumento de que el ejército necesita conservar municiones y concentrarse en los preparativos para una posible confrontación más difícil en el norte.
El mensaje del Primer Ministro, que no pondremos fin a la guerra en Gaza, estaba dirigido también al líder de Hamás en Gaza, Yahya Sinwar. Netanyahu adoptó un curso de acción similar varias veces este año, en el momento en que se mencionó una perspectiva de avance.
Como ocurrió en abril, esta semana volvimos a ser testigos de los impresionantes poderes predictivos del profeta Bezalel. El ministro de Finanzas, Smotrich, en un discurso pronunciado en la Conferencia de Economía en Sderot, advirtió el martes que Sinwar de pronto podría responder positivamente a la propuesta de los mediadores “porque está apanicado y comprende que estamos cerca de la victoria”. La advertencia de Smotrich se cumplió al día siguiente, cuando llegó la respuesta de Hamás.
La Oficina del Primer Ministro, siguiendo el patrón conocido de estos meses anteriores, rápidamente se disfrazó de fuente de seguridad de alto nivel y afirmó que no hay nada nuevo en la respuesta de Hamás, que insiste en no permitir que Israel reanude los combates tras la primera fase del acuerdo. Esta fase humanitaria supondría la liberación de mujeres, ancianos, enfermos y heridos entre los rehenes. Inusualmente, esa interpretación provocó una objeción decidida por parte de fuentes de seguridad. Dijeron que la respuesta de Hamás ofrece “algo con lo que trabajar” y pidieron a Israel que no deje pasar la oportunidad.
En el centro de la respuesta de Hamás se encuentra la octava cláusula de la propuesta Biden-Netanyahu, que se formuló en mayo. El desacuerdo hasta ahora se ha centrado en qué cuestiones se abordarán en el periodo de transición entre la fase humanitaria y la última fase del acuerdo, cuando los rehenes restantes (soldados y otros hombres) serán devueltos junto con los cuerpos de los rehenes que fueron asesinados o murieron en el cautiverio de Hamás.
Los palestinos exigieron que durante este periodo solo se discutan los criterios para la liberación de sus prisioneros. Israel, sin embargo, quería que en la propuesta del acuerdo se incluyan otros temas en las negociaciones además de ese asunto.
Se dice que la nueva respuesta de Hamás incluye una genuina flexibilidad en la redacción de esta cláusula. A diferencia de lo que afirma Netanyahu, parece que tampoco impide por completo que Israel reanude las hostilidades en el futuro, si Hamás viola los términos acordados.
Por otro lado, el grupo no está cediendo lo suficiente, desde el punto de vista israelí, a sus demandas de garantías externas de que las FDI no reanudarán los combates, aunque algunos sostienen que este obstáculo puede superarse. Después de cruzar el Rubicón en esta cuestión fundamental, Hamás intentará lograr otras compensaciones en una etapa anterior.
En el centro de sus demandas está la liberación de cientos de prisioneros que ya se encuentran en la primera fase, incluidos unos 150 asesinos (que es aún menos que el número de aquellos que cumplen cadena perpetua y fueron liberados en el acuerdo para la liberación del soldado secuestrado Gilad Shalit, en un acuerdo liderado y aprobado por Netanyahu en 2011).
En una reunión con familiares de rehenes celebrada por Gallant el miércoles por la noche, dijo: “Estamos más cerca que nunca de llegar a un acuerdo”. ¿Cómo se logrará si Netanyahu continúa frustrándolo? La opinión en los círculos del Ministro de Defensa es que, como esa noche en que Netanyahu intentó despedir a Gallant y se vio obligado a retractarse, mucho depende del despertar del público. Si lo que se necesitaba para doblegar la voluntad del Primer Ministro era que cientos de miles de personas salieran a las calles, eso puede ser lo que se necesita una vez más.
Este es el momento de la verdad: sin un despertar del público, no habrá acuerdo y la guerra continuará, y posiblemente escalará, en más de un frente.
Parece que Netanyahu quiere preservar el actual estado de guerra, mientras espera buenas noticias en el ámbito internacional. Un cambio positivo en su punto de vista se dio tras la pésima actuación del presidente de Estados Unidos, Joe Biden en el debate televisado con su rival, Donald Trump, hace una semana. Es posible pasar el tiempo en una guerra interminable hasta una posible victoria de Trump y un cambio de enfoque en Washington hacia la guerra en Medio Oriente. Pero hasta entonces, los rehenes sufrirán y pueden morir.
La respuesta de Hamás ha creado un consenso inusual entre Gallant y los jefes de todas las organizaciones que se ocupan de las negociaciones: las FDI, el Mossad, el servicio de seguridad Shin Bet y el Foro de Familiares de Rehenes y Desaparecidos encabezado por el mayor general (res.) Nitzán Alón. Ellos no ignoran las diferencias de cada lado, pero creen que esta vez se pueden superar.
La conclusión es que nuevamente hay un acuerdo sobre la mesa. Es posible que dentro de unas semanas se pueda llegar a un acuerdo que incluya el regreso de algunos rehenes, junto con un camino acordado para futuras discusiones sobre la liberación del resto. Al mismo tiempo, se podría crear una apertura para negociaciones rápidas sobre un acuerdo en el norte. El camino para persuadir al secretario general de Hezbolá, Hassan Nasrallah, de que deje de disparar pasa por Gaza y un acuerdo de rehenes.
Publicado originalmente en Haaretz
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