El 7 de octubre 2023, Israel perdió su poder disuasorio. Esta capacidad, crucial para su supervivencia, fue vencida por 3000 salvajes armados hasta los dientes que entraron al territorio israelí y demostraron que podían hacer lo que querían con hombres, mujeres y niños sin ninguna resistencia.
Una dura lección para Israel, que tendrá que producir estrategias para que eso no se repita, pero que ya sabe que nunca más debe confiar en sus enemigos, ni en la solidaridad de sus aliados, ni en la humanidad de la humanidad.
Solo en sus hijos, que son sus soldados, y en la inteligencia militar. El león dormido se despertó y se dio cuenta que no hay descanso, que no hay tregua. Las armas que llevan años amasando Hamás y Hezbolá no eran para ningún otro propósito que no fuera la lucha contra -y la subsecuente destrucción de- la nación judía.
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Salirse de Gaza y dejar entrar a miles de millones de dólares provenientes de Catar no le ganaron a Israel el respeto y la paz con sus vecinos, sino una carnicería despiadada y una guerra que no quería librar.
En una entrevista con Gabriel Ben Tasgal, Francisco Gil White lo expresó sin matices diciendo: “Israel demostró que no es capaz de proteger a los judíos”.
Lejos de estar de acuerdo con esta afirmación, entiendo la lógica de su razonamiento. Israel perdió su poder disuasorio y, sin él, quedó vulnerable ante sus enemigos y en un real peligro existencial.
El 30 de julio 2024, Israel recuperó su poder disuasorio
Al eliminar al líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en pleno Teherán, en una operación de la cual solo hay especulaciones pero que quedará en los libros de historia, Israel recupera su legendario poder.
Pero no solo eliminó a Haniyeh. Fueron eliminados el comandante militar de Hamás, Mohammed Deif en Khan Younis, y el comandante militar de Hezbolá, Fuad Shukr en Beirut.
Recordemos que Israel está haciendo el trabajo sucio que debería de hacer un mundo que desea la paz: deshacerse de líderes terroristas cuyo propósito es hundir el orbe en caos y destrucción.
Israel envió mensajes claros a Hezbolá, Hamás y, lo más importante, a Irán. El mensaje es: seguimos fuertes y no hay lugar al cual no podamos llegar.
El hecho de que Irán no haya podido proteger a un invitado de alto nivel en un evento estatal sugiere al mundo que sus servicios de seguridad están profundamente penetrados por Israel. Esta es una demostración devastadora de la incompetencia de un régimen que depende del terrorismo para sobrevivir.
Las medidas contra Irán, Hezbolá y Hamás también garantizarán a los socios de Israel en el Golfo que tiene la capacidad y la voluntad de actuar en su interés y de infligir golpes humillantes a sus enemigos.
Y para quienes opinan que la decisión de Israel provocó una escalada del conflicto, mencionaremos las palabras de Walter Russell en The Washington Post:
“Podemos esperar que, como ha sucedido tantas veces en el pasado, Hezbolá e Irán limiten sus respuestas a los ataques contra Israel por respeto a su poder”.
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