Justicia, ¡Justicia!

Hoy, al comenzar la nueva semana, llegó la terrible noticia: en los túneles palestinos del terror de Hamás fueron encontrados los cuerpos de seis secuestrados muertos, con evidencia de que su asesinato ocurrió en las últimas 48 horas antes de su hallazgo.

MARCOS JALIF

Entre los asesinados estaba Hersh Goldberg Polin, un joven de 23 años que fue capturado en el festival Nova en Reim. Hersh, en vida, era un símbolo de esperanza y del esfuerzo de la sociedad civil, encabezada por los padres de este joven, para lograr un acuerdo que liberara a los secuestrados por los palestinos liderados por Hamás.

Hersh, muerto, se ha convertido en el símbolo de la incapacidad del gobierno, encabezado por Benjamín Netanyahu y secundado por auténticos esbirros como Itamar Ben Gvir y Betzalel Smotrich, de preocuparse por los secuestrados, ya que no representaban un capital político.

Netanyahu argumenta sobre el control del corredor de Filadelfia. ¡Qué político más desalmado! ¿Acaso no sabía antes del siete de octubre del año pasado lo que estaba ocurriendo ahí?

Hersh, muerto, también simboliza el hipócrita discurso de demócratas y republicanos que han usado esta guerra básicamente para capitalizar sus campañas electorales. Representa también a lo peor de la izquierda sudamericana, encabezada por un guerrillero como Gustavo Petro, quien, en vez de coadyuvar en la búsqueda de soluciones al conflicto, rompió relaciones diplomáticas con Israel, echando más leña al fuego.

A su vez, Hersh representa a los antisemitas que repiten como pericos adiestrados por condicionamiento que hay un genocidio en Gaza. Ellos mismos salieron a las calles de mi ciudad a gritar por otras víctimas,” ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

Pobres hipócritas, ignoran conscientemente que son los palestinos quienes proclaman a los cuatro vientos su intención de acabar con absolutamente todos los judíos del mundo, mientras que se ha demostrado miles de veces que no hay tal genocidio en Gaza.

Hoy lloro junto con la familia de Hersh y con las del resto de los asesinados, pero mis lágrimas no empañan mi vista; al contrario, puedo enfocar mejor a los responsables de mi dolor, así como a sus cómplices.

Sus crímenes no quedarán impunes.

¡Justicia, justicia perseguirás!

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