¿Acaso Israel practica el apartheid? / Desde las calles de Israel, Ricardo Silva

¿A qué se le llama apartheid?

El apartheid fue el sistema de segregación, de rechazo, de discriminación racial en Sudáfrica y Namibia, que se aplicó entre 1948 y 1992. Este método de separación racial consistía en la creación de lugares aislados, perfectamente delimitados para distintos lugares de la vida cotidiana. Estaban incluidos el transporte, las escuelas, los parques, los servicios públicos, las zonas habitacionales. Desde luego,  estaban incluidas las relaciones interpersonales.

El propósito del apartheid era conservar el poder para una minoría blanca que era el 21 % de la población. La presión internacional y los movimientos locales lograron abatir el apartheid.

¿Qué ocurre en Israel?

A lo largo de la carretera 443 que va de Tel Aviv a Jerusalén, por ejemplo, podemos ver varios asentamientos árabes, con sus mezquitas, casas, escuelas, edificios de gobierno. Hay que señalar que no son casa viejas, ni pobres, ni carentes de servicios. Son zonas habitacionales que tienen cubiertas sus necesidades por el gobierno Israelí, al igual que todas las otras ciudades del país.

¿Qué vemos distinto respecto a otros suburbios? Vemos que estas zonas están rodeadas de cercas, alambradas y a veces muros. ¿La razón? Son poblaciones árabes en Judea y Samaria, cuyos habitantes se rehusan a la convivencia con sus vecinos.

Viven de los servicios del Estado Hebreo pero insisten en no reconocerlo.

Dejar a estas zonas árabes sin servicio las condenaría a la inanición e Israel sería culpado, entonces, hay atenderlos con la esperanza de que con el tiempo la situación cambie. Seguramente no todos son extremistas, pero ¿cómo saber lo que pasa en la cabeza de cada uno?

Bajo esta delirante contradicción, durante años de aquí salieron mártires que provocaron destrucción y muerte en Jerusalén.

Arrojaban piedras a los autos en esta carretera. Imaginen una piedra sobre el cristal cuando vas a 100 k/h.

Desde entonces, los pobladores pueden salir con un permiso de trabajo y si no tienen antecedentes penales. Pueden ir a Jerusalén visitar la mezquita, hacer compras y regresar pero bajo control estricto.

Por el contrario ¿qué pasa si un automovilista judío se distrae y cruza la zona de seguridad hacia la línea árabe? Lo más seguro es que no regrese con vida. Ha pasado más de una vez con consecuencias desastrosas.

En estricto sentido, esta separación no es por discriminación, es por seguridad

La prueba son los dos millones de árabes que viven en Israel, son médicos, arquitectos, conductores de autobús, abogados, empelados de servicio y no sufren separación, viven en Tel Aviv, Haifa, Lod, Ramle, tienen sus templos, negocios, casas, sin restricción.

Durante décadas, Israel ha tratado de negociar el fin de su ocupación en Judea y Samaria, que es a su vez sucesora de la ocupación jordana, pero ha sido rechazada por la negativa del mundo árabe y los dirigentes palestinos.

Decir que Israel practica la segregación racial es una calumnia. Israel no practica el apartheid contra los palestinos, ni en el propio Israel, ni en la Gaza controlada por Hamás, ni en la alarmante realidad de Judea y Samaria azuzada por Irán y los patrocinadores del terror para crear destrucción y muerte.

Lamentablemente, las instituciones que vienen de fuera y la prensa que llega sólo unos días, no se hacen el favor de esforzarse en entender, en estudiar el devenir histórico de esta compleja situación.

Vivimos en una época de políticos y periodistas ignorantes y boquiflojos.

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