Tomar decisiones, rab Berel Wein. Parashat Re’e

Rab Berel Wein – Dejando a un lado todos los detalles que a menudo desordenan nuestras vidas, podemos estar de acuerdo en que el tipo de vida que llevamos depende en gran medida de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestra vida. A menudo, estas decisiones se tomaron cuando aún éramos jóvenes e inmaduros. Sin embargo, nos vemos obligados a vivir de acuerdo con esas elecciones y decisiones, de las que ahora, con una mayor experiencia vital a nuestras espaldas, podemos arrepentirnos.

Las elecciones personales, profesionales y de estilo de vida se combinan para formar la historia de nuestras vidas. La lectura de la Torá de esta semana pone de relieve la importancia y las consecuencias de las decisiones que tomamos. Muchas veces tomamos decisiones serias cuando no estamos de humor para ello. Muchas decisiones importantes se toman a la ligera, en un momento dado o bajo la influencia de otros. La presión de grupo es un hecho de la vida, especialmente para los jóvenes, y a menudo, cuando permitimos que otros tomen decisiones por nosotros, al final son muy perjudiciales para nuestro bienestar.

Es simplemente la presión de grupo la que hace que los jóvenes adopten hábitos de vida poco saludables -el tabaquismo es un buen ejemplo de ello- y una vez que el hábito está arraigado en nosotros, es muy difícil romperlo y escapar de sus consecuencias. La vida nos impone a diario la necesidad de tomar decisiones. Las decisiones que tomamos se convierten en la expresión del don del libre albedrío con el que el Señor nos ha dotado. Las elecciones son, por tanto, la forma más elevada de oportunidad humana, así como la más peligrosa y arriesgada de todas las características humanas.

La Torá, en la lectura de esta semana, nos presenta la elección más básica que podemos hacer: la dura elección entre la vida eterna y la muerte misma. A primera vista, esta elección es relativamente sencilla. El instinto de vida en nosotros, como seres humanos, está siempre presente. Sin embargo, somos testigos de que muchas veces los seres humanos toman decisiones contrarias a la vida. Son muchas las distracciones que existen en este mundo, muchas las ideas ilusorias y los falsos profetas que, de alguna manera, se combinan para disuadirnos de elegir la vida. Por eso, la Torá nos anima e incluso nos advierte de que elijamos la vida.

Reconocemos en nuestras oraciones diarias que el Señor implantó en nosotros un alma eterna que puede sostener en nosotros la vida eterna. No debemos desperdiciar este don tan precioso. Por lo tanto, cuando consideramos las opciones que existen ante nosotros con respecto a nuestro comportamiento y actitudes, siempre debemos juzgar el asunto a través del prisma de una elección de vida o muerte. Esto hace que incluso las decisiones más simples y aparentes que tomamos en la vida tengan grandes consecuencias y una importancia duradera.

En efecto, no hay elecciones pequeñas, pues todas tienen consecuencias y efectos posteriores que desconocemos cuando tomamos la decisión. Ver estas decisiones de ese modo puede concedernos la vida. Nos permitirá elegir sabia y cuidadosamente, y dejar que nuestros buenos instintos y nuestra inteligencia humana fundamental controlen nuestras emociones y deseos y nos ayuden a tomar decisiones correctas en la vida.

Fuente: torah.org

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Sefora: Séfora es una mujer adulta con corazón de niña, cree fuertemente en que el único sentido del hombre es ético y como tal tiene una misión en la vida. Quiere recuperar una tradición perdida y agradece a Dios todos los días haber nacido como mujer. Le gustaría llegar a ser excelente ama de casa un día. Recuerda que la raíz de su nombre es hebrea (Tzipora) y quiere decir pájaro, símbolo de la libertad; para ella, el bien más preciado. Ve en el judaísmo una fuente de vida muy valiosa y se acerca a rabinos, escritores y personajes judíos para interpretar su mundo. Busca traducir palabras bellas para que más personas puedan encontrase en este mar.