Mucha gente cree que el judaísmo ha sido un fenómeno histórico abrumadoramente ashkenazí. Nada más lejos de la realidad. La huella genética, cultural y espiritual del judaísmo sefardí está presente en todo el mundo, y sus alcanzas son mayores a lo que tradicionalmente se piensa.
Irving Gatell nos platica cómo fueron las diásporas del judaísmo español y, especialmente, junto con la expansión de la hispanidad, la huella de Sefarad quedó marcada en prácticamente todo el mundo.
Aquí las dos partes de la clase de Irving:
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