Ya ha pasado casi un año desde el 7 de octubre 2023, cuando el grupo yihadista Hamas que comanda desde un régimen dictatorial y terrorista la franja de Gaza cometió la barbarie más inhumana y nunca vista en el sur de Israel.
El mundo se sorprendió y lo reportó, pero solo por pocas horas, solo hasta que llegó una nueva noticia, hasta que a cada uno lo rebasó su propia realidad.
Los detalles de la masacre están ampliamente difundidos para aquellos que aún no los conocen o incluso los que lo ignoran.
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Lo que no está disponible es el fondo de este hito en la historia moderna, donde se enfrentan la civilización y los valores actuales vs el peor oscurantismo de la humanidad, inoculado en el Medio Oriente y que me tomó estos meses empezar a descifrar.
A partir de la propaganda que obnubila y deforma la realidad, muchos piensan erradamente que el conflicto es por territorio y crece sin control el odio al judío, el odio irracional, la intolerancia y la falta de empatía.
Esto que inicio desde GAZA, hoy representa para ISRAEL diversos frentes de combate abiertos.
Al parecer la pieza que abre estos frentes es el lugar del odio a lo judío, el odio sin razón, la intolerancia.
Lo que atraviesa hoy la sociedad israelí es inenarrable y los radicales musulmanes ganan terreno imponiendo su verdad única.
Pero cuidado, Porque los radicales musulmanes que comandan al Hamás odian y destruyen a todo lo que no sea idéntico a ellos, hoy allá y sin duda alguna, mañana aquí.
En México, del otro lado del mundo, me cimbran las desapariciones, los decapitados, los miles de muertos a manos de organizaciones criminales a las que pareciéramos estarnos acostumbrando.
Estadísticas cotidianas que deberían de obligarnos a gritar: ¡Basta!
Al mismo tiempo, me sorprende que de forma cada vez más creciente se multiplica la propaganda antisemita y anti-israelí: “Desde el río al mar” y barbaridades como “genocidio” para referirse a Israel.
Esos mismos que hoy vociferan por una supuesta “defensa del pueblo palestino”, no levantaron su voz cuando miles de palestinos fueron asesinados durante la guerra civil de Siria, o cuando Libia, Jordania o Egipto les cerraron las puertas. Me pregunto: ¿por qué sólo se pronuncian cuando Israel está involucrado? ¿Por qué se genera tanto odio y antisemitismo?
La respuesta quizá tiene que ver con dos temas, primero el prejuicio al judío y segundo, pero no menos importante con la parcialidad de organizaciones como la ONU, Unicef, Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras que se han olvidado de la ética o la justicia que les dieron sentido.
A los progresistas y a las feministas, inclusive, dejó de importarles que el Me Too fuera para todas.
La pregunta es: ¿porque solo la realidad de Israel genera consecuencias que alteran por completo el orden mundial?
Fácil de responder, porque existe a quien señalar, al judío.
El silencio ensordece.
Que se normalicen la violencia y el sadismo no está bien.
Convertir a los desaparecidos en estadísticas no está bien.
Ignorar los crímenes sexuales que cometió Hamás es una perversión.
Duele el mutismo colectivo ante los secuestrados, unlamentable error social.
Perder la capacidad de asombro ante la tragedia y el dolor es inhumano, punto.
El crimen, el secuestro y el terror de los fanáticos islamistas se filtran como humedad en las grietas sociales y trasciende fronteras.
No es lo mismo un ejército que defiende a su población que una horda de salvajes que buscan imponer el terror.
Es fundamental que seamos activos y dejemos de mirar desde lejos lo que pasa, la tarea local es inmensa y en el momento menos esperado el crimen, el secuestro y el terror que se filtran como la humedad en las grietas sociales nos pueden tocar personalmente.
En Israel los pacifistas que vivían a poco metro de la frontera con Gaza, activistas incansables a favor de la reivindicación de los derechos palestinos, fueron los primeros asesinados con brutalidad y sus defendidos resultaron ser los perpetradores y asesinos. Nada importó.
Es urgente desvincularnos de los intereses ajenos a los valorar fundamentales como son; el poder de la verdad, el derecho a la libertad, la importancia de elegir sin imponer, el derecho a existir, la defensa de los valores históricos occidentales, así como enaltecer y apoyar el trabajo que hacen los grupos como las madres buscadoras en México o los soldados en Israel para que todos en todo el mundo, incluyendo México, tengamos pronto un mundo mejor.
Levantar la voz desde México por los desaparecidos, también gritar frente a los crímenes que se cometieron en Israel el 7 de octubre. Son demasiadas injusticias…
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