Hemos matado al líder de Hamás, Ismail Haniyeh. No lo ha matado Israel. Lo hemos matado nosotros. Lo hemos matado las personas libres, decentes y de buena voluntad. Lo hemos matado con nuestras manos, con las de nuestros hijos y las de nuestros padres y las de todos a quienes queremos y protegemos. Hemos matado al líder de Hamás tal como matamos a Hitler, a los etarras y a Bin Laden. Mírame a la cara: nosotros somos los que matamos a los terroristas que no nos permiten vivir libres y en paz.
Nosotros somos los que primero intentamos pactar con ellos, los que les pusimos todos los medios para que cesaran en su locura asesina. Nosotros somos los que intentamos capturarlos vivos y juzgarlos en un juicio racional, justo y garantista. Pero cuando todo es imposible, cuando la civilización ha agotado sus últimos caminos y la vida continúa sin estar asegurada, y la libertad es un juguete en sus manos, entonces somos, aunque nos pese, porque nos pesa, y mucho, los que los matamos. Vamos a por ellos y los matamos, como está haciendo civilizadamente, justamente, democráticamente, Israel desde el brutal ataque que padeció el pasado mes de octubre.
Querríamos que hubiera otras vías. Querríamos de entrada que no existieran los terroristas. Pero vivimos vidas de imperfección y el mal cabalga la Tierra. No hemos podido evitarlo pese a los enormes esfuerzos realizados. Hemos intentado crear mejores escuelas y grandes universidades y que el conocimiento fuera la divisa de nuestra era. Volvimos verde y fértil vuestra tierra, pero con vosotros volvió a ser el mismo solar de tristeza y desesperanza. La Gracia no llega a todos los rincones, entre otras cosas porque vosotros la expulsáis cuando la veis, como si os avergonzara estar en su presencia. No nos provoca ningún placer vuestro sufrimiento y llevamos décadas trabajando para evitarlo y para que podamos vivir juntos y sin guerras. Os hemos dado recursos, os hemos dado dinero, os hemos dado cultura, os hemos dado trabajo pero vosotros sólo habéis querido matarnos. Odiarnos y matarnos. Y nos habéis obligado a vivir teniendo que defendernos.
Hemos matado al líder de Hamás y lo hemos matado nosotros y lo hemos matado en defensa propia. Porque mientras Hamás exista, y exista el terrorismo islamista, nuestra vida no estará a salvo como aprendimos en las Twin y luego en Atocha, en Bataclan o en Barcelona, entre tantos otros atentados irracionales y fanáticos. Israel no es solo nuestro aliado. Israel es el último soldado en pie luchando por nosotros en la guerra más crucial que la Humanidad ha librado.
Tienes suerte de que Israel no te ve en tus manifestaciones de odio propalestino y de que si te ve no te hace caso, y mientras tú insultas a sus valerosos soldados, ellos se dejan la vida para que tus hijos esta noche puedan volver felices y seguros a casa.
Publicado originalmente en ABC
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