Continuar sin tregua alguna las operaciones militares de Israel tanto en Gaza como en el sur del Líbano es uno de sus irrefrenables impulsos.
Ciertamente, estas acciones son resultado de un personal imperativo: sobrevivir políticamente sin atender los altos costos de su conducta.
Bien sabe Bibi que la suspensión de estas operaciones bélicas dará lugar a legítimas censuras a su gobierno. Ni la muerte de ciudadanos y soldados ni la forzada desocupación de familias en el norte del país gravitan en sus cálculos.
Conducta que con particular acento también se conoce en Gaza.
Ciertamente, las crecientes protestas públicas aspiran a contener esta actitud, en particular cuando al cabo de nueve meses de la agresión del Hamás, más de 120 israelíes aún son rehenes del grupo terrorista. Situación que acentúa su triste matiz al saberse que no pocas de las jóvenes prisioneras están a punto de dar a luz como resultado de un violento trato.
Ajeno a estas consideraciones, Benjamín Netanyahu pone acento en la estabilidad de su deshilado gobierno y, en particular, en la represión de la contestataria actitud del ministro de Defensa Yoav Gallant.
Francamente objeta la intención de Gallant en favor de insertar en las filas militares a jóvenes apegados a la ortodoxia religiosa que hasta aquí nada han hecho ni hacen en favor de la defensa del país.
Tema que pone en aprietos a la coalición gubernamental hoy controlada por elementos que se oponen a esta actitud.
Ciertamente, si Netanyahu acierta en desalojar a Gallant del gobierno tomarán irrefrenable impulso las tendencias teo-nacionalistas de su gobierno.
Inquietantes escenarios que ganarán particular relieve con el programado aterrizaje de Bibi en Washington.
Cabe suponer que la corona que afecta al presidente Biden y el alto relieve que Trump ha adquirido en el escenario norteamericano facilitarán la postura de Netanyahu en favor de este último.
El sostenido apoyo de Biden a Israel en el curso de décadas y, en particular, en los últimos meses pasará entonces al olvido y, en su lugar, Netanyahu se esforzará en ganar el sólido sostén de Trump, considerando que su retorno a la Casa Blanca es imparable.
Complejo escenario que pone de relieve una vez más el irrefrenable impulso de Bibi al poder.
Ni la muerte de más de 600 soldados y 8 mil heridos en Gaza ni las agonías de los rehenes ni el vaciamiento demográfico de la Galilea le importan. Recuperar las simpatías de Trump es hoy su principal anhelo.
Complejo e inquietante escenario que determinará los futuros del país y nuestra personal suerte.
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