Vamos a buscar… al diablo / Desde las calles de Israel, Ricardo Silva

La figura de El Satán, comúnmente conocido como el diablo, no aparece en la Torá, es decir en los libros de Moisés, el pentateuco. La serpiente que aparece en el primer libro de la Torah el Bereshit o Génesis, es eso sólo una serpiente con carácter humano. La serpiente es un símbolo. La serpiente, al igual que el hombre, es única en el paraíso y su función es darle la opción al hombre, en este caso a Eva, Javá; elegir la vida o la muerte. La función pedagógica de la najach, la serpiente, es demostrar que el hombre puede ser frágil ante las tentaciones del mundo, que su libre albedrío siempre puede estar a prueba.

La serpiente como símbolo es más antigua que los hebreos. Aparece en Mesopotamia, en Babilonia y en Egipto. La biblia de Moisés utiliza recursos simbolicos y literarios que el receptor de su época conoce.

Por otro lado, es necesario entender que el diablo no aparece en todo el Tanaj o el llamado Antiguo Testamento.

Estudiosos lingüistas coinciden en que diablo proviene del latín diabolus, que a su vez proviene del griego diabolos, que se traduce como “calumniador”. Fue la influencia griega y romana, más de mil años después de entregada la Torá, la que fusiona la imagen de la serpiente y el diablo, con la mitología de otros pueblos como Babilonia.

El diablo adquirió imagen, fama, temor y respeto en la Edad Media, cuando a las personas se les enjuiciaba por sus infracciones. Ante los tormentos y castigos, invariablemente culpaban a la seducción de las brujas o al diablo por los actos cometidos.

El término que sí es hebreo es el de Satán, que en sentido estricto, la traducción es “adversario”. En el primer libro de Samuel 29:4, los filisteos temen llevar a David a la batalla porque creen que él se puede convertir en un satán (traducido “enemigo”). En el primer libro de los Reyes 11:14, EL CREADOR mismo prepara un “satán”, un adversario, contra el rey Salomón.

Existe otra figura en el judaísmo hasatán, es decir “el adversario” con artículo, y aparece sólo dos veces en el Tanaj.

Una es en Zacarías 3 y en los capítulos 1 y 2 de Job. Hasatán o “el satán” es un ser celestial que sirve como fiscal, como testigo de las faltas que el ser humano comete en el mundo.

No es un ser independiente o contrario al Creador, es parte de la relación del hombre y El Señor del universo. Hasatán esta encargado de confundir, siendo la tentación un reto a la capacidad de moderación y autocontrol del hombre.

El juicio de las acciones humanas sucede entre el año nuevo Rosh hashaná y Yom kippur. De acuerdo al recuento de faltas que ha documentado El Satán, es en ese juicio en donde se decide quién vive y quién muere para el próximo año: depende del tamaño de las faltas y la capacidad de reparación de las mismas.

La tradición hebrea afirma que tenemos libertad de elección, el libre albedrío, pero para hacer uso de esa libertad debemos de tener al menos una opción. Robar o no robar, mentir o decir la verdad, ayudar o abandonar al otro. Moderarse o dejarse llevar por el instinto primitivo.

Para crecer, necesitamos elegir: el bien o el mal, la vida o la muerte.

Es responsabilidad del hombre escoger y hacerse cargo de las consecuencias de sus decisiones.

Las opiniones, creencias y puntos de vista expresados por el autor o la autora en los artículos de opinión, y los comentarios en los mismos, no reflejan necesariamente la postura o línea editorial de Enlace Judío. Reproducción autorizada con la mención siguiente: © EnlaceJudío

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