El deleznable y atroz ataque del movimiento terrorista Hamás y la Jihad Islámica a civiles inocentes en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023 – el más grave que sufrió el Estado judío en su historia- que causó conmoción en casi todo el mundo por su perversidad y salvajismo, demuestra palmariamente la demencia y crueldad del extremismo islámico. Irónicamente, al igual que sucedió hace diez años en otra guerra abierta con los mismos protagonistas, en lugar de generarse un repudio generalizado de Occidente al accionar salvaje de Hamás, con su ataque despiadado, hizo despertar de su letargo el más rancio antisemitismo, (expresión acuñada en Alemania en el siglo XIX) siempre latente y agazapado, que aguardaba una oportunidad así, como excusa para canalizar su odio irracional no sólo hacia los israelíes, calumniosamente sindicados como victimarios de los palestinos, sino a los judíos de todo el mundo.
Para los antisemitas recalcitrantes, no valen las aclaraciones, ni es de utilidad argumentar con pruebas irrefutables que los terroristas de Hamás, cuyos miembros glorifican la muerte, al lanzar sus misiles desde hospitales, escuelas, mezquitas y edificios, son los responsables de la muerte de su propia población civil, incluidos niños y mujeres, por utilizarlos perversamente como escudos humanos. Tampoco sirve afirmar que Israel tiene el derecho y la obligación de proteger a sus ciudadanos de la incesante agresión de los terroristas islámicos, como se le admitiría hacer a cualquier país, que no sea judío. El pavoroso y rampante odio hacia los judíos, a los que muchos cristianos todavía consideran nefandos en casi todo el orbe, es de tal magnitud y virulencia como el que se registraba antes de la Segunda Guerra Mundial. Europa y muchos países, no aprendieron de la historia. El aniquilamiento de seis millones de judíos por los nazis, hogaño de manera repugnante cuestionado y puesto en duda por muchos infames negadores del Holocausto, no hizo cesar el atávico odio hacia los judíos, perennes chivos emisarios de la humanidad. Los mayores responsables de instilar la ponzoña antisemita durante dos milenios fueron inicialmente la Iglesia Católica Apostólica Romana y después La Reforma, el Movimiento religioso que a lo largo del siglo XVI se extendió por Europa del norte contra la autoridad papal y concluyó con la escisión de la Iglesia Católica y el nacimiento de las iglesias protestantes. Las Cruzadas, Inquisiciones y pogromos forman parte de una historia oprobiosa que el Vaticano y las iglesias cristianas deberían reconocer y rectificar. “Los judíos son los más indignos de los hombres: Son lascivos, codiciosos, rapaces; pérfidos asesinos de cristianos, adoradores del demonio, su religión es una náusea”. “Los judíos son los odiosos asesinos de Cristo y por la muerte de Dios no hay expiación posible, ni indulgencia ni perdón. Los cristianos jamás podrán cesar de vengarse y los judíos deben vivir en eterna servidumbre”. “Dios siempre odió a los judíos y quienquiera tenga trato con judíos será rechazado el Día del Juicio. Incumbe a todo cristiano odiar a los judíos”. Martín Lutero, el teólogo y fraile católico agustino, que comenzó e impulsó la reforma religiosa en Alemania y de cuyas enseñanzas se inspiró la Reforma protestante, admitía las peores acusaciones contra los judíos. Lutero, que clamaba por la destrucción de su Talmud y sinagogas, en su Shema Hamphoras, se refiere a los judíos como “asesinos rituales, envenenadores de pozos, seres más perversos que el diablo”. “Incendiad sus sinagogas y todo lo que no arda cubrirlo o esparcidlo con lodo, a fin de que nadie alcance a ver jamás ni una piedra o las cenizas… y que de tal manera Dios compruebe que somos cristianos”. Hitler y su vesania, fue una consecuencia lógica de la prédica asquerosa de Lutero. Los niños alemanes desde su más tierna infancia oían en los sermones de sus iglesias y aprendían en la catequesis que los judíos habían matado a Dios. El estigma del judío deicida, inducido por la Iglesia durante siglos, perdura aún hoy en muchas mentes primitivas, a pesar que el extraordinario Papa Juan XXIII durante su papado, confesó con toda humildad que “es injusto acusar a los judíos de deicidas, que si bien los romanos le dieron muerte, fue el mundo entero el que lo negó y el mundo entero el que lo rechazó y fue por el mundo entero que Él quiso morir, Él su redentor”. También hay que resaltar al Papa Juan Pablo II quien llamaba a los judíos “nuestros hermanos mayores”. Fue conmovedor su valiente pedido de perdón al pueblo judío por los errores del cristianismo y por la colocación de un papel escrito que introdujo personalmente en el Muro de los Lamentos, en ocasión de su viaje a Tierra Santa en el año 2.000 como Papa, ya que Karol Wojtyla, en 1965 había visitado Israel, en su carácter de arzobispo de Cracovia.
En el mismo sendero que sus admirables antecesores, está transitando, con escollos y algunas ambivalencias, Francisco, el actual Sumo Pontífice. “Los judíos son los más indignos de los hombres: Son lascivos, codiciosos, rapaces; pérfidos asesinos de cristianos, adoradores del demonio, su religión es una náusea”. “Los judíos son los odiosos asesinos de Cristo y por la muerte de Dios no hay expiación posible, ni indulgencia ni perdón. Los cristianos jamás podrán cesar de vengarse y los judíos deben vivir en eterna servidumbre. “Dios siempre odió a los judíos y quienquiera tenga trato con judíos será rechazado el Día del Juicio. Incumbe a todo cristiano odiar a los judíos”.
Al odio ancestral hacia los judíos por parte de numerosos cristianos, que debieran reflexionar sobre lo expresado por Baruj Espinoza “Dios no puede odiar, tampoco Él castiga”, se le suman contemporáneamente los grupos neo nazis y mucha izquierda obtusa, debido a su sempiterna animosidad a Estados Unidos y su miope visión de creer que el país del norte es manejado por Israel y los judíos.
onar sobre lo expresado por Baruj Espinoza “Dios no puede odiar, tampoco Él castiga”, se le suman contemporáneamente los grupos neo nazis y mucha izquierda obtusa, debido a su sempiterna animosidad a Estados Unidos y su miope visión de creer que el país del norte es manejado por Israel y los judíos. Cuesta comprender al denominado progresismo, devenido en fascismo de izquierda, arreando sus banderas al defender a los terroristas islámicos, que desprecian la democracia y los derechos humanos, lapidan y azotan a las mujeres y ahorcan a los homosexuales. Resulta incomprensible que las principales universidades de EE.UU. y Europa, tomen partido por un grupo terrorista que masacró a hombres, asesinaron mujeres a las que violaron sádicamente, prendieron fuego a bebés, tomaron rehenes y cometieron los crímenes más abyectos. Esa repudiable postura se entiende por la ideología de izquierda nefasta que predomina en profesores y estudiantes y principalmente por la financiación económica dispendiosa desde hace años, de Catar y la República Islámica de Irán que diseminan el antisemitismo y el odio a Israel como miasmas deletéreos.
La presunta preparación intelectual de los estudiantes resulta inevitable parangonarla con la Alemania nazi, reconocida por ser el país más culto de Europa y sin embargo perpetró el genocidio más horrendo de la historia de la humanidad, que tuvo anteriormente uno casi equivalente, al que cometieron los turcos con los armenios. No se puede soslayar el cinismo del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que en un acto pletórico de hipocresía, aprobó el lunes 12 de enero de 2009, una resolución que condenaba a Israel por su ofensiva en la Franja de Gaza, agregando en aquella oportunidad otra mácula a su oprobioso historial. Durante la sesión ante el CDDH de la ONU, el organismo que nuclea a numerosos países que jamás podrían ser miembros y entre otras barbaridades en 2023 postuló a Irán para presidir un foro de Derechos Humanos. La Relatora Francesca Albanese dijo recientemente que considera que hay “motivos razonables” para creer que se ha alcanzado el umbral que indica la comisión del delito de genocidio contra los palestinos como grupo en Gaza. Pidió a los Estados miembros que cumplan con sus obligaciones e impongan un embargo de armas y sanciones a Israel. Espanta que el énfasis de la ONU sea condenar a Israel, el Estado agredido, y no exigir como condición sine qua non, que sean liberados los rehenes que aún continúan cautivos por Hamás. El actual secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, descaradamente maniqueo y antisemita, consecuente con la tradición de la ONU, cooptada por países islámicos y tercermundistas, condenó a fines de mayo de 2024, el ataque de Israel en Rafah y pidió acabar con “este horror” . Ante la posible guerra con Hezbolá, el movimiento terrorista chií, que tiene un ejército poderoso, está armado y financiado por Irán y que forma parte del gobierno de Líbano y viene desde el 8 de octubre de 2023 lanzando misiles y drones desde el País de Los Cedros a territorio israelí, en un indubitable casus belli– sin otra justificación que por solidaridad con Gaza- Guterres advirtió que Líbano puede ser un nuevo Gaza. Verbigracia, en lugar de conminar a Hezbolá a que cese los ataques a territorio israelí, advierte al Estado judío que no responda la agresión que sufre. Corroborando que Europa es predominantemente antisemita, la comunidad judía de Oporto (Portugal) ha dado la voz de alarma por el inminente nombramiento de António Costa, ex primer ministro portugués, como presidente del Consejo Europeo, cargo que asumirá en diciembre. Un artículo firmado por Itamar Eichner en el diario israelí Ynetnews asevera que el presidente entrante de la UE es antisemita y corrupto, según afirman los judíos de Oporto.
La comunidad judía publica un libro que detalla cómo António Costa y miembros de su gobierno atacaron a los judíos, trabajaron para revocar la ley que ofrecía la ciudadanía a los judíos de ascendencia española y escaparon del procesamiento por su corrupción.
La complicidad de la ONU
El incesante flujo de dinero de los países islámicos antes mencionados, se advierte en un sinnúmero de redes sociales, sitios de internet y en “influencers” mercenarios como el músico Roger Waters. Al igual que la mayoría de los organismos que son apéndices o están financiadas por la desprestigiada ONU, un lugar preponderante lo ocupa la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo, organización sindicada como terrorista por Israel, en virtud que parte de su personal participó del ataque del 7 de octubre y en sus escuelas se almacenaban misiles que eran lanzados al país hebreo. El penoso recrudecimiento del antisemitismo en casi todas partes, es acicateado por los islamitas radicalizados, quienes en gran número, por su emigración incontrolada al Viejo Continente cada vez más islamizado, azuzan las violentas manifestaciones contra Israel y los judíos en las principales capitales europeas y del mundo. Prueba irrefutable de este aserto es que en las recientes elecciones en Francia y Gran Bretaña, las multitudes que asistían al triunfo de la izquierda, no portaban banderas nacionales, sino palestinas.
Ofende y mortifica a los judíos, especialmente a los que hemos perdido a familiares en el Holocausto, que se pretenda estigmatizar a Israel con pintadas de la svástica en su bandera o asociarlo con las perversas y crueles prácticas nazis, los mayores verdugos del pueblo judío. Las agresiones y amenazas contra sinagogas y judíos se producen de manera cada vez más asidua y alarmante en EE.UU., París, Londres, Berlín y casi todas las ciudades europeas. La ignorancia y el prejuicio se manifiestan en lugares tan lejanos como Vietnam. Recientemente un comerciante prohibió la entrada a su negocio a una familia judía y les dijo que eran indeseables porque un niño usaba kipá.
La inmigración musulmana en Occidente
La desidia de Occidente en permitir la inmigración indiscriminada de musulmanes que no quieren asimilarse a los países que los cobijan sino conquistarlos, le resultará muy onerosa. En 1966 el presidente argelino Ben Bella aseguró: «Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres». En 2006 el presidente libio, Muamar Gadafi, el dictador y psicópata asesinado por su propio pueblo, profetizó la “victoria musulmana sobre Europa, con las armas propias de los europeos: con el voto”. El mundo debe sacarse el velo de los ojos y comprender, parafraseando a Sartre, que “si el judío no hubiera existido, el antisemitismo lo habría inventado”.
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