La memoria en el judaísmo ¿por qué la Torá nos pide recordar?

Hay una palabra en la Torá que se repite más de 169 veces: “zajor”, quiere decir “recordar”. Se usa en una gran variabilidad de contextos y los depositarios de ese verbo son muy variados. Por ejemplo, se dice que D-os recordó a Rajel y le dio hijos, también se le pide al pueblo de Israel recordar su historia y casi la totalidad de las festividades son una forma de recuerdo. ¿Qué quiere decir recordar y qué implicaciones tiene en la filosofía judía? Tiene muchos vínculos con lo que la palabra memoria implica. Es un tema que rab Sacks Z’’L exploró mucho en sus ensayos, de ellos podemos resaltar la siguientes ideas.

El cáracter vivo de la memoria

Rab Sacks Z”L marca una diferencia entre cómo percibimos la memoria y cómo percibimos la historia. “Historia” nos dice es “his – story” “su historia” algo que le pasó a alguien más, memoria por su lado es “nuestra historia” o “mi historia” algo que directamente nos involucra dentro de un pasado, un presente y un futuro. Es la historia que nos da explicación a ¿quién soy, de dónde vengo y a dónde voy? Nos involucra dentro de un colectivo en el tiempo, nos da un mapa de acción para conocer el mundo que habitamos y actuar en él.

A esto refiere la palabra recordar cuando habla de la memoria personal de cada uno, es una exigencia de verse como parte de la historia de un pueblo y de la historia de la humanidad. Necesariamente debe ser una memoria viva, un recuerdo que nos obligue a actuar y que rija la forma en que vivimos, pues el recordar de la Torá es un recordar práctico en el presente. Hacemos las festividades no sólo por lo que ocurrió a nuestros antepasados, sino también para vivir sus enseñanzas en nuestro presente y en nuestra vida. Cada Pésaj buscamos ver la esclavitud que nos domina y liberarnos de ella nuevamente. Vivimos la memoria como un hilo que teje nuestro pasado con nuestro presente y nuestro futuro. Es un hilo que a la vez une nuestra individualidad con un colectivo.

Memoria como la base del pueblo de Israel

¿Cómo se da esto que describimos? ¿qué quiere decir que el recordar y la memoria incluyen un futuro? Esto se encuentra en el libro de Deuteronomio, en cómo se percibe la constitución del pueblo de Israel y en el qué quiere decir ser parte del mismo.

Aquí rab Sacks Z’’L dirige la pregunta desde un lugar sumamente bello y sabio nos hace ver que la conformación ética de otras culturas o tradiciones se basan en principios universales, pero la de Israel primordialmente en su historia.

“‘Sólo en Israel y en ningún otro lugar, el mandato de recordar se expresa como un imperativo religioso dado a una nación entera’ Las civilizaciones empiezan a morir cuando olvidan. A Isarel se le ordenó nunca olvidar” (Politics of Memory)

Es la memoria la verdadera guardiana de la ética y como tal la única forma de preservar un pasado compartido.

A lo largo de la historia han habido muchos intentos de fundamentar la ética en atributos universales de la humanidad. Algunos, como Immanuel Kant, la basaron en la razón. Otros la basaron en el deber. Bentham la arraigó en las consecuencias (“la mayor felicidad para el mayor número”). David Hume la atribuyó a ciertas emociones básicas: simpatía, empatía, compasión. Adam Smith la basaba en la capacidad de distanciarse de las situaciones y juzgarlas con desapego (“el espectador imparcial”). Cada una tiene sus virtudes, pero ninguna ha demostrado ser infalible.

El judaísmo adoptó, y sigue adoptando, un punto de vista diferente. El guardián de la conciencia es la memoria

Ser parte de Israel significa ser parte del recuerdo de un pueblo que encontró su conformación política, social y espiritual a través de la adversidad y a través de las palabras que D-os le dio. Recordar es escuchar y es entender.

Sorprendentemente, en una religión que contiene 613 mandamientos, no hay ninguna palabra hebrea premoderna que signifique obediencia. El equivalente más cercano -shema- no significa obiediencia, sino más bien oír, escuchar, esforzarse por comprender, interiorizar y responder con hechos. El mismo tono y la textura del Deuteronomio no se dirigen a una obediencia ciega, sino a lo contrario: es un intento sostenido de ayudar al pueblo a entender por qué Dios quiere que se comporte como lo hace, no por Él, sino por ellos.

El Deuteronomio enraíza la ley judía menos en la voluntad arbitraria del Creador que en la historia concreta de la nación y su memoria colectiva.

La Torá entera, bajo esta visión, implica la construcción de una sociedad basada en la justicia, la espiritualidad y la bondad. Las leyes reveladas son la base de esa construcción, el recuerdo es el entendimiento de las mismas y por ende su puesta en práctica. Recordamos el haber sido esclavos en Egipto, porque de esa forma aprendemos a tratar al extranjero entre nosotros.

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Aranza Gleason: Aranza Gleason se define a sí misma como una judía en el exilio. Nació con una raíz dividida como sus poetas favoritos; busca y ama al judaísmo, pero como a los personajes que lee, éste, también se le escapa de las manos. Estudió Lengua y Literatura Inglesa en la UNAM y ha trabajado en Enlace Judío desde el 2017. Le gusta leer, viajar y experimentar el mundo de forma libre.