El Partido Laborista británico corre el riesgo de crear una grieta significativa en la relación especial del Reino Unido con los EE. UU. si avanza con una prohibición de ventas de armas a Israel, advirtió el ex asesor de seguridad nacional de Donald Trump, según un informe del jueves en The Guardian.
Robert O’Brien, una figura prominente en el círculo de seguridad de Trump, advirtió que el Reino Unido podría poner en peligro su futuro papel en el proyecto del avión de combate F-35 y enfrentar posibles contra embargos del Congreso de los EE. UU.
El gobierno laborista aún tiene que determinar si suspenderá las licencias para las exportaciones de armas a Israel debido a las preocupaciones sobre posibles violaciones del derecho internacional humanitario durante el conflicto en Gaza.
En su intervención en el centro de estudios Policy Exchange, O’Brien también pidió al gobierno del Reino Unido que haga todo lo posible para detener la investigación de la Corte Penal Internacional (CPI) sobre Israel. Acusó a la CPI, dirigida por el fiscal británico Karim Khan, de apuntar selectivamente a ciertos líderes, según Israel National News.
O’Brien afirmó, según The Guardian, que si el Reino Unido impusiera un embargo de armas a Israel, “existe la posibilidad de que se produzca una grave ruptura, ya sea con la administración de Harris o la administración de Trump, entre el Reino Unido y los EE. UU. y yo actuaría con mucho cuidado”.
“El F-35 es un proyecto conjunto y seguirá siendo suministrado a Israel independientemente de lo que decida Turquía, el Reino Unido o cualquier otro país. No querríamos ver una situación en la que el Reino Unido ya no sea socio en el proyecto del F-35 u otras plataformas avanzadas debido a un desacertado embargo de armas a Israel”, enfatizó.
“Las consecuencias de un embargo de armas a Israel son algo que el Reino Unido debe considerar seriamente, especialmente cuando Rusia y China representan una amenaza masiva para Occidente”, agregó O’Brien.
Subrayó que Estados Unidos no impondría un embargo de armas a Israel, advirtiendo que cualquier aliado que lo hiciera se enfrentaría a riesgos reales, poniendo potencialmente en peligro sus propias cadenas de suministro y su capacidad de vender productos armamentísticos en Estados Unidos, como los de la firma británica BAE Systems. Advirtió que un embargo de armas probablemente provocaría una acción del Congreso para imponer un contraembargo a las ventas del Reino Unido en Estados Unidos.
El ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, ha indicado anteriormente que no habría una “prohibición general” de las ventas de armas a Israel, pero que “consideraría las cuestiones relacionadas con las armas ofensivas en Gaza”.
Antes de las recientes elecciones británicas, Fabian Hamilton, candidato del Partido Laborista, rompió filas al afirmar que las ventas de armas a Israel y Arabia Saudita se detendrían si el partido tomaba el poder.
El predecesor de Lammy, David Cameron, descartó prohibir las ventas de armas a Israel, diciendo que hacerlo no sería una solución y sólo haría más fuerte a Hamás.
O’Brien también criticó a la CPI como “un verdadero impedimento para la paz en la región”, y condenó la investigación de la corte sobre los líderes israelíes, incluido el primer ministro Benjamin Netanyahu.
“Que la CPI tenga como blanco a los líderes israelíes es una broma… El Reino Unido debería tomar todas las medidas necesarias para cerrarla”, dijo.
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