Familiares de víctimas del 7 de octubre y habitantes de la región fronteriza de Gaza dijeron este lunes que no asistirán a una ceremonia del gobierno planeada para conmemorar el primer aniversario del 7 de octubre, informó The Times of Israel.
En su lugar, planearán su propio memorial en medio de la ira latente contra el gobierno por no concretar un acuerdo con Hamás que libere a los rehenes.
Al menos 2 familias de rehenes se han negado a permitir que se utilicen los nombres de sus seres queridos en la ceremonia estatal planeada por la ministra de Transporte Miri Regev, quien fue designada recientemente para organizar el evento.
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Expresaron su preocupación de que el evento equivaldría a una propaganda destinada a encubrir la culpabilidad del gobierno.
“No aceptaremos que nuestros seres queridos sean conmemorados en una actuación conmemorativa diseñada y artificial bajo la mirada de políticos cínicos que eluden la responsabilidad”, dijo Jonathan Shamriz a Ynet.
Shamriz, cuyo hermano Alon Shamriz fue uno de los tres rehenes abatidos accidentalmente por soldados de las FDI, está entre los líderes de Kumu, una organización del sur fronterizo israelí que organizará la ceremonia alternativa.
Aparte de la crisis de los rehenes, los residentes del sur y sus aliados con ideas afines han estado furiosos durante los últimos 10 meses por lo que dicen es un abandono por parte del Estado.
Muchos han expresado su enojo por la negativa rotunda del primer ministro Benjamín Netanyahu y otros líderes del gobierno a asumir la responsabilidad o incluso permitir investigaciones sobre los diversos errores que llevaron al ataque de Hamás.
Unas 1.200 personas murieron y 251 fueron tomadas como rehenes durante el ataque, en su mayoría civiles.
Más de 100 rehenes permanecen en Gaza, incluidos los restos de varios que han muerto en cautiverio.
En lugar de cooperar con el evento de Regev, que según se informa fue planeado como un especial de televisión con discursos y segmentos pregrabados, las comunidades fronterizas de Gaza realizarán sus propios homenajes “íntimos y sensibles”, dijo a Haaretz Omri Shifroni, un residente del Kibutz Be’eri que perdió a varios miembros de su familia el 7 de octubre.
El Kibutz Nirim, una de las más de una docena de comunidades destrozadas por el ataque, notificó al gobierno en una misiva el lunes que se negaría a cooperar con la ceremonia.
“En lugar de un servicio conmemorativo estatal, pedimos una comisión estatal de investigación”, dijo el Kibutz Nirim. “Durante un año entero, ni un solo funcionario del gobierno ha venido a Nirim para asumir la responsabilidad, admitir el fracaso y preguntar qué es necesario”.
La carta llegó un día después de que los residentes del Kibutz pidieran la salida de una compañía de producción enviada a Nirim para la ceremonia, informó el Canal 12.
“Las vidas de los miembros del Kibutz y de todos los residentes del Néguev occidental no son una película, y el gobierno de Israel no es una compañía productora”, se lee en la carta.
El líder de la oposición, Yair Lapid, se sumó a quienes rechazaron la ceremonia estatal el lunes y dijo que él también evitaría el monumento estatal a favor de pasar tiempo con las familias de las víctimas de Sderot, el Kibutz Be’eri y Nir Oz.
“La única ceremonia que el gobierno de Netanyahu y sus extremistas pueden y deben celebrar es una ceremonia de renuncia y el anuncio de una comisión estatal de investigación”, agregó.
Según las noticias del Canal 12, una carta pidiendo a Netanyahu que cancele el evento fue firmada por docenas de familias de las víctimas.
“No permitiremos que quienes causaron la masacre más brutal en la historia de la nación organicen un evento de propaganda a expensas de las vidas de nuestros seres queridos”, se lee en la carta, según el canal.
“El evento busca moldear la memoria nacional en un momento en que algunos de nuestros familiares aún están vivos, anhelando la salvación, y mientras los cuerpos de nuestros seres queridos aún yacen en los túneles de Hamás”, agregaron los autores.
A otros también les molestó la perspectiva de realizar un memorial para los familiares que aún viven.
Mor Korngold, hermano del rehén Tal Shoham, dijo al sitio de noticias Walla que “no está marcando nada, mi hermano todavía está allí”.
“Creo que es ridículo”, dijo. “El fracaso ocurrió debido al gobierno, y es ridículo que [el gobierno] celebre la ceremonia”.
Einav Zangauker, madre del rehén Matan Zangauker y una figura relevante en el movimiento por los rehenes, dijo a Haaretz que no permitirá que el nombre y la imagen de su hijo se usen en una ceremonia gubernamental, una semana después de que Yehuda Cohen, padre del rehén Nimrod Cohen, expresara un sentimiento similar.
Zanguaker dijo a Haaretz que permitiría que el gobierno usara el nombre de su hijo solo en una lista de rehenes que serían liberados.
“No en las ceremonias de Miri Regev y no en las ceremonias que la Dirección [de Rehenes] quiera celebrar”, dijo Zanguaker a Haaretz.
El gobierno decidió el domingo designar a Regev para dirigir la ceremonia conmemorativa estatal del 7 de octubre, que se celebrará, inusualmente, en el aniversario gregoriano del ataque en lugar del aniversario del calendario hebreo
La elección de Réguev fue recibida con una reacción inmediata debido al trabajo de la ministra dirigiendo las ceremonias del Día de la Independencia del gobierno.
Algunos la han acusado de utilizar los eventos de alto perfil para recaudar apoyo para Netanyahu. Este año, las familias de los rehenes celebraron su propia ceremonia del Día de la Independencia.
Nili Bar-Sinai, miembro del Kibutz Be’eri que perdió a su esposo Yoram el 7 de octubre, dijo a Haaretz que los planes para que el evento se grabe en lugar de hacerlo frente a una audiencia en vivo se deben a que “este es un gobierno cobarde sin gente, por lo que no están invitando a la gente”.
El gobierno, dijo, está “haciendo el mínimo indispensable e hipócrita, y tiene miedo de que la gente diga lo que piensa”.
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